Del glamour de Londres al orgullo de Blanes

Conocimos a Tobias Cabrera cuando era el director del restaurante StreetXO de Londres. De pequeño era una pieza y con diecisiete años decidió dejar su Blanes natal y su trabajo en el restaurante paterno para aprender el oficio en las aulas de la Escuela Superior de Hostelería de Barcelona (ESHOB) y en diferentes cocinas de todo el mundo. El destino, el talento y su profesionalidad le permitieron entrar en el equipo de trabajo de Dabiz Muñoz en el restaurante DiverXO de Madrid. Un mundo apasionante y un montón de retos profesionales se fueron presentando con el paso del tiempo. "Empiezo a trabajar justo cuando le acababan de dar la primera estrella. Fui partícipe de todo lo que vino a continuación: dos estrellas, tres estrellas, cambio de local, apertura del StreetXO en Madrid, Londres...", nos cuenta Tobias con un punto de orgullo y de nostalgia. Convertido en una de las personas de confianza del reconocido chef madrileño, se fue a Londres para ser el jefe de sala y poco después fue nombrado director.

La pandemia, más allá de las innumerables pérdidas humanas, dejó muchos negocios damnificados. El imperio de Dabiz Muñoz no quedó impune y el StreetXO de Londres tuvo que cerrar. Fue entonces cuando le propusieron volver a Madrid para poner en marcha nuevos proyectos, pero al mismo tiempo su padre le interpeló: "Quiero jubilarme. ¿Te quedas el negocio o lo traspaso?". En 1982 Pedro Cabrera, después de venir de un pequeño pueblo de Salamanca en busca de un futuro mejor, abrió La Gaviota en Blanes, un restaurante sencillo, concurrido y muy apreciado por sus aldeanos.

Tobias se sentía muy valorado por Dabiz Muñoz y la propuesta profesional que le ofrecían era muy estimulante, pero al mismo tiempo tenía la necesidad de hacer feliz a su padre. De joven le había hecho sufrir un poco y ahora quería que se sintiera orgulloso de lo que había conseguido fuera de casa y de sacar el negocio hacia delante. ¡Finalmente dijo que sí!

Estamos frente al puerto y muy cerca de la cofradía de pescadores. Después de repasar una carta eminentemente marinera empezamos con un plato de tomate, cebolla y atún; mejillones; tallarines; calamares a la romana; canana con huevos fritos y sardinas a la brasa. Producto sencillo, de calidad y bien tratado. Ahora es la hora del examen final con dos de las joyas más preciadas de nuestro mar: gambas frescas y cigalas. Cocina fácil con oficio y sin apenas interferencias. Maravilloso!

Para estar al nivel de este buen producto nos hacemos acompañar de una botella de Triaca 2013 de Ca l'Apotecari de Porrera, una bodega referente que forma parte de la historia de los vinos del Priorat. Acabamos la comida con tartas caseras y muy buenas: de queso, de zanahoria y de chocolate.

La Gaviota de Tobias es un referente de pescado de proximidad a buen precio. "El 80% del producto que ofrecemos es de la lonja de Blanes. El pescado es de aquí, pero el caparazón debe irse a buscar fuera. Cada vez el mundo de la pesca está más jodido y todos debemos ser conscientes de que estamos perdiendo un bien muy preciado por todos nosotros", reivindica con ademán serio.

La mayor parte de la clientela es conocida y todo el mundo se va contento. "La gente es muy agradecida y valoran mucho el trabajo vocacional, creativo y esclavo como el nuestro", nos dice con una sonrisa complaciente. Esto le hace tan feliz como cuando trabajaba con Dabiz Muñoz. En Madrid y Londres colaboró ​​en hacer crecer un imperio gastronómico, ahora es el momento de seguir haciendo historia agrandando el espléndido restaurante que parió su padre en Blanes hace cuarenta y tres años.