"La aplicación que generará la revolución cuántica quizás todavía no existe"

El físico Oriol Romero-Isart será el nuevo director del ICFO a partir de septiembre

Una nanoesfera de vidrio atrapada con un láser y enfriada hasta casi 273 grados bajo cero. Éste es uno de los objetos de investigación de Oriol Romero-Isart, el experto en óptica cuántica que a partir de septiembre será el nuevo director del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), en sustitución de su fundador y director hasta ahora, Lluís Torner. La idea es que este pedacito de vidrio formado por más de mil millones de átomos alcance los comportamientos cuánticos característicos de las partículas elementales y los átomos.

"No hay precedentes de este comportamiento a estas escalas", explica el investigador. Conseguir comportamientos cuánticos en sistemas grandes –comparados con un átomo– como éste es clave para desarrollar aplicaciones como la comunicación y la computación cuánticas, que pueden superar sus homólogas clásicas en seguridad y velocidad, respectivamente.

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Romero-Isart se doctoró en física en la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​ha trabajado con el físico Ignacio Cirac en el Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Garching (Alemania) y actualmente dirige el grupo de investigación en superposiciones cuánticas macroscópicas en el Instituto de Óptica e Información Cuánticas de Viena, del que también es uno de los dos directores junior. Después de dieciséis años fuera de Catalunya, volverá a encabezar la nueva etapa de uno de los centros de investigación más prestigiosos del país.

Un reto cuántico

Toma el reto "con ilusión" y con la idea de consolidar la cultura que ha hecho del ICFO un centro de excelencia. "No es sólo que el ICFO, desde su creación, se haya puesto en el nivel de los mejores institutos del mundo, sino que tiene potencial de ir mucho más allá", explica. La clave es una característica que "tienen pocos lugares en el mundo" y que consiste en "permitir que un investigador muy exitoso pueda centrarse en la investigación, lo que sirve para atraer y retener talento". "Es muy visionario", asegura.

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El trabajo en óptica cuántica del futuro director del ICFO y actual catedrático de la Universidad de Innsbruck (Austria) ha sido reconocido con galardones como el premio Investigador Novel en Física Teórica que otorgan la Fundación BBVA y la Real Sociedad Española de Física.

Hace tres años su línea de investigación recibió trece millones de euros del European Research Council (ERC) que se están dedicando a la investigación básica en óptica cuántica. Un campo en el que, a juicio del investigador, "Europa fue pionera porque hace años que apostó por la ciencia y las tecnologías cuánticas". Ahora bien, Europa debe competir con Estados Unidos, "que ya tenía una tradición de apostar por la ciencia básica, a la que se ha sumado ahora el sector privado". Y también con algunos países asiáticos, en especial China, "un lugar donde más cuesta saber lo que está pasando, pero donde se está invirtiendo muchísimo".

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Ya hace tiempo que se habla de la revolución de las tecnologías cuánticas, que deben permitir en un futuro un sistema de comunicaciones completamente seguro y unos ordenadores más rápidos y capaces de realizar cálculos que ni siquiera los súperordenadores actuales pueden hacer. "Es muy difícil predecir qué va a pasar porque quizá la aplicación que realmente producirá la revolución todavía no se ha generado", valora Romero-Isart. En cuanto a los ordenadores cuánticos, "hay prototipos muy pequeños que todavía tienen errores y no está muy claro cómo hacerlos mayores y con menos errores para que los cálculos sean de impacto", apunta. Lo que está claro es que "es un ámbito fascinante desde el punto de vista científico".

Una organización exitosa

En este triángulo de ciencia y tecnología cuántica formado por Estados Unidos, Europa y China, "el ICFO está muy arriba, sobre todo a nivel europeo; se sabe que aquí se hace ciencia de calidad", asegura el investigador. A su juicio, "es una organización exitosa que ha hecho algo espectacular que es crecer mucho y crecer muy bien". Otra de las fortalezas que destaca del centro que dirigirá es que ha logrado tener una identidad propia por encima de nombres individuales. El ICFO se conoce como ICFO en todo el mundo y no como el centro en el que trabajan algunos investigadores de éxito.

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Aunque el paso a dirigir un centro de investigación como éste, integrado por 500 personas, es "un salto cualitativo", Romero-Isart ya hace tiempo que tiene experiencia en el ámbito de la gestión científica. "Si tienes la suerte de progresar en la carrera científica, cada vez vas haciendo más gestión: cuando haces un postdoctorado, quizás debes empezar a supervisar el trabajo de algunos estudiantes, cuando eres jefe de grupo supervisas el trabajo de más gente y si trabajas en una universidad formas parte de los órganos de gobierno", explica.

Romero-Isart se incorporará al ICFO gracias a un contrato ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados), que valora como "una herramienta alucinante para atraer talento". El investigador compaginará la dirección del centro con la de su grupo de investigación. Se incorporará el 1 de mayo y, después de unos meses bisiestos, asumirá las plenas funciones directivas en septiembre. La selección se ha realizado a través de una convocatoria abierta a científicos y gestores de todo el mundo.