Los 4 errores que te harán gastar de más en un restaurante de menú
Repasamos cuáles son las variables que nos pueden llevar a rascarnos de más el bolsillo
Ocurre más de lo que quisiéramos. Quedamos en un restaurante que tiene un precio muy ajustado, en el que la relación entre la calidad y los precios es buenísima, en el que nada mejor que el menú que preparan, y que lo cambian cada día.
Y el menú, ciertamente, tiene un precio muy asequible. Y los platos, leídos y dedos en voz alta, parecen una maravilla. Pero, ¡ay las!, cuando finalmente pedimos la cuenta acabamos pagando más de lo que habíamos pensado que pagaríamos. ¿Por qué? Repasamos qué puede pasar para que lo que pensábamos gastar y lo que acabamos gastando no sea lo mismo.
Hay platos con un plus de precio, indicado entre paréntisis
En los platos del menú puede ocurrir que casi todos, salvo la ensalada verde, primero, y el pollo a la plancha, de segundo, tengan un precio extra, que puede oscilar entre los tres y los ocho euros de más. Suele pasar que los platos que más nos gusten sean los que tengan el precio extra, que debe sumarse al precio de menú inicial. Al final, la cuenta que pagaremos se asemejará a lo que habríamos pagado en un restaurante sin menú del día, y tendremos la sensación de que nos han levantado la camisa. Tanto puede ser así que podríamos pensar: por qué llamas "menú del día" cuando querrías llamarlos platos de la carta. Y, cuidado, que este hecho se ha extendido a muchos establecimientos del país, y casi podría decirse que es tendencia. ¿Quizás porque es una manera que tienen los restaurantes de difundir los platos de la carta? Porque saben que el menú del día es el mejor escaparate para brillar los platos de la carta. Sin embargo, sea por el motivo que sea, en un menú la mayoría de platos no deben tener un precio extra. No puede que sólo la ensalada verde y el pollo a la plancha se conviertan en las únicas opciones para pagar lo que queríamos pagar.
El impuesto debe estar añadido al precio indicado en el menú
El impuesto sobre el valor añadido (IVA) debe estar incluido en el precio del menú, lo manda la ley 22/2010, de 20 de julio, del Código de Consumo de Cataluña, así que el precio indicado en los rótulos, a el escaparate, en la carta de papel y en el código QR debe incluir el precio final con IVA. De hecho, la mayoría de establecimientos cumplen la ley, indicando con letras bien claras que los precios indicados incluyen el IVA. Ahora bien, podría ser que en la misma carta se quiera jugar con dos precios, uno sin IVA, y el final, con IVA, como si fuera un baile de precios que indicara que si no fuera por el IVA el menú sería más barato . De entrada, y por ley, el precio con el que se difunde el menú debe incluirlo.
Hay quien entra en el precio, pero hay muchos que no
Es el gran debate. En los menús entran los vinos de la casa, y normalmente la primera botella de agua. Si el vino de la casa no nos hace el peso, que tiene una probabilidad muy alta de que sea así (¿por qué en los menús cuesta que haya vinos de nuestras denominaciones de origen?), entonces podemos pedir vinos de fuera del menú, y aquí es necesario fijarse bien en los precios, porque es donde el margen de precio cambiará. En cuanto al agua, que en muchos establecimientos de nuestra casa son de ósmosis, puede ocurrir que la primera botella esté incluida en el precio del menú pero las siguientes no. Puede ser, y es una opción que debe aceptarse, pero hay que preguntar qué precio de más tendrán las siguientes botellas de agua. Y si no desea beber ni vino ni agua, entonces pregunte también qué bebidas pueden sustituir las dos opciones que entran en el menú, porque no son todas, y entonces debe saber también el precio que pagará de más.
Pueden estar incluidos en el menú o no
El servicio del pan y el café debe estar especificado si entran en el precio del menú o no. A partir de ahí hay muchas variantes. Puede que en el menú haya incluido el servicio del primer pan, pero no de los siguientes. Y también puede que los postres se puedan sustituir por el café, pero que si se hacen postres entonces el café tiene precio aparte. Sea cuales sean las variantes, el menú debe detallarlo todo, y hay que saber qué precio de más pagaremos tanto si pedimos más pan porque somos panarras como si pedimos café al final pero también el postre.