La escalera del Priorat
No es muy difícil captar el espíritu dinámico de la gente del Camp –en el sentido más amplio del término– desde el mismo terreno o repasando su historia. La lista de elementos, hechos y gentes que han hecho cosas sonadas o chaladas desde nuestro país es más que larga. Desde la cima de nuestras montañas hasta los lados más umbríos de nuestros valles y costa.
Este espíritu dinámico e intrépido también lo encontramos en la materialización de la fe. Para muestra, un botón: nuestra cartuja, la de Escaladei, fue la primera de la Península e intervino en la fundación de muchas de las que posteriormente se crearon. No todo el mundo puede decirlo desde la metrópoli de la Hispania Citerior.
La cartuja se fundó en 1194 gracias a la voluntad del rey Alfonso el Casto, con el propósito de fijar un poblamiento en tierras recién conquistadas. Las donaciones y compras que se produjeron posteriormente convirtieron la cartuja en un gran señor feudal, al llegar a poseer un amplio territorio que coincide con el priorato histórico, su comarca y terreno.
A pesar de esta fundación medieval, Escaladei fue uno de los grandes cenobios modernos. Sus grandes estancias, sagrario, claustro, iglesia o celdas de los cartujos fueron concebidas como espacios renacentistas y barrocos. Incluso dentro de sus muros se originó alguno de los movimientos artísticos más destacados del país. Básicamente, gracias al trabajo constante y perfeccionista de algunos frailes como los Juncosa y Miquel Serra.
El desastre que supuso la desamortización para Escaladei –y para los otros grandes monasterios de nuestro país– se ha ido intentando resolver con el trabajo que ha desarrollado la Generalitat de Catalunya desde 1990, cuando los propietarios la cedieron a la administración.
Esta dedicación se ha materializado en grandes obras y reformas de todo el conjunto, pero también con la aplicación a la cartuja de nuevos alicientes. Uno de ellos, quizás el más reciente, es la llegada de los Ojos de la Historia. Una nueva museografía con elementos inmersivos que nos acerca a la realidad cartujana ya algunos de sus frailes. ¿Quizás recuerdan a los Juncosa? Ahora pueden volver a Escaladei a conocer su obra.
¡Ah! Con los Ojos de la Historia no hemos sido los primeros. Esta vez los segundos por detrás del Centro de Interpretación del Arte Rupestre de la Roca de los Moros del Cogul.