Los rosados quieren dejar de ser los menos vendidos de las bodegas
En vinos tranquilos y en burbujas, arrastran un estigma de ser sólo refrescantes
Los rosados no llegan a ser ni los de la discordia. Nadie se discute ni poco ni mucho por su culpa porque a menudo nadie los elige ni piensa en ello. Más bien son los refrescantes vinos, los que se toman como aperitivo antes de abrir los vinos importantes. El mundo se divide en más de dos opciones, no sólo de blancos y negros. Actualmente, bodegas de prestigio las reivindican y apuestan a pesar de que al mismo tiempo reconocen que no serán las más vendidas, porque quien gana la partida en ventas siguen siendo sólo unas: las negras. Sin embargo, hay cambios en el mundo del vino. Algunos sumilleres empiezan a decir que los vinos tintos ya no son los más consumidos, que la gente tiene una nueva mirada. Y probablemente por eso hay bodegas como Clos Mogador, que ha producido por primera vez un rosado, el Gratallops (DOQ Priorat), hecho con variedades blancas y tintas, y con una crianza en tina de madera grande, de dos mil litros, donde pasa veinte meses "para darle complejidad y bajar la fruta, como hace el champán francés", explica René Barbier, que añade que ha recibido la puntuación más alta por un vino en la guía Decanter, 98 puntos, y lo ha recibido por este vino rosado. Y más: ninguno de sus vinos pasa tantos meses en madera como este rosado, y la frase la subraya para explicar la importancia que da al nuevo vino.
Sea como fuere, los rosados pueden llegar a ser los vinos más complicados de elaborar para una bodega, básicamente porque alcanzar ese color deseado pasa por diferentes métodos. ¿Cuáles? Se puede hacer un rosado por prensado directo de una uva de variedad tinta, en la que la maceración tendrá que vigilarse mucho: tendrá que ser de sólo unas horas o unos días, pero no más. O bien se puede elaborar por mezclar uvas de variedades blancas y tintas antes de fermentar. O todavía una tercera manera: se puede preparar un rosado por sangrado de la maceración de la uva, del que se extrae el mosto. De hecho, este último proceso es el que recibe el nombre de rosado de lágrima.
Le explicamos algunas de las bodegas que rompen moldes y quieren que sus rosados estén al mismo nivel que los blancos y los tintos.
Un brut nature de 30 meses de crianza
Está hecho con variedades de uva blancas y tintas, xarel·lo, pinot noir y garnacha, y para la bodega situada en Sant Sadurní d'Anoia es el cava que mantiene el carácter rebelde e innovador de la marca. "Es la reinterpretación en rosado del espumoso más icónico de la marca Juvé & Camps", asegura la directora general, Meritxell Juvé. De hecho, ella misma asegura que este cava rosado quiere demostrar el compromiso con los rosados, que necesitan reescribirse, y es lo que la marca adscrita a la DO Cava quiere. Su precio es de 23,50 euros, y está claro que marida con todos platos, desde entrantes hasta postres.
El rosado que homenajea a las abuelas del Priorat
Matilde Serrano vivía en el Priorat, y suerte de ella y de sus compañeras, que vivieron para mantener las viñas, que las cultivaban y vendimiaban. Se consideraba un trabajo menor, y eran los hombres quienes habían ido a trabajar a ciudad. “Fueron las verdaderas heroínas del Priorat, porque eran las que cuidaron los viñedos mucho antes de que se revaloraran, hacia los años 90, explica el enólogo Albert Costa, enólogo delbodega Vall Llach(DOQ Priorat). Hoy La Matilde es un rosado hecho sólo con la variedad garnacha, fermentada en depósitos de acero inoxidable, y con una crianza de tres meses en jarras de barro de 500 litros. Justamente, La Matilde, así como los vinos La Catalina y La Joaquina financian, con una parte de sus beneficios, proyectos sociales para la gente mayor de Porrera, donde está situada la bodega. Su precio es 20 euros.
Un rosado con vocación de envejecer
Es un rosado inspirado en un viaje a la región de la Champaña de Josep Grau y su mujer, Regina. Y fue ella misma que le sugirió hacerlo después de haber probado rosados de tanta calidad. Y así hicieron, un rosado con vocación de envejecer, elaborado dos variedades, una tinta, garnacha tinta, y una blanca, garnacha blanca, en la que predomina la primera con un 90%. Para conseguir su color, tras el prensado de las dos variedades, ocho horas después retira las pieles, que son las que otorgan el color a los vinos. El viticultor, Josep Grau, asegura que trata el rosado tal y como haría con un tinto, y que decididamente los reivindica. Su precio es 27 euros.
De la Bodega Bárbara Forés
La primera proeza es que es un espumoso elaborado con una variedad propia de la Terra Alta, llamada morenillo, que estaría a punto de desaparecer si no fuera por Pilar Sanmartín que lo recuperó a finales de los años 90. Para continuar, es un espumoso hecho con el método ancestral, por tanto se embotella antes de que termine la fermentación, la cual continúa en la botella, como se hace con el método tradicional. La producción es muy limitada, de casi 1.500 botellas y su precio es de 18 euros.
De la bodega Castell d'Encús
Está elaborado con dos variedades, merlot y pequeño verdote, criado en botas, y hecho con la intención de que envejezca, como puede ser también para los rosados. La bodega Castell d'Encús está situada en la población de Talarn, en el Pallars, y la dirige el enólogo Raül Bobet, que fue visionario en los años 80 y entendió que el cambio climático afectaría al viñedo, por lo que debía ser cultivada en altura. En 2001 comenzó el proyecto Castell d'Encús, con unos viñedos plantados entre 900 y 1.300 metros de altitud. Raül Bobet afirma que Jhana tiene un color cobre, y que es un vino largo y complejo. Su precio es 29,50 euros.