Por dónde empiezo

32 años después un documento dice que Toni existió

Treinta y dos años después tenemos un documento oficial que reconoce que nuestro segundo hijo nació, tuvo un nombre y murió

BarcelonaNuestro hijo Toni nació y murió el 16 de junio de 1992. Pero como no vivió más de 24 horas, su padre no logró que constara en el libro de familia: según el Registro Civil no era persona . Tras muchas gestiones consiguió que le pudieran realizar una ceremonia de despedida en un tanatorio municipal y que su cuerpo fuera enterrado en un nicho familiar. Yo estaba ingresada de posparto y en choque por todo lo vivido. Y no pude hacer nada.

Ahora, 32 años después, hemos conseguido que el Registro Civil reconozca que nació vivo, que murió pocos minutos después y que se llamaba Toni. El proceso empezó por la sugerencia de una funcionaria que me realizaba los trámites para la jubilación. Ha continuado por la amistad y generosidad de una buena amiga que ha podido recuperar la historia clínica del embarazo y el parto en el Hospital Clínic (documentos que nosotros no guardamos, en los momentos traumáticos que siguieron esa fecha) . Y, finalmente, un par de idas (ahora juntos, padre y madre) en el Registro Civil de Barcelona para hablar y realizar los trámites con un funcionario amable. El resultado: tenemos un documento oficial en el que consta que administrativamente nuestro segundo hijo nació, tuvo un nombre y murió.

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A nosotros no necesitamos hacer este trámite ahora, para cerrar el proceso de duelo. De hecho, no habíamos pensado hasta ahora, que alguien nos lo dijo. Vivimos el luto durante semanas, meses... lo hemos ido recordando cada 16 de junio. Con los demás hijos, con los abuelos, familia y amigos, con los que hablamos muy de vez en cuando; y es una presencia que nos acompaña a todos los de casa de una forma u otra.

¡En aquella época no se hablaba de los abortos y de las muertes perinatales casi ni en familia! Nosotros supimos que nuestro hijo "no era viable" con el embarazo muy avanzado, muy tarde, y gracias a ello pudimos "prepararnos" para su nacimiento-muerte. Y después, a su tiempo hablar con nuestra hija mayor y el hijo que vino más tarde. Ahora que la sociedad ha empezado a tratar de manera diferente este tipo de muertes, hemos podido dar este paso y lo hemos dado.

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Remueve pero compensa

Evidentemente que remueve, pero también compensa emocionalmente saber que no es considerado un feto anónimo, sino nuestro hijo Toni. Un hecho, tangencial, que nos "amargó" un punto del proceso: un funcionario del Registro Civil (que no era el que nos atendió) intervino en uno de los diálogos, cuando reclamamos que constara que nuestro hijo había nacido vivo y había vivido unos 20 minutos. Se ve que en "lenguaje" administrativo se llama "feto" a una persona que no supera las 24 horas de vida, y que, evidentemente, les es totalmente indiferente el tiempo que pasó en brazos de su padre. Pero para nosotros fue muy, muy importante el tiempo que vivió por el sentido que tuvo: vivió toda su (corta) vida siendo amado y acompañado por el padre y la madre. La persona en cuestión podía haberse limitado a leer lo que decía en la historia clínica del parto. Es totalmente necesario formar a estas personas para que nunca se atrevan a decir frases como "Hubiera sido peor si se hubiera muerto a los 5 meses oa los 5 años". Porque atender a personas en un registro de defunciones comporta la capacidad de utilizar una cierta empatía.

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A las madres y padres que viviste un proceso similar, le invitamos a hacer este proceso de reconocimiento de la vida de un hijo o hija, que ha sido parte importante en su vida, ahora que parece que se puede hablar (incluso administrativamente) de nuestros hijos fallecidos.