Un priorato de piel blanca (I)
"El Priorat es una gran tierra y los blancos tienen una personalidad tan grande como los negros. Es difícil de predecir pero quizás sí que el futuro sea blanco y será bastante diverso, porque hay estilos y perfiles muy diferentes, pero todos son priorados, con un mineral que lo hace salino y largo en boca y una gran capacidad de envejecimiento. Cuando son viejos, son muy especiales". Lo dice el enólogo Joan Sangenís, de la bodega Cal Pla, uno de los históricos de la DOQ Priorat, con viñedos en Porrera. Sede es uno de los blancos más carismáticos de la región, Mas d'en Compte, coupage de garnacha blanca, picapoll blanco y xarel·lo. Se le nota el paso por madera, pero es un clásico que los sumilleres con visión atesoran. "Los blancos tienen alma de tinto, son intensos, singulares y muy gastronómicos. En el Priorat tenemos blancos finos, elaborados a fuego lento: los criamos con inox, botas, ánfora... Lo embotellamos a los 10 meses y el vino va ganando y ganando", comenta el enólogo Albert Jané, con el enólogo Albert Jané, con Ritmo, 2016 y 2023, un monovarietal de viñas viejas y "bonitas" –lo dice en la etiqueta– de garnacha blanca sobre pizarra. Con los años, el vino alcanza una madurez elegante, profunda y equilibrada. "La cariñena blanca hace sonreír al Rocafosca 2024, le da frescura al coupage con garnacha blanca", matiza Gisela Mira, responsable comercial de Costers del Priorat, en el Molar. "Antes la elaborábamos con piedra chimenea, pero la cariñena blanca hace el vino más vibrante. Prevemos que habrá un boom en el Priorat ahora que la normativa lo ampara", afirma. "Hay poco viñedo viejo de variedades blancas, pero se han plantado muchas en los últimos años porque sabemos que el vino es muy bueno y el catálogo de variedades permitidas, amplio", constata Meritxell Pallejà, viticultora y enóloga en Gratallops.
En el 2019 nació Nita Blanc, con garnacha blanca, chenin y viogner. "Hemos construido un priorato que quizás no es lo que pide el mercado pero tenemos algo exclusivo entre manos que debemos conservar y ofrecer a quien lo quiera. Somos una DOQ de categoría que no se puede vender en las modas. Hemos trabajado mucho para mostrar los vinos pueblo a pueblo, finca a finca, para comprender la grandeza de una región y no tenemos las marcas. faltan más hectáreas y que se viertan más recursos", reclama. En Vil·lusionistes, en la Vilella Baixa, dos de los ocho vinos que elaboran son blancos: Equànim es un brisa de garnacha blanca y macabeo. Sergi Siuraneta cuida los viñedos: "Hay sitio, si hay ganas; hay mucho sitio en el Priorat para seguir plantando. Ojalá viniera más gente y tuviéramos un ecosistema más equilibrado entre viña y bosque".