Los microbios del intestino nos podrían ayudar a vivir 100 años

Cada vez hay más gente que llega a los cien años, los llamados centenarios. A pesar de que los registros que se tienen no son del todo exactos, se cree que esta cifra casi se ha triplicado desde principios de este siglo, hasta el punto que se estima que hay más de medio millón de centenarios en todo el mundo. Además, se prevé que la tendencia continuará al alza: la esperanza de vida mediana de alguien nacido en Europa esta década se prevé que será de más de noventa años, y es posible que un tercio de la población pase de los cien.

Por eso es cada vez más importante entender qué hace que los centenarios sean especiales y consigan esquivar durante tanto tiempo las principales causas modernas de mortalidad (sobre todo el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las neurodegenerativas). Es probable que haya causas genéticas, pero también debe de haber factores ambientales, porque la distribución de los centenarios varía mucho según los países. Por ejemplo, Malasia es el país con más proporción de centenarios (134 cada 100.000 habitantes, mientras que la media mundial es de 6), a pesar de no tener una esperanza de vida de las más altas (76 años), seguida del Japón y Corea del Sur. A bastante distancia, Portugal, Francia, Italia y España encabezan la lista en Europa, por este orden. Una cosa que se ha visto es que los centenarios tienen una incidencia menor de enfermedades infecciosas y otros que se asocian normalmente con la edad o con la inflamación crónica (como la artritis). Los motivos todavía no son del todo conocidos.

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Comparar microbiotas

El grupo dirigido por el investigador Kenya Honda, de la Keio University School of Medicine, en Tokyo, pensó que podría haber una relación entre la longevidad y los microorganismos que viven a nuestro tubo digestivo, lo que se conoce como la microbiota intestinal. Estudios anteriores ya han demostrado que la microbiota juega un papel muy importante en procesos tan varios como el cáncer o el metabolismo, e incluso puede influir en las funciones del cerebro. Además, se sabe que la microbiota participa en la resistencia contra infecciones y contribuye a la inmunidad.

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La hipótesis de trabajo, pues, era que la microbiota de los centenarios podría tener alguna característica particular que contribuyera a incrementar la longevidad de estos individuos, quizás proporcionando algún tipo de protección inmunológica que redujera las infecciones y la inflamación. Esta idea se basaba en trabajos previos que habían visto que, a medida que envejecemos, la microbiota intestinal se vuelve menos diversa y va perdiendo parte de sus calidades. Esto podría agravar la pérdida de función del sistema inmunitario que se ve con la edad y acelerar así los síntomas del envejecimiento.

Para estudiarlo, los científicos reclutaron 160 centenarios japoneses y compararon sus microbios intestinales con los de un grupo de gente mayor (de entre 85 y 90 años) y uno de jóvenes (de menos de 55 años), analizando el contenido genético de muestras fecales. Una vez hechos los análisis se dieron cuenta de que la microbiota de estos centenarios tenía características peculiares que la diferenciaban de las otras dos. Concretamente, presentaba un aumento de unos tipos de bacterias llamadas proterobacterias y synergistetes y una reducción de las actinobacterias que no se veía en los otros dos grupos. Además, algunas especies de microbios eran comunes tanto en los jóvenes como en los centenarios, pero no se observaban en los voluntarios mayores.

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Microbios que fabrican antibióticos

Un dato interesante es que la presencia aumentada de alguno de estos microbios propios de los centenarios se pudo ver también en otros familiares más jóvenes. Esto no quiere decir necesariamente que exista algún elemento genético que determine la calidad del microbioma, puesto que hay factores ambientales (incluida la dieta) que también se comparten, pero podría ayudar a explicar por qué es más frecuente que en una familia más miembros lleguen a una edad muy avanzada.

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Para entender por qué razón la presencia de estos microbios podía incrementar tanto la longevidad, los científicos estudiaron las propiedades y vieron que muchos de ellos eran capaces de fabricar ácidos biliares. Los ácidos biliares primarios se sintetizan al hígado, mientras que los secundarios provienen normalmente de la microbiota del colon, y su función es facilitar la digestión de la grasa que consumimos. En el caso de los centenarios, los investigadores encontraron que su microbiota fabricaba una cantidad más elevada de una de estas sustancias, el ácido litocólico. Esto es especialmente importante porque se ha visto que el ácido litocólico tiene unos efectos antimicrobianos muy potentes, e incluso es capaz de destruir bacterias que son resistentes a varios antibióticos.

La conclusión de este estudio es que las bacterias que tenemos en los intestinos podrían contribuir a nuestra longevidad mediante el refuerzo de las defensas. Esto explicaría, al menos en parte, que los que viven más años tengan menos infecciones. Además, como la pérdida de actividad del sistema inmunitario es uno de los factores importantes en la acumulación progresiva de células envejecidas, la microbiota también podría contribuir a mantener los tejidos limpios y funcionando a pleno rendimiento durante un periodo más largo de tiempo.

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Salvador Macip es investigador de la UOC y la Universidad de Leicester