Llamamiento a los jóvenes de 17 a 20 años a vacunarse contra la meningitis
Salud recomienda la inyección a los adolescentes nacidos entre el 2002 y el 2005 que no la pudieron recibir durante la pandemia
BarcelonaLa pandemia supuso un freno para la actividad sanitaria, que se focalizó en atender la enfermedad que causaba el covid, e impidió, entre otras muchas acciones preventivas, la vacunación contra la meningitis, que se suele inocular en los centros escolares en sexto de primaria y en los centros de atención primaria (CAP) en segundo de ESO. Ahora que el virus no causa estragos en el sistema sanitario, el departamento de Salud ha hecho un llamamiento a los jóvenes nacidos entre el 2002 y el 2005, que en la actualidad tienen entre 17 y 20 años, a vacunarse contra la bacteria meningococo si no lo han podido hacer antes por el monopolio del coronavirus. A través del Consorcio de Educación de Barcelona, la autoridad sanitaria ha pedido a los institutos que den a conocer entre estos alumnos la necesidad de que acudan al CAP para recibir la dosis antimeningocócica.
Aunque la cifra de casos detectada es baja, desde el 2014 ha habido un aumento de afectados por la enfermedad meningocócica causada por los serogrupos C, W e I. Por eso, el 2020 se introdujo un cambio en el calendario y la vacuna que cubre contra el meningococo C a los 12 años fue sustituida por otra que protege contra 4 serogrupos de meningococo (A, C, W e I). Además, se incluyó una dosis adicional en adolescentes de entre 13 y 18 años.
Con esta actualización del calendario, la nueva vacuna antimeningocócica tetravalente (con 4 serogrupos) se ha ido inyectando en centros escolares a los jóvenes de sexto de primaria (11-12 años) y segundo de ESO (13-14 años). "En estos momentos se está tratando de repescar a los nacidos entre el 2002 y el 2005, que tienen que inmunizarse en los CAP", indican fuentes del departamento.
La enfermedad meningocócica es una enfermedad infecciosa grave causada por una bacteria llamada meningococo. Se producen casos durante todo el año, pero de manera más frecuente durante los meses de invierno y primavera. La bacteria puede encontrarse en la garganta de algunas personas sin producir ningún tipo de síntoma, porque desarrollan una protección natural al cabo de unos días, pero pueden transmitirlo a una persona y hacerla enfermar, en algunos casos de manera grave, con secuelas que pueden quedar para toda la vida.
Los síntomas son aparición repentina de fiebre, náuseas y vómitos, cefalea intensa, alteración del estado mental, rigidez de nuca y aversión a la luz por molestia (fotofobia), con la posibilidad de evolucionar rápidamente a un choque séptico (caída de la presión arterial y daño orgánico), sobre todo en la población infantil y en grupos vulnerables.