Movilidad

El tiempo por trayecto aumenta un 30% en la zona de bajas emisiones

Los municipios metropolitanos y el AMB quieren que la UE financie con los Next Generation dieciocho proyectos a favor del transporte sostenible

BarcelonaTrayectos más largos. Paradójicamente, las medidas para reducir la contaminación del tránsito rodado han hecho que haya más congestión en la red viaria del área metropolitana y que, por lo tanto, el tiempo que se dedica a los desplazamientos haya aumentado en un 30%. Es decir, para un trayecto que se hacía en 30 minutos, ahora se necesitan 39.

La causa de este incremento no se debe tanto a un aumento de los vehículos en la carretera, sino al hecho de que se han eliminado carriles para coches a favor de la bicicleta, el bus o el peatón, para quien se ha abierto tramos exclusivos o con prioridad. Así que los mismos coches tienen menos espacios por donde transitar. También hay otros motivos más puntuales, como la huelga de Rodalies o la supresión de los peajes, que han hecho que usuarios del transporte público se hayan decidido por el vehículo privado. La congestión ha supuesto que no se hayan reducido los índices de contaminación deseables, tal como marca la Organización Mundial de la Salud, en gran parte porque el transporte ha sido el único sector que ha mantenido al alza las emisiones.

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Sin embargo, el vicepresidente de transporte y movilidad del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), el socialista Antoni Poveda, sostiene que sin la creación de la zona de bajas emisiones (ZBE) en las rondas de Barcelona en enero de 2020, la calidad del aire sería mucho peor, puesto que la política de prohibiciones y de sanciones ha sacado de la carretera el 18% de los vehículos más contaminantes, hasta situarse actualmente en menos del 2%. "El objetivo principal es mejorar la salud de las personas y evitar los efectos del cambio climático", defiende el responsable, hasta la semana pasada alcalde de Sant Joan Despí, que también plantea cuál sería la calidad de aire si no se hubiera blindado el área a los vehículos contaminantes.

Las ZBE son, por ley, obligatorias para los municipios de más de 50.000 habitantes. En el área metropolitana de Barcelona actualmente hay 95 kilómetros cuadrados bajo esta figura ambientalista, y ahora tanto los ayuntamientos como el AMB pretenden aprovechar los fondos Next Generation de la Unión Europea para hacer hasta seis nuevas: en Viladecans, Castelldefels, Sant Boi de Llobregat, Badalona, Santa Coloma de Gramenet y Barcelona. Pero antes de acabar el año –es decir, sin fondos europeos– se añadirá Sant Joan Despí, después de que en mayo se estrenara la de Sant Cugat del Vallès.

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Las demandas de los ayuntamientos metropolitanos para los fondos europeos supondrían una inversión extra de 230 millones de euros, pero la última palabra la tiene el gobierno español, que tiene que decidir a finales de diciembre cuales son los proyectos y las partidas que se asignan. En total, el consejo metropolitano del AMB ha aprobado 19 actuaciones acordadas por los consistorios y el ente supramunicipal para potenciar la movilidad sostenible y reducir la contaminación ambiental. Así, aparte de la ampliación de las ZBE en el ámbito local a lo largo de 2022, también se opta por renovar la flota de autobuses con la compra de 162 vehículos eléctricos nuevos y la promoción del uso de la bicicleta, con la creación de nuevos carriles específicos para las dos ruedas o la adquisición de bicicletas públicas para moverse por toda la zona metropolitana.

El objetivo que marca Bruselas es llegar a la llamada neutralidad climática, es decir, cero emisiones en 2050, pero ya en 2030 se habrán tenido que reducir las emisiones contaminantes en un 55% respecto al año 2019. Cuando entren en vigor todas las ZBE locales, el área metropolitana quedará casi blindada a un transporte privado sin etiqueta medioambiental, augura Poveda: "Será difícil que un vehículo contaminante pueda circular sin ser detectado y multado".