El consultorio

¿A qué edad debe empezar a llamarse a la puerta de la habitación de los hijos?

Los adolescentes necesitan un proceso de diferenciación de la familia, alejarse para encontrarse a sí mismos, y cerrar la puerta de la habitación forma parte de este proceso

BarcelonaEl primer lugar donde los adolescentes comienzan a expresar su identidad está en su habitación. A veces lo hacen queriendo cambiar muebles. Son cambios relacionados con el proceso de construcción de su identidad. El gesto de cerrar la puerta supone que el joven comienza a buscar su privacidad, a explorar y encontrarse con su intimidad. "Es el inicio del proceso de construcción de su identidad más activamente. Suele pasar entre los 12 y los 15 años, aunque hay jóvenes que nunca necesitan hacerlo", comenta Sara Desirée Ruiz, educadora social y psicoterapeuta especializada en adolescencia. Lo que propone a las familias es que observen y cuando los adolescentes empiecen a cerrar la puerta, la familia tendrá que llamar antes de entrar.

¿Cómo entrar en su habitación?

Primero se pica, se pregunta si se puede pasar y se espera que respondan. Nada que picar y abrir al instante. Esperar su respuesta evidencia que se respeta su espacio, que es lo que necesitan, y hace que se sientan a gusto en casa. De ahí la importancia de cuidar el clima familiar. Si no se sienten bien en su espacio ni escuchados buscarán cualquier excusa por no estar en casa.

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Cuando picamos y no oímos ninguna respuesta –es posible que estén escuchando música o pensando en sus cosas–, abrimos, y sacamos la mano indicando que queremos pasar. A partir de aquí se les dice que necesitamos hablar o pedirles consulta por lo que sea. "Lo más recomendable es que seamos breves, así tenemos más números para que atiendan a lo que les decimos, porque sino desconectarán rápido", apunta.

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Si la respuesta a la petición de entrar es que no, y se trata de algo urgente, debemos decirlo y comentarles lo que sea necesario. Si no es urgente les proponemos hablar después, que ellos vengan a buscarnos y si no lo haremos nosotros. Debe quedar claro que habrá que hablar de ello. La psicoterapeuta propone que intentemos tener las conversaciones fuera de la habitación, porque éste es su mundo: "Debemos conseguir que tengan ganas de salir de la habitación, charlar y cuidar el clima familiar, tener espacios compartidos donde se pueda hablar con tranquilidad". Si son temas delicados mejor no hacerlo frente a toda la familia, así no pasarán vergüenza y se sentirán menos observados.

¿Y si están en la habitación con alguien?

A menudo ésta es una de las situaciones que más preocupa a las familias, cuando están con alguien con quien podría tener relaciones sexuales. "Los adolescentes también tienen derecho a su intimidad", recuerda la psicoterapeuta. Explica que la familia debe entender que los hijos tienen derecho a construir relaciones de forma autónoma con otras personas, y recomienda a los adultos que tengan presente que antes o después tendrán relaciones sexuales, independientemente de si lo hacen fuera de nuestra casa o en la habitación.

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Dejar de cerrar la puerta no evitará que tengan relaciones de intimidad. Sin embargo, comenta que si hay familias que no pueden tolerar que se quede con la pareja en la habitación, podrían acordar que la puerta se quede abierta, independientemente de que el gesto no evite que acabe teniendo relaciones sexuales en algún momento. "Lo que tenga que pasar, va a pasar. Podemos darles la espalda pero así se generan tabúes que hacen que el adolescente no se sienta a gusto hablando de ello. Entonces es cuando buscan respuestas fuera de casa", concluye Ruiz.

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