Tráfico

Al día siguiente de un accidente grave de tráfico: "La burocracia se te come en el peor momento"

El programa Invictes, del departamento de Interior, atiende a 72 víctimas durante el primer año de vida

Barcelonaa"Han pasado once años del accidente y sé que en veinte años seguiré necesitando que me acompañen", dice Marina Bosch. Tiene 31 años y la Navidad del 2012 marcó un antes y un después en su vida. "Mi madre me dijo que me quedara en casa", recuerda. Pero estaba el 24 de diciembre en Arbúcies, había quedado con sus amigos y no le hizo caso. Cogieron el coche (ella no conducía) y se dirigieron hacia Blanes por una carretera de curvas. A los pocos kilómetros, el coche resbaló. "Empezamos a dar vueltas de campana. Yo salí disparada por la ventana, aunque iba atada", describe. Por último, impactó contra un árbol. Las secuelas, con varios problemas de movilidad, son de por vida. Esto no significa que no haya podido salir adelante. Sonríe cuando explica que ha tenido una hija y que está casada, pero admite que necesitará que le acompañen y le ayuden casi toda su vida.

Pero su objetivo es ser lo más autónoma posible y por eso tiene ganas de volver a trabajar. En ese momento vital es cuando encontró a Invictes, la iniciativa impulsada por el Servei Català de Trànsit que ayuda a las víctimas de accidentes que han resultado heridas graves. Ahora Invictes cumple un año y Marina ha sido una de las 72 personas atendidas en estos primeros doce meses. A ella, sobre todo, le han ayudado a buscar trabajo (todavía está en proceso) y le han asesorado en temas de movilidad. Por ejemplo, sobre la forma de encontrar los buses a los que puede acceder. Todo ello, cuando hace once años de aquel fatídico 24 de diciembre.

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La Nochebuena también fue fatídica para Josep Maria Esteve, de 35 años. Conducía una moto cerca de su pueblo, Bellver de Cerdanya, y se desmayó. Acabó chocando contra una farola y perdió la movilidad de una pierna. "Invictos me está ayudando a gestionar la discapacidad. En Lleida, las listas de espera son brutales", explica.

"Cuando estás en el hospital no sabes qué te viene encima. Ojalá haber conocido a Invictos cuando pasó todo. Nadie me dijo a donde debía llevarlo después de que saliera del coma o qué gestiones debía hacer". Quien lo cuenta es Albina Pujol, la madre de un chico que sufrió un accidente de tráfico en Cambrils. Él iba de acompañante de un coche que sufrió un accidente a 180 kilómetros por hora y su hijo sufre secuelas cerebrales. "Él quiere salir de fiesta, ir con sus amigos, pero al poco se agota. Está cansado, le molesta la música y me dice que vaya a buscarlo", describe. A ella, Invictes le está ayudando a tramitar la discapacidad del hijo y también le está asesorando en la forma de adaptar la casa.

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La gran mayoría de personas atendidas por Invictes durante este año de vida son hombres (un 70%) jóvenes que llevaban dos años sucediendo el accidente. Es precisamente lo que comenta Albina Pujol: la magnitud del papeleo y las gestiones no llega justo después del accidente, sino cuando pasa un tiempo. También lo describe Albert Carbonell, de la Fundación Privada ECOM, una de las entidades que colabora con Trànsit para ofrecer un servicio que explica cómo "el mundo de la burocracia se te come en tu peor momento vital, y tener un asesoramiento desde un inicio es básico". Él habla con propiedad, porque a los 17 años sufrió un accidente de moto que le dejó en silla de ruedas.

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Un refugio

"Queremos ser un refugio en una situación terrible", ha afirmado el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, quien si bien ha dicho que los datos de accidentalidad de lo que llevamos de 2024 no son malos (se han reducido un 30% los accidentes mortales respecto al mismo período del año pasado), admite que todavía queda mucho trabajo por hacer. Invictos, aunque la valoración de sus usuarios es de un 8,96 sobre 10, también se pone deberes. Sobre todo uno: "Llegar a más personas", tal y como ha afirmado el director de Tráfico, Ramon Lamiel. Más personas "colgadas por la administración". Anna Rentero, a quien un coche atropelló en un paso de peatones y se dio la fuga, dice que se ha sentido así durante mucho tiempo. "Me arrastró cuatro metros y la policía local no hizo nada por localizarle. No me han pagado ni el bastón", critica. Y añade que perdió su trabajo. Invictos le está ayudando con varios trámites, también para pedir la discapacidad, y ella intenta mantener el optimismo: "Tengo a una madre con una discapacidad, ya vendrá el tiempo de llorar".

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La situación de Anna Puiggarí también es complicada. Vive en Molins de Rei con su hija, a la que debe cuidar, llevar a la piscina ya rehabilitación tras sufrir un accidente de tráfico. Su hija tiene un hijo de 15 años y ahora viven separados porque no puede hacerse cargo del menor. Él en Camprodon y ella en Molins. En ese caso, la ayuda de Invictes tiene, sobre todo, un objetivo: "Que pueda volver a Camprodon con su hijo".