Oftalmología

¿Por qué el mundo entero se está volviendo miope?

El tiempo que pasamos en interiores y con actividades de visión cercana disparan los casos de miopía en todo el mundo

Cuando Rosa abrió por primera vez los ojos al día siguiente de la operación de miopía, no podía creer que distinguiera los números del despertador completamente nítidos. Tenía entonces 32 años y ya llevaba 26 sin ver absolutamente nada sin gafas. "Cuando iba a la playa y me metía en el agua, tenía que tener un referente visual. Una sombrilla de color rojo y al lado otro azul. Y cuando salía del agua tenía que buscar una mancha roja y una azul", explica esta periodista para ejemplificar cómo es la vida con diez dioptrías.

En Cataluña, cerca de dos millones de personas son miopes y, de estas, medio millón tienen entre 17 y 27 años, según datos del Colegio Oficial de Ópticos Optometristas de Cataluña (COOOC). En términos generales, afecta al 5% de los niños en edad preescolar, al 9% de los menores en edad escolar y al 30% de los adolescentes. De hecho, la miopía ya está considerada como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a las altas tasas de prevalencia a escala planetaria. Además, este organismo prevé un aumento de casos de casi un 30% en sólo una década: de los 2.600 millones en 2020, a los 3.360 en 2030.

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Els diferents defectes refractius
La miopia, la hipermetropia i l’astigmatisme són alteracions visuals per la mida o la forma dels ulls que provoquen que les imatges es presentin desenfocades.

La miopía es un defecto de refracción en el que la forma o la longitud del ojo impiden que la luz se enfoque directamente en la retina –lo hace por delante. Esto comporta que los objetos lejanos se vean borrosos, pero los que están cerca, no. La miopía más común es la que aparece durante la edad escolar, en torno a los seis años, y que aumenta paulatinamente durante el crecimiento. Es el caso de Juli, guionista de profesión, que recuerda que de pequeño no veía la pizarra en clase, uno de los signos más evidentes a la hora de detectar ese problema visual.

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"Tener una miopía baja no es un problema, más allá de que el niño o el adulto tenga que llevar gafas, lentillas o bien plantear una cirugía", apunta Joan Pérez Corral, óptico-optometrista al frente de la Vocalía de Control de Miopía del COOOC. Ahora bien, a partir de seis dioptrías "se considera un ojo con riesgos de sufrir patologías asociadas, como "el glaucoma, la degeneración macular, el desprendimiento de retina o las cataratas prematuras, que podrían comportar pérdida de visión".

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"Toda mi familia, tanto por parte de padre como de madre, lleva gafas", explica Juli. Aparte de un componente genético, hay un factor de riesgo ambiental y de estilo de vida muy importante. informe de la asociación Visión y Vida. La tasa es mayor entre las mujeres (65,4%) que entre los hombres (54,7%). Además, cuanto más tiempo pasamos estudiando, más probabilidades tenemos de desarrollar miopía. Si nos atenemos a otro estudio de la Universidad de Alcalá realizado entre estudiantes de medicina, de los 17 voluntarios reclutados, 9 eran miopes en la valoración inicial y 11 después de cinco meses de seguimiento, una cifra estadísticamente significativa.

Cuanta más educación, más miopía

La correlación entre la duración de la educación y la dificultad para ver objetos a distancia es una constante en todo el mundo, especialmente en determinadas regiones y grupos demográficos. Investigadores chinos de la Universidad Sun Yat-sen analizaron informes gubernamentales procedentes de 50 países de Asia, Europa, África, Oceanía, Norteamérica y Latinoamérica. Y encontraron que la prevalencia de la miopía se ha triplicado entre 1990 y 2023. Este fenómeno lleva una serie de factores asociados, como son: la residencia en Asia Oriental (35 %) o en zonas urbanas (29 %), el sexo femenino (34 %) y la adolescencia (4).

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En países como China, Singapur o Corea del Sur, la miopía es un auténtico problema de salud pública, con tasas que podrían llegar al 54% en 2030 y al 69% en 2050 en los más jóvenes. Las causas, según el estudio, publicado en el British Journal of Ofthalmology, podrían ser el rápido desarrollo económico y la implementación temprana de la educación formal. En cambio, las poblaciones africanas presentan una menor prevalencia de la miopía, probablemente atribuida a menores tasas de alfabetización y el inicio tardío de la educación formal.

Joan Pérez Corral también es profesor asociado en la Facultad de Óptica y Optometría de Terrassa (FOOT) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Este centro está llevando a cabo el proyecto CISViT (Cohorte Infantil de Salud Visual de Terrassa), que permite obtener información sobre la incidencia y progresión miópica de 2.000 niños entre 8 y 16 años de escuelas públicas y concertadas de la ciudad. "Uno de los resultados del estudio es que, pese a que siempre tenemos en mente que el niño miope es un setciencias y con un estatus económico alto, los que tienen mayor incidencia de miopía son los que provienen de familias menos favorecidas", explica este doctor en ingeniería óptica. Las hipótesis pueden ser múltiples: desde el precio de los tratamientos –entre 600 y 1.000 euros anuales– hasta que, con la democratización de los móviles, los pequeños con menos recursos pasan más tiempo encerrados en casa porque carecen de tantas posibilidades de practicar actividades al aire libre.

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Recientemente, investigadores coreanos han publicado en la revista JAMA Network Open un metaanálisis sobre 45 estudios, en las que participaron más de 330.000 personas de entre 2 y 19 años, sugiriendo que aumentar una hora diaria el uso de pantallas incrementa hasta un 21% el riesgo de sufrir esta afección ocular, tanto en países asiáticos como fuera del continente. El COOOC, por su parte, alerta de que, en la actualidad, más de la mitad de los jóvenes (55,7%) tiene móviles antes de los 12 años, y más del 95% le mira en la cama, con la luz apagada, antes de dormirse. La luz azul sobre la retina puede ser más dañina en espacios oscuros, de acuerdo con los expertos, que también remarcan que, en España, los jóvenes no destinan ni una hora al día a realizar actividades deportivas en el exterior.

"No hay evidencia científica de que los dispositivos electrónicos, por sí mismos, sean los culpables de la progresión miópica, sino el hábito actual de mirar todo de cerca, que hace que el sistema visual deba adaptarse", en palabras del responsable de la Vocalía de Control de Miopía del COOOC. Y eso también incluye pasarse cinco horas seguidas "mirando vídeos de TikTok". Por eso, durante la Covid-19, cuando la exposición a la luz solar se redujo por el confinamiento y pasábamos tantas horas muertas en casa, el deterioro de la visión se aceleró en toda la población. La miopía, en concreto, se duplicó en niños y adolescentes.

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Corregir la miopía

Por tanto, en la epidemia de miopía intervienen tanto causas genéticas como ambientales, demográficas y de estilo de vida, por lo que no existe un único abordaje en cuanto a los tratamientos. La corrección óptica más habitual es el uso de gafas o lentes de contacto. Una baja dosis de colirio de atropina, un fármaco que se utiliza para dilatar la pupila y para aliviar el dolor ocular, antes de acostarse está demostrando retrasar la progresión de la miopía infantil. Pero Joan Pérez Corral advierte que, "cuanta más concentración, más efectividad, pero también más efectos secundarios".

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Por eso, hay padres que se decantan por tratamientos no farmacológicos, como las lentes oftálmicas o lentes de contacto con diseños especiales para el control de la miopía. El tratamiento no farmacológico con mayor evidencia científica en la actualidad es la ortoqueratología, también llamada Orto-K o lentillas pijama, que moldean la forma de la córnea mientras el paciente duerme y el efecto dura todo el día siguiente. "Las adaptamos a partir de los 6-8 años para intentar frenar la progresión miópica, aunque de paso, los niños se llevan a no tener que llevar gafas durante el día para ver bien".

Los tratamientos quirúrgicos son una opción cuando la miopía ya está estabilizada. Destacan la implantación de lentes intraoculares –extrayente o no el cristalino– y la cirugía refractiva láser con técnicas como LASIK, PRK o SMILE, que consisten en cambiar la forma de la córnea. a pesar de no llegar a las dos dioptrías por una cuestión de comodidad y precio –unos 1.800 € ambos ojos.

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"Recuerdo estar más tiempo para que me surtiera efecto la anestesia que por el láser en sí. Ese día sales del hospital, que ves más nítido que cuando has entrado, pero luego empiezas a ver borroso y lo pasas muy mal durante tres días porque quieres estar todo el rato con los ojos cerrados". Pero al mes ya estaba completamente recuperado.

Puede volver a aparecer

Esto no quiere decir que el defecto no vuelva a aparecer, que es lo que le ocurrió a Rosa 15 años después de operarse con LASIK. "A partir de los 40, se me mezcló la miopía con la vista cansada y necesité gafas de nuevo, pero tengo 2 o 3 dioptrías, nunca han vuelto a ser las 10 con las que me sentía una discapacitada visual", afirma. Gran parte de su familia también es miope.

El experto de la UPC cita asimismo un tratamiento revolucionario que empezó a utilizarse en China de manera generalizada como es la luz roja. El niño mira un aparato láser durante cinco minutos desde la comodidad de su casa; debe seguir llevando gafas, pero se frena la progresión de la miopía. La aparición de casos con daños en la retina, "quizás por una sobreexposición o porque se debe ajustar alguna característica técnica", ha provocado que se dé un paso atrás para evaluar la seguridad de un tratamiento muy prometedor.

Como mensaje final, Joan Pérez Corral destaca la importancia de realizar una revisión de la vista "idealmente antes de los seis años", porque es la edad en la que la miopía del escolar empieza a aparecer. En la sanidad pública, desgraciadamente, no hay protocolos establecidos, por eso recomienda acudir "a una óptica, un oftalmopediatra o, mejor aún, a ambos profesionales porque cada uno mira cosas distintas".