El análisis de Antoni Bassas: 'Trump entra en el cónclave'

05/05/2025
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Hoy Pedro Sánchez se encuentra en Barcelona, ​​en las jornadas del Círculo de Economía. Una semana después, no ofrecerá ninguna explicación del apagón de hoy hace una semana. Permítanme el juego de palabras, pero cuanto más días pasan del apagón menos se apaga, y más se enciende, la preocupación por lo que pasó y por que pueda volver a pasar. El silencio de Sánchez es atronador. Y precisamente por eso, porque fue muy grave (y eso que salimos bien, todos juntos), la atribución de responsabilidades puede tener consecuencias muy importantes: ¿la red no aguantó porque no está preparada para tanta renovable? ¿Y por qué, quién no ha invertido, el estado o las operadoras? ¿Quién es el responsable de pensar y poner en marcha los cortafuegos que eviten una caída del servicio en toda la Península Ibérica? ¿Y que la telefonía móvil se apagara por falta de energía propia? El nivel de sofisticación tecnológica que exige la vida de cada día requiere mucha inversión en mantenimiento. E insisto en la derivada social y política: somos una sociedad resentida, muy proclive a creerse teorías de la conspiración, y cuanto más días pasan sin una explicación, más se abre el mercado para que charlatanes y conspiradores ganen audiencia y votos. España se gastará ahora (nos vamos a gastar) más de 10.000 millones en gasto de defensa. Si quiere defenderse, ¿por qué no comienza por repasar la red eléctrica de arriba abajo? Porque el lunes, en cinco segundos, se detuvieron sesenta millones de personas. Que Sánchez no dijera nada hasta seis horas después es bastante elocuente. Pretender que vamos a parar el golpe con un kit de supervivencia es infantil.

Y esta semana tendremos nuevo papa, muy probablemente. El cónclave, la reunión cerrada con llave, empezará el miércoles, y ese día ya tendremos la primera votación. Uno de los cardenales participantes me escribía hace unos días que "en las congregaciones de estos días se habla de la situación de la Iglesia y del mundo y, en consecuencia, del perfil del papa que está por venir. Pero, sumado y restado, hay un ambiente sereno, tranquilo y fraternal". Las formas serán suaves, pero la elección de un papa es la elección de una dirección de la Iglesia, y existen muchos intereses políticos en juego, por la influencia universal de la Iglesia católica. Miren si no, Donald Trump.

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Las redes sociales oficiales de la Casa Blanca han replicado esta imagen, de Trump vestido como papa. ¿Qué significa esta imagen impropia de un jefe de estado? Trump quiere el foco para él, el foco que estos días tiene el Vaticano. Y quisiera esa capacidad de influencia para él, y quisiera para él el título de vicario de Cristo en la tierra. Trump se disfraza de santo en una nueva prueba de que estamos ante una presidencia peligrosa y chapucera, capaz de todo, también de dar a entender que aquí sólo hay un papa, que es él. Qué asco que da.

Buenos días.