Los tesoros desprotegidos que esconde el fondo marino de Tarragona
En la demarcación se encuentra la única reserva marina de toda Cataluña y una de las praderas más grandes de posidonia
TarragonaLa costa tarraconense goza de muy buena fama internacional por sus playas y también por su gastronomía, pero bajo el agua guarda tesoros casi desconocidos y que hay que proteger. Justo delante de Coma-ruga se encuentra, de hecho, la única Reserva Marina que existe en toda Catalunya (en todo el Estado hay 12). Se trata de la Masía Blanca, un refugio importantísimo para algunas especies en peligro de extinción que ocupa una zona de 457 hectáreas. Este pequeño oasis, protegido desde 1999, "está lleno de vida", según explica Laura Sánchez Vila, bióloga marina de la asociación Oceánicos, que goza de la acreditación estatal para poder organizar visitas con snorkel en esta zona.
"Un día me pareció ver un tiburón, pero cuando me fijé mejor comprobé que era un mero! Era gordo como una persona", recuerda la bióloga. e, incluso, han divisado cinco fuera de la reserva, frente a la playa de Sant Salvador. "La Masía Blanca no es sólo una reserva, es también un conector que llega hasta Torredembarra", explica. seguros vienen a alimentarse oa reproducirse. Además de estas especies, en la Masía Blanca también se pueden encontrar gorgonias, así como coraligen y posidonia, hábitats marinos que permiten que se esconda todo tipo de vida Recientemente, también de Agricultura, Pesca y Alimentación, que es el responsable de su protección, la Masia Blanca es también un espacio rico en bancos de maërl, "unas barras rocosas perpendiculares a la costa de elevada biodiversidad e interés como zona de cría de especies de interés pesquero"
Laura Sánchez explica que las reservas marinas tienen tres patas: la divulgación, de la que se encarga su asociación, que organiza visitas guiadas, así como la vigilancia y señalización, que van a cargo del Estado. Estas dos tareas, según Sánchez, no se realizan correctamente y "son un problema muy grave en mejorar". Según denuncia, un temporal se llevó algunas de las boyas que delimitaban esta zona y desde hace años es imposible garantizar su protección. "Llegamos a ver embarcaciones que estaban ancladas dentro de la reserva y una vez casi me atropella una moto de agua", lamenta esta bióloga.
Más allá de la Masía Blanca, siguiendo hacia el sur por el litoral mediterráneo, la costa tarraconense esconde otro rincón de gran riqueza natural: el litoral meridional tarraconense. Este espacio, a pesar de no tener un nombre tan sugerente como la Masía Blanca, posee también una importancia vital para muchas especies y para la biodiversidad marina. Quien hace mucho que lo estudia, tanto desde la oficina como desde debajo del agua, es Jaume Folch, biólogo y profesor titular del departamento de Bioquímica y Biotecnología de la URV. "El tesoro que tenemos en esta zona especialmente rica son las praderas de posidonia, unos superorganismos insustituibles, algunos de los cuales tienen más de 1.000 años, que capturan el CO2 de manera natural y que también funcionan como ecosistemas donde crían los peces que después compramos en el mercado", explica. El litoral meridional tarraconense comienza en Mont-roig del Camp y sigue hacia el sur hasta llegar a L'Ametlla de Mar. Todo ello es un espacio natural de la red europea de protección Natura 2000 y está considerado. sin embargo, ninguna de estas dos consideraciones implica ningún tipo de protección. "Las amenazas que tenemos son muy importantes, pero no somos conscientes de ello porque es un ecosistema que no conocemos", explica Folch, y pone un ejemplo demoledor: "Hay mucha gente haciendo muchas cosas en el agua; tenemos 30.000 embarcaciones de recreo y un turismo que hace lo que le parece. En septiembre no queda ni un solo pulpo, porque visitantes con bañadores de flores se han llevado todo lo que han querido".
Para Folch, no se trata de prohibir el baño. Parte de la base de que la protección debe permitir otras actividades, pero reclama "un uso racional del espacio, como por ejemplo que no haya anclajes" o que no se haya sobrecorrido.
Folch forma parte del grupo de investigación TecnATox y desde hace años están haciendo inventario de las praderas que existen desde la playa de la Mora (Tarragona) hasta L'Ametlla de Mar, con el objetivo de aportar información suficiente para que las administraciones accedan a proteger esta lengua marina de riqueza. "Les intentamos convencer de que hagan minireservas, algo de salvaguarda", explica. Una parte de la documentación de este tesoro ya se encuentra en su libro El mar de Tarragona, publicado por la URV y con el que se puede apreciar este patrimonio natural de Tarragona.
Uno de los ejemplos positivos que tienen sobre la mesa, y que quieren usar para seducir al resto de ayuntamientos, es lo que ha hecho Cambrils con la playa del Cavet, donde está prohibida toda actividad de pesca, ya sea con caña, arpón o desde las embarcaciones. El grupo de trabajo de Folch ha elaborado diferentes mapas con zonas marinas que habría que proteger y confían en poder convencer a los ayuntamientos, empezando por el de Tarragona, para que imiten el modelo de Cambrils. Estas zonas de protección frente a la costa "serían un buen principio" para garantizar la supervivencia de estos tesoros marinos de Tarragona.
La Sociedad Catalana de Biología en la Catalunya Sud ha organizado un workshop este 24 de abril en el Port de Tarragona con científicos, técnicos, expertos en IA, arquitectos, movimientos sociales y profesionales del entorno de la economía azul para consensuar propuestas de sostenibilidad "para un litoral que está al límite".