Día Internacional para la Prevención del Suicidio

Suicidio en la adolescencia: la escuela puede ser un lugar de riesgo pero también de protección

Educación forma profesores y entra en los centros psicoterapeutas para prevenir e intervenir en caso de detectarse conductas suicidas

MartorellSolos y desamparados se sintieron los padres de Pol Gual ante el acoso que sufría en el instituto de la Ràpita donde estudiaba ESO. El chico, que acaba de cumplir 16 años, tiene un trastorno autista leve y una gran dificultad para relacionarse y hacer amigos. Algún compañero se burlaba de él y la mayoría le hacían el vacío. "Un par de meses antes de lo que pasó, estaba triste, diferente, nos decía que se quedaba en la biblioteca", recuerda Joan, el padre. Lo que ocurrió es que un día del pasado invierno, el adolescente llegó a casa y se lanzó por el balcón dejando una nota de despedida en la que lamentaba que los malos son aplaudidos. Milagrosamente, sobrevivió y ahora, medio año después, sus esfuerzos se centran en la recuperación. La vuelta a un nuevo instituto tendrá que esperar y, sin embargo, el padre dice estar “ilusionado”.

El Asperger, como en el caso de Pol, o ser diferente de los demás, sea por la orientación sexual, la raza o el físico, es el origen de muchos de los acosos en la escuela, el bullying, uno de los factores de riesgo que hacen tambalear el equilibrio emocional de los adolescentes. También la máxima expresión de ese dolor, como las conductas autolíticas (lesionarse) o las suicidas, como bien saben las consultas médicas y también el profesorado.

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Si bien en los últimos años, el aumento del malestar emocional ha sido constante, sobre todo entre la población infantil y adolescente, ha sido la pandemia el que ha situado el cuidado de la salud mental en el centro del debate de la sociedad, obligando a las escuelas a prestarle atención. Así, en 2021 el departamento de Educación puso en marcha la Unidad de Apoyo al Alumnado en situación de Violencia (USAV), abierta a toda la comunidad educativa para atender a los casos de cualquier tipo de violencia. En este tiempo, ha atendido a 2.707 situaciones de violencia con una mayoría de víctimas mujeres (1.617). Por tipología, 1.115 lo han sido por acoso y otros 131 por salud mental, 766 por maltrato y 496 por violencia machista.

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Además, ya como una herramienta más específica, en 2022 junto a Salut se ponía a disposición del profesorado la guía para el abordaje de conductas suicidas, que contiene pautas de cómo reaccionar ante un caso, y este año también se ha estrenado el equipo del programa Benestar per estar bé. Este curso se empezará la formación de los llamados coordinadores de la convivencia en el centro, que se suman a los referentes del bienestar. "Son herramientas que acompañan a los centros en la detección y abordaje de los casos para no dejar solos ni víctima, ni profesorado ni familias", explica la directora general del Alumnado, Anna Chillida, que subraya "el cambio de la mirada" dentro de las aulas para hacer frente a ese malestar. En cualquier caso, escuelas e institutos trabajan en red con los centros de salud mental de los más jóvenes (CSMIJ) y el 061, dice Chillida.

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Una encuesta realizada entre estudiantes de 11 a 18 años revela que uno de cada cuatro se ha autolesionado alguna vez y un 43% han pensado que morirse o no despertarse es la mejor opción. La presidenta del asociación NACE, que atiende a víctimas de bullying, Carmen Cabestany, explica que ya en primaria se encuentra criaturas que "se quieren matar" o que años después recuerdan "con la misma rabia y dolor" que ir a la escuela era "ir al infierno". "Se sienten en un túnel sin salida", afirma esta activista.

El papel de la escuela

En seis de cada diez casos atendidos por la USAV (1.651), la violencia se había producido en los centros, muy lejos del ámbito familiar (850), la pareja o las redes. La escuela se convierte en un lugar de "riesgo, pero también de protección", admite Chillida, gracias a todos los planes y programas que en los últimos años se han puesto en marcha. El departamento ha hecho un esfuerzo por simplificar protocolos, formar profesores y para que la salud emocional esté presente de manera “transversal”. Cuando un centro detecta un caso de acoso u otras violencias, entra en juego la USAV, y cuando se enciende la alerta por una conducta autolítica o suicida se activan los equipos de psicoterapeutas.

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Para Glòria Iniesta, maestra de primaria y formadora del APSAS (Asociación para la Prevención del Suicidio y la Atención al Superviviente), el centro es un "lugar privilegiado para detectar los casos y realizar la prevención". Lo comparte Roger Ballescà, coordinador del área de salud mental infantojuvenil del Hospital Sagrat Cor de Martorell y del comité de infancia y adolescencia del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, que destaca que la escuela sustituye hoy "las tareas que antes hacía la familia, los servicios sociales y los sanitarios" . Éste es uno de los puntos más comunes entre los profesores, que se quejan de la suma de tareas extrapedagógicas, a menudo sin más formación que “algunos PDF y correos” que envían los centros o cuelga Educación en su intranet. Ambos expertos coinciden en que lo ideal sería "un cambio social" para suavizar la alta "competitividad" por ser los mejores en el rendimiento académico, deportivo o en la estética personal, señala Ballescà.

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Iniesta se dedica a realizar formaciones y talleres tanto a estudiantes como a profesores. Detecta que cada vez más las tentativas y autolesiones afectan a los más jóvenes, por eso en sexto de primaria ya enseña a gestionar emociones, a regular la rabia o la frustración y que el alumnado aprenda a identificar la baja autoestima, cambios repentinos de humor y el dolor propio. Todo esto puede llegar a exteriorizarse con conductas autolíticas que, si bien no tienen por qué continuar con ideas suicidas, son un “aviso” de que “se ha roto con el miedo al dolor”. Ya a partir de secundaria, se centra en la desesperanza y en los factores de riesgo del suicidio (del aislamiento social a las drogas o dependencia de las pantallas), rompiendo mitos como que la persona que lo intenta es una perdedora. De los dibujos, extrae que los más jóvenes encuentran con sus iguales y en la socialización, fiesta o música un factor de protección. También la entidad Obertament tiene en marcha el programa What's up? en forma de unidades didácticas en toda la ESO para explicar aspectos de la salud mental en diversas asignaturas con el objetivo de desestigmatizar los trastornos.

Comunicación con la familia

En cuanto a la formación del profesorado, Iniesta entiende que es "la clave" para que el suicidio o el malestar mental deje de ser "un tabú, como lo ha dejado de ser la sexualidad". Sin embargo, comparte el análisis del exceso de carga a los docentes y dice que “no todo se puede dejar a la buena voluntad” sino que son necesarios más equipos especializados que agilicen atenciones y seguimientos. "Hablar del suicidio ayuda a prevenirlo", resume Ballescà, para quien es esencial centrarse más en "la prevención primaria", como por ejemplo, hacer entender al alumnado los riesgos de consumir drogas, de la dependencia de las redes, de las relaciones tóxicas para poder estar atentos a las primeras señales y no tanto en la intervención.

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Haciendo un símil con el principio de la extinción de los incendios forestales que establece que los fuegos se apagan en invierno, dice que en los centros hay que "crear condiciones óptimas" para que las criaturas no queden descolgadas de los demás, así que hay que estar atentos a las "primeras señales de humo". Cabestany es muy crítica cuando afirma que Educació "se limita a la intervención en casos de acoso, cuando ya se ha hecho el mal". E Iniesta apunta, como Chillida, que la buena práctica se cierra con la "buena comunicación con la familia" del menor afectado. En este aspecto, Joan Gual explica que en primaria su hijo tuvo algún episodio en el que los compañeros también se reían y le dejaban de lado. Todo terminó cuando la maestra reunió a la clase y explicó lo que le pasaba a Pol. "A partir de entonces, todo fue muy bien, es la diferencia entre intervenir y no hacer nada", concluye.

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Cómo detectar una situación de riesgo (no es una lista infalible)

  • Visión negativa de la vida, reiteraciones de deseo de desaparecer, de no ser una carga
  • Autolesiones, aunque no quiere decir que todas sean por tendencias suicidas
  • Acoso
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Bajo rendimiento escolar, campanas
  • Trastorno mental: depresión, trastorno alimenticio, ansiedad, angustia
  • Baja autoestima
  • Aislamiento social: dejar de lado las amistades, cerrarse, abandonar actividades de ocio
  • Cambios en el ritmo del sueño y la comida
  • Cambios de carácter repentinos: explosiones de rabia
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Teléfonos de ayuda para la salud mental