Bomberos que buscan supervivientes en un falso terremoto en Osona
El equipo EREC se pone a prueba con una práctica de rescate que simula un seísmo en el norte de Pakistán
BarcelonaEl suelo ha temblado y la sacudida se ha esparcido por paredes y techos. Casas convertidas en escombros y algunos de sus habitantes enterrados bajo montañas de arena y piedras. El epicentro del terremoto es el norte de Pakistán, un territorio abrupto de cimas escarpadas donde los rasgos de las milicias enfrentadas forman parte de su paisaje. El primer equipo que ha logrado llegar a una de las zonas afectadas es un grupo de rescatadores turcos, venidos a socorrer allá donde no llegan las autoridades paquistaníes. Plantan el campamento y las primeras informaciones son complicadas: hay víctimas entre los escombros. La normativa internacional, marcada por Naciones Unidas, establece que aquellos rescatadores que llegan primeros a un puesto son los encargados de dirigir el operativo y coordinar los equipos de otros países que vayan llegando.
Llega un grupo de catalanes, formado por bomberos, tanto de la Generalitat como de Barcelona. "Hola, ¿en qué podemos ayudar?", pregunta uno de ellos. Habla en catalán pese a estar en Pakistán y dirigirse a un grupo de turcos. "Sorry?", responde el turco. El catalán sonríe y pasa a hablar en inglés. Sonríe porque enfrente no tiene un rescatador turco, sino un bombero de Barcelona, como él, con el que ha compartido muchos servicios. Tampoco están en Pakistán, aunque el frío gélido que hace esta tarde en la tierra en el país en la Masia de Voltregà, en Osona. Es un simulacro, pero todo el mundo se lo toma muy en serio, hasta el punto de que deben comunicarse en inglés, tal y como han hecho siempre que han ido a ayudar a Haití, Marruecos, Guatemala, Chile o Grecia.una enfermera se ha quedado en la aduana del aeropuerto –el párking de un supermercado– porque no llevaba una vacuna necesaria.
Se llaman EREC (Equipo de Rescate en Emergencias de Catalunya) y es una ONG formada por bomberos, sanitarios especializados y guías caninas que se mueven allá donde hay catástrofes. El simulacro de hoy es tan real que hay personas vivas ocultas en una nave industrial en desuso en la que los organizadores –el supuesto equipo turco– han colocado trampas como muros, piedras y dobles fondos donde se ocultan estos supervivientes.
Es un simulacro, pero entre los integrantes hay nerviosismo. Son diez bomberos y existen al menos trece víctimas detectadas. Hay tensión cuando deben decidir –siempre es el primer paso– qué estructuras están colapsadas y en cuáles pueden entrar con seguridad. Hay inquietud cuando Kraken, un perro adiestrado por detectar a personas vivas atrapadas, salta por un muro, se cuela por una ventana y empieza a ladrar: hay una persona viva. El perro es premiado por el buen trabajo con un obsequio que puede roer. "Lo hace todo para poder morder esto", comenta su guía. Otro perro confirma la presencia de la víctima.
Dudas y tensión
Es de noche y es necesario iluminar la zona con foco. Hay dudas cuando un bombero coge un taladro y empieza a agujerear la pared por donde deben acceder al edificio. Otro bombero se encarga de ir revisando la estructura para que no se caiga. Los organizadores han sacado apoyos y contrapesos para que detecten esas paredes que, si tocan, caen. Hay inquietud cuando la pared no acaba de ceder por completo y hay que insistir con la herramienta. Finalmente, dos rescatadores se adentran en la casa por una pequeña apertura que logran superar gateando. Pocos minutos más tarde, cantan por la emisora una buena noticia y una mala: la buena es que la superviviente está viva; la mala, que lleva en brazos a un bebé muerto. Sacan con delicadeza a la criatura –un muñeco– y llaman a un sanitario para que atienda a la víctima y lleve una camilla.
Todo es tan real que las supuestas víctimas son sanitarios porque de este modo pueden explicar muy bien qué patologías tienen y marcar cómo los rescatadores deben cuidarles. Le ponen oxígeno, lo abrigan y le acomodan en la camilla, que sacan con delicadeza por la apertura. Al otro lado de la casa, el Kraken ladra: hay otro superviviente. Y no ha sido fácil encontrarlo. Esta parte del edificio tiene daños estructurales y puede caer en cualquier momento.
Para poder identificar a la víctima, el Kraken debe subir por una escalera metálica. Es el único perro que lo consigue hacer después de varios intentos, puesto que las patas le resbalan por los agujeros. Su ladrido abre la escena de un nuevo rescate con vida.El guía –y propietario– del animal explica que sus hijos no entienden por qué el perro debe ponerse por los lugares donde los humanos no pueden entrar porque es demasiado peligroso. Le reprochan que a veces exponga al perro a situaciones de riesgo.
El simulacro de hoy ha terminado, pero la noche no se pasa en un hotel con agua y comida caliente: han hecho un campamento junto a la zona cero –concretamente en el campo de fútbol del equipo local– y dormirán en tiendas en una de las noches más frías del año. Mañana tendrán que rescatar a otras dos personas. Por la noche, quizás habrá sorpresas: los organizadores han programado el ataque de una milicia enemiga.