Temporal

Sant Pere de Torelló se rehace poco a poco de la "catastrófica" pedrisco

El Ayuntamiento está preocupado por las gestiones con las aseguradoras y la posibilidad de que haya nuevas tormentas

BarcelonaHasta mil viviendas del casco antiguo dañadas. Casi 300 coches con los cristales rotos o abollados. Claraboyas desmenuzadas y destrozos en todos los equipamientos municipales. Restos vegetales y arbustos por el suelo. Éstos son sólo algunos de los desperfectos que el fuerte pedrisco del pasado viernes dejó a su paso por San Pedro de Torelló (Osona). Día a día, el municipio se rehace lentamente. "Estamos desbordados", reconoce en el ARA el alcalde del pueblo, Jordi Fàbrega. "Intentamos dar respuesta a la gente, estar a su lado y agilizar al máximo los trámites", explica, pero admite que tendrán que pasar "meses" hasta que el municipio pueda volver a cierta normalidad.

Justo después de la fuerte granizada, y hasta bien entrada la madrugada del sábado, los Bomberos y la brigada municipal estuvieron retirando restos de tejados que habían caído o que tenían riesgo de desprendimiento. Ahora, asegurados los tejados, la mayoría de los esfuerzos se focalizan en la limpieza y en colocar elementos de protección provisionales en las viviendas y equipamientos afectados. "Todo el mundo está muy atareado. Sacando tejas, tapando los tejados con toldos...", explica Carlos, vecino afectado por la granizada. "Ves que un vecino arregla el tejado, otro limpia, el otro amontona la basura. Da pena ver al pueblo así", coincide Joan, otro vecino.

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La magnitud de los daños ha llevado al consistorio local a solicitar a la Delegación del gobierno español que declare la zona catastrófica para poder acceder a ayudas económicas que faciliten la recuperación del municipio. "Somos conscientes de que es un trámite difícil y que no dan mucho dinero", confiesa Fàbrega: "En todo momento decimos la verdad a la ciudadanía".

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Sin embargo, la principal inquietud del Ayuntamiento es la tramitación de las gestiones con las empresas aseguradoras. "No notamos la agilidad que correspondería en un contexto como éste, en el que todo un pueblo se ha visto afectado. Deberían responder con celeridad, y no siempre es así", lamenta Fàbrega. "Es una cuestión que está generando mucha angustia entre los vecinos", añade. De hecho, el alcalde explica que algunas familias han recibido llamadas de compañías presuntamente estafadoras, y asegura que se está haciendo todo lo posible por asesorarles.

"Todo el mundo está pendiente del seguro. Es una preocupación generalizada", dice Carlos. Y continúa: "Desde la compañía vienen, miran, y te dicen que lo están valorando. Pero ¿qué pasará si vuelve a llover?" Tal y como apunta el vecino –que recuerda que algunas de las piedras que cayeron el viernes "parecían mandarinas"–, la posibilidad de nuevas lluvias preocupa especialmente al municipio. "Ayer hizo nube y cayeron cuatro piedras y yo estaba acojonado. Ya volveremos a tener un bullicio de Dios", manifiesta. "Cada vez que sentimos una tormenta, la gente tiembla. Genera mucho sufrimiento", añade el alcalde.

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La clave, una buena comunicación

Un elemento que se ha convertido en casi imprescindible a lo largo de estos días es el grupo de WhatsApp municipal. A estas alturas están conectadas aproximadamente 1.700 personas, más de la mitad de la población. "Desde el primer momento el alcalde ha ido colgando vídeos donde comparte información de servicio o explica las gestiones que se están haciendo", explica Joan. Por ejemplo, indicaron a los habitantes que dejen la basura causada por la tormenta, como los trozos de teja, el mobiliario o los cristales, en la calle y la clasifiquen para que desde el consistorio puedan recogerla. Pero Fàbrega pide paciencia: "De momento hemos recogido los desechos en cinco camiones y, sin embargo, todavía nos queda más de la mitad pendiente", admite. Joan también lo tiene claro: "La gente ve que la cosa irá por largo".

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El Ayuntamiento también ha otorgado gratuitamente la licencia de obras para "agilizar" el proceso de reparación y se ha reunido con empresas constructoras con el objetivo de "equilibrar los precios". Además, Fàbrega asegura que se han puesto en contacto con la Generalitat "para que les ayude con el tratamiento del fibrocemento", así como con la Diputación de Barcelona en relación con la emergencia de edificios municipales destruidos.

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Quien también se mostró predispuesto a poner las cosas más fáciles a los vecinos es una empresa de parabrisas, que desde un inicio ha ofrecido sus servicios al pueblo. "Se ha instalado en el polígono, en una carpa. Basta con que vayas allí y te cambian el cristal", dice Pere, vecino del municipio. En su caso, las piedras le dañaron la furgoneta y la antena de la televisión y le destrozaron el tejado de uralita del taller. "Los tejados hechos con este material son lo que sobre todo nos preocupa. Retirar al amianto y después tener que hacer un tejado nuevo es un proceso largo y costoso", explica. "Nadie podría imaginar que pudiera ocurrir algo así", añade, consternado.

En total, el Ayuntamiento ha contado hasta mil viviendas del casco antiguo dañadas por los efectos de la granizada, es decir un 95% del total. Se suman los desperfectos a casi 300 coches ya 30 de las 40 empresas de un polígono industrial, así como a todos los equipamientos municipales, incluido el Institut Escola Josep Maria Xandri.