Abuso infantil

"Es más fácil para los niños detectar una situación de abuso si les han explicado qué es"

Hablamos sobre abuso sexual infantil y consentimiento con la pediatra y divulgadora Mar López

BarcelonaHay un monstruo al que le encanta dar abrazos, sobre todo a una amiga suya. A ella, sin embargo, no siempre le gusta que le esté acariciando todo el rato. ¿Cómo puede decirle que pare sin sentirse mal? Éste es el argumento del cuento El monstruo de los abrazos (Beascoa, 2024), un álbum ilustrado de la pediatra y divulgadora Mar López, conocida en las redes bajo el perfil de @marlopez_pediatra.

La historia, contada de forma clara y sencilla, intenta hacer entender qué es el consentimiento a los más pequeños. "Intentaba buscar historias para prevenir el abuso sexual infantil a mi hija, pero todos los cuentos eran para niños de seis años para arriba. Yo quería actuar antes", explica López, quien ha diseñado el cuento para ser entendido a partir de los cuatro años.

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A menudo, la inocencia y el desconocimiento de los niños les impiden detectar situaciones de abuso y de falta de consentimiento. Es vital, pues, enseñarles desde pequeños que su cuerpo es suyo y que hay partes más privadas que nadie puede tocar sin su permiso. Aprender a decir "no" cuando no se sienten cómodos es una enseñanza indispensable para evitar situaciones de abuso sexual en la infancia, que se calcula que en España ha afectado entre el 10% y el 25% de la población.

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El primer paso para evitarlo, según López, es proporcionar una buena educación sexual a los niños y niñas desde que nacen. ¿Cómo? Para empezar, es importante decir cada parte del cuerpo por su nombre real: pene, vulva, ano, nalgas, glúteos, senos, pezones. "Si ponemos nombres extraños o infantilizados a estas partes del cuerpo, parece que nos dé vergüenza", dice López, que aclara "A tu hijo nunca le sonarán mal palabras como pene y vulva si siempre las ha oído de forma natural en casa". Del mismo modo, también debe hablarse de la sexualidad sin tabúes, con información real pero adaptada a su edad. "No hay que engañarles con historias de cigüeñas, porque al final es más fácil para los niños detectar una situación de abuso si les han explicado qué es y si ven que en casa pueden hablar de ello", considera.

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Espacio libre de secretos

Por otro lado, según la pediatra, es bueno ser consciente de que los niños, desde pequeños, tienen muy claro si les apetece abrazar o dar un beso a otra persona. "Si no estropeamos esa naturalidad y les respetamos cuando no quieren hacer algo con su cuerpo, ya les enseñamos que tienen derecho a decir que no ya ser respetados", explica López.

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También hay que animarles a compartir los secretos con sus padres, sobre todo hasta los nueve o diez años. "Es evidente que en la adolescencia tendrán sus secretos, pero antes deben poder sentirse cómodos explicando las cosas que les pasan", continúa la pediatra. Una buena forma de fomentar la transparencia es que los mismos adultos estén abiertos con sus problemas: "Hay que promover un ambiente de intimidad y, siempre adaptando la conversación según la edad, explicarles qué cosas nos hacen sentir vulnerables , mostrar que también tenemos días buenos y malos, que en el trabajo hemos tenido algún problema o nos hemos enfadado con algún amigo".

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Una de las preocupaciones de muchos padres es cómo saber detectar si su hijo está sufriendo una situación de abuso sexual. Para López, hay diferentes formas de saberlo: "A veces ellos mismos lo cuentan, o dicen que no quieren ir con una persona en concreto. Pueden tener pesadillas, miedos y hacer regresiones, como volver a necesitar ayudar para comer o También pueden tener infecciones en los genitales, heridas o conocer cosas sobre el sexo que no corresponden con su edad", enumera la pediatra. Asimismo, es importante que, si el niño muestra alguna reticencia a ir con alguien, los padres no den por sentado que se ha enfadado por una tontería. Hay que investigar algo más para ver qué ocurre.

¿Y qué hacemos si nos damos cuenta de que nuestro hijo ha sufrido un abuso? "Primero de todo, intentar escucharle sin escandalizarnos ni poner el grito en el cielo o ponernos a llorar", alerta López. Aunque sea difícil, es importante dejar que el niño pueda explicarse y poder preguntarle. "Si reaccionamos mal sólo haremos que el niño se sienta peor y no nos cuente nada más para protegernos", matiza la pediatra. Aparte de escucharlo y mantener la calma, es importante grabarlo para que no tenga que explicarlo más veces. "A partir de ahí, debemos darle las gracias por haberlo explicado y decirle que buscará ayuda y le protegerá para que no le vuelva a pasar nunca más", concluye López.

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