El análisis de Antoni Bassas: 'Inmigración e hipocresía'

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Volvemos de un fin de semana largo, a las puertas de las obligaciones sociales y las compras de Navidad, y hoy escucharán que hay encuestas que dicen que los votantes del PP dan más valor a la presidenta de Madrid, Díaz Ayuso, que al presidente del partido, Núñez Feijóo. Pero mientras el día a día marca su agenda inmediata, la corriente de fondo es muy fuerte, tan fuerte que ya está condicionando la agenda inmediata. Y es que estamos asistiendo a un cambio de época. Basta con leer la noticia que abre nuestra portada de hoy:

"La UE avala crear campos de deportación como los de Meloni". El nuevo pacto prevé que cada Estado miembro pueda enviar a un tercer país a los migrantes no deseados y que las personas deportadas se puedan quedar en los campos indefinidamente mientras se evalúa su caso.

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Los países de la Unión aprobaron esta medida con la posición en contra de España, que se quedó bastante sola, con el apoyo parcial de Portugal y Francia, según explica nuestro corresponsal en Bruselas, Gerard Fageda. Como la inmigración es un hecho imparable y numeroso, es necesario destinar muchos esfuerzos a gestionarla. Pero, aparte de que la medida puede ser complicada y cara, fija un precedente muy delicado para un espacio de derechos humanos como es la Unión Europea. Porque te pones a construir campos de deportados y hoy envías a los inmigrantes irregulares y mañana… vete a saber quién acabas enviando. Ya saben lo que siempre hemos afirmado: cualquier cosa que le puedan hacer a una persona nos la pueden hacer a nosotros.

Se puede decir que en Europa no puede venir todo el mundo, que la inmigración puede saturar los servicios públicos, que no tenemos dinero para pagarlo, etc., y hay parte de verdad en esta observación. Como existe en el hecho de que muchos inmigrantes, también los que no tienen papeles, vienen porque alguien de aquí se aprovecha de su trabajo con un salario bajo o en negro. Y a quien tiene este negocio no le importa mucho que el inmigrante sea demandante de techo o ayudas sociales o de sanidad o educación. No vale ir con la pancarta antiinmigración de día y tener una cuidadora extranjera para papá o mamá de noche. No digo que la gestión de la inmigración sea fácil, ni que pueda venir todo el mundo, que ya los integraremos, pero precisamente porque no es fácil los campos de inmigrantes deportados fuera de las fronteras de la UE pero pagados por la UE parecen una solución mágica, más bien destinada a asustar a futuros inmigrantes para que lo piensen dos veces antes. Espóiler: vendrán igual, porque huir del apetito o buscar un futuro mejor es un motor humano imparable.

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Con este movimiento de los campos de inmigrantes deportados, la Unión Europea acaba de darle la razón a Donald Trump. Este fin de semana Estados Unidos ha dado a conocer su nueva estrategia de seguridad nacional, y casi todo gira en torno a la idea de que hay que proteger a EEUU de la invasión de la inmigración irregular. Y que estamos a punto de ver la desaparición de la civilización europea. Y que es necesario ayudar a las fuerzas de extrema derecha que quieren frenar la invasión.

Una voz de la Unión se ha alzado contra este memorando estadounidense, la del presidente del Consejo Europeo, António Costa, que ha visto una especie de nueva confirmación oficial que Estados Unidos quiere debilitar, dividir y si es posible acabar con la UE. En una palabra, que hoy Estados Unidos es menos aliado de Europa que ayer. ¿Por qué lo hace todo esto Estados Unidos? No se pierdan este artículo de la periodista Carme Colomina, experta en Unión Europea, donde escribe:

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"Para la Casa Blanca, el intervencionismo clásico y las injerencias digitales van de la mano. Se permite interferir directamente en el sistema democrático europeo, en una clara alianza entre poder político y poder tecnológico estadounidense. Por eso el secretario de Estado, Marco Rubio, consideraba que la multa de 1 de Elon Musk, por falta de transparencia en la publicidad, «no es sólo un ataque contra X, sino un ataque contra todas las plataformas tecnológicas americanas y el pueblo americano por parte de gobiernos extranjeros». impuestos desde Irlanda o los Países Bajos".

Por división interna, con Putin en un lado y Trump en el otro, la idea de la Unión Europea, nuestro marco legal, aquel que nos da la moneda y parte del pasaporte, se tambalean. Y esa corriente de fondo lo amenaza todo si Europa no decide qué quiere ser.

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Buenos días.