Así hace de madre

Andrea Rodés: "Los hombres me gustan mucho, el problema es que los elijo mal cuando se trata de formar una pareja estable"

Escritora, periodista y madre de Ricard, de 4 años. Fue corresponsal en China y ahora escribe sobre temas culturales y sociales. Publica la novela 'Sols' (Columna) en la que describe con humor la vida de cuatro personajes entre los 30 y los 40 años que se ven obligados a encarar conflictos vitales ineludibles.

BarcelonaSiempre he sabido que tener hijos era una aventura vital que no quería perderme. Tuve una pareja larga y estable y, al cumplir los 30, tuve claro que quería tener un hijo con esa persona. Pero cuanto más claro lo tenía yo, más claro tenía él que no quería tener hijos. Me partió el corazón, pero siempre le agradeceré que me dijera la verdad.

¿Y qué ocurrió?

— Me quedé soltera y tuve muchas aventuras con muchos hombres pero ninguna cuajaba. De repente, llegué a los 39 y me dije que quería tener un hijo y que la pareja ya vendría, si es que iba a venir.

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En 'Sols', los personajes viven todo esto.

— Las relaciones amorosas les hacen descubrir si quieren tener hijos o no. A partir de los 30, cuando conocemos a alguien, nos hacemos muchas expectativas y queremos ir muy rápido. Esto hace que te metas en relaciones imposibles. Sales con alguien que sabes que no quiere lo mismo que tú y entonces ocurre que sale corriendo.

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¿Pasa por igual a hombres y mujeres?

— Hay menos mujeres que dudan si quieren ser madres. Algunas tienen claro que no quieren ser madres solas, como yo he hecho. Lo comprendo. Pero soy de las que animo a que lo hagan. Tener a un hijo es una experiencia única. Es como estar enamorada de forma permanente.

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¿Y en el caso de los hombres?

— Los veo más perdidos. Conozco que han cumplido los 40 y todavía dudan. ¿Todavía? Si llegas a los 40 dudando, yo creo que no quieres. Otros, pobres, están frustrados. Ya les gustaría ser padres, pero carecen de pareja. Y para los hombres es una decisión mucho más complicada recurrir a la maternidad subrogada que para una mujer hacerse una in vitro con un donante.

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¿Qué te hacía dudar sobre tener un hijo sola?

— Lo que más me preocupaba y me sigue preocupando es el tema económico. Un niño representa muchos gastos y mi situación laboral nunca ha sido demasiado estable. Si tienes recursos, todo es más fácil. En mi caso, mis padres me han ayudado mucho. Les estoy muy agradecida.

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¿Cómo te ayudaron?

— Tomé la decisión de mudarme a su casa, que es muy grande, por motivos económicos y por qué así me hacen de canguros y yo puedo seguir teniendo vida social. También porque quería que mi hijo creciera rodeado de gente, familia. Estar él y yo solo en mi pisito me parecía poco estimulante, temía que mi hijo estuviera demasiado enganchado a mí, que fuera demasiado dependiente de mí.

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¿Y ha funcionado?

— Alguien me dijo que a los niños, cuanto más gente alrededor les quiera, mejor. Pues esto he hecho. No me cuesta nada delegar, no soy de esas madres que desconfía de que los demás cuiden a mi hijo peor que yo. No sufro nada cuando dejo a mi hijo en manos de los abuelos. Sí es cierto que la convivencia tan directa con los abuelos tiene un coste.

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¿Cuál?

— Los roles a veces se confunden. Mi madre sigue siendo mi madre, me sigue regañando delante de mi hijo como si yo tuviera su edad, a veces incluso nos riñe a ambos a la vez, parecemos los dos hijos suyos. Y esto supongo que me resta autoridad delante de mi hijo. También tengo que escuchar constantemente comparativas del tipo: 'eso en nuestra época no se hacía', 'los niños siempre han cenado aparte', 'los niños duermen en su cama'. Mi padre no ve bien que el niño venga a mi cama una noche sí y otra también. Considera que los niños deben ser valientes y dormir solos.

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Has inventado de nuevo el clan.

— A mí lo que me preocupa ahora es que mis hermanos –sus tíos– no le hagan suficiente caso. Quiero que pasen tiempo con él, que no se pierdan ninguna etapa. Yo odio la playa, no me gusta la sensación de estar con el bañador y el culo mojado. Pues, mira, he estado todo el verano en remojo y al final no he sufrido tanto como pensaba.

Defiendes ser madre y continuar en el Tinder.

Ser madre no implica dejar de tener deseo sexual, estar interesada en los hombres. Los hombres me gustan mucho, el problema es que los elijo mal cuando se trata de formar una pareja estable. Quizás es que no necesito pareja estable para ser feliz. Esto me dice a veces la terapeuta. Ahora no tengo demasiado tiempo para Tinder, para amigos, ni para nada. Ser madre soltera se complica cuando sus hijos empiezan a tener extraescolares. Todo va a llegar.