Así hace de madre

La lactancia de una modelo atípica que compagina el baloncesto con las pasarelas

Neus Bermejo combina la maternidad con su trabajo desfilando para las grandes marcas y la práctica del deporte

La EscalaNeus Bermejo tiene 28 años y se dedica profesionalmente al mundo de la moda. La modelo catalana, que tiene 43.000 seguidores en Instagram, compaginó esta temporada la intensa agenda de las pasarelas con la exigente competición de un equipo de baloncesto, un deporte que dejó de practicar durante diez años. Adaptarse a su reciente maternidad ha sido todo un reto para combinar dos mundos con horarios y esfuerzos físicos extremadamente exigentes.

“El baloncesto es secundario ahora mismo en mi vida. Cuando era más joven, había disputado competiciones preferentes y había jugado en la selección catalana y la española. Además, formé parte del Siglo XXI, un programa de alto rendimiento muy intenso, pero lo dejé para apostar por el tema de la moda”, explica en el ARA. La conversación se produce en el pabellón donde esta temporada ha jugado con el CB L'Escala en Segunda Catalana.

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“Después de estar diez años sin jugar al baloncesto, fui a charlar en el Empordà. A raíz de la covid quise encontrar algo que hacer extra porque durante esa etapa no trabajaba tanto. Contacté con los clubs modestos que había en la zona con el objetivo de hacer algo de deporte y reencontrarme con el baloncesto. Caí en L'Escala, donde he jugado en Segunda Catalana con un grupo de amigas”, dice.

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Bermejo dio a luz en diciembre del 2022 y en marzo del 2023 ya estaba jugando. Aunque los resultados deportivos no eran su prioridad, esta campaña ha sido un éxito. “La temporada ha ido bien. Hemos terminado en tercera posición, pero muy contentas y satisfechas. En el equipo hay otras dos madres. Es una combinación interesante, con cuatro o cinco jugadoras muy jóvenes y tres madres, pero con un buen compromiso”, destaca la jugadora del CB L'Escala.

“Soy una jugadora distinta que cuando empezaba. No tengo ni las mismas cualidades técnicas ni el mismo físico, pero creo que aporto experiencia en el equipo”, analiza, obviando su gran capacidad para anotar puntos. “Volver a jugar al baloncesto me ha llenado mucho. El primer año disputamos la fase de ascenso y tuvimos una temporada muy buena. El año pasado fue cuando me quedé embarazada y solo pude jugar en los últimos cuatro partidos. Los resultados deportivos fueron peores, pero logramos salvar la categoría. Esta temporada he podido disfrutar del baloncesto sin la limitación física del postparto. Antes me costaba dejar a la niña en casa e iba a los partidos con algo de ansiedad, pero esta temporada lo he disfrutado mucho más”, asegura.

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La pareja de Bermejo juega en el Bisbal Baloncesto, recién ascendido a LEB Plata, la tercera categoría del baloncesto estatal. “Tengo más o menos decidido retirarme porque con mi pareja jugando en LEB Plata y con la niña, prefiero tener los fines de semana libres. Esta última temporada me he sentido muy bien física y anímicamente. El baloncesto me ha ayudado mucho a tener mis momentos personales, pero creo que es la hora de plegar”, avanza. La decisión final aún la inquieta.

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Compaginar los entrenamientos y partidos de baloncesto con la crianza de un bebé requiere hacer muchos equilibrios. “Esta temporada he llevado a Neus a todos los partidos. Cuando empezamos, ella sólo tenía diez meses. Al principio estaba muy pendiente de ella y, cuando oía un grito desde la grada, ya miraba a ver lo que estaba pasando. Si mi pareja trabajaba, venía a mi madre a los partidos. En la media parte de los partidos intentaba darle el pecho porque la niña estaba inquieta, pero ahora ya no estoy tan preocupada. Todo evoluciona. Me costó mucho el despegarme de ella. Ahora ya tiene año y medio y la situación es muy diferente, porque ya se distrae jugando con otros niños”, explica Bermejo.

"El deporte, una terapia"

“El baloncesto ha sido como una terapia, tanto los dos entrenamientos semanales como el día de partido. La respuesta de la gente ha sido muy buena. Un día tuve que darle el pecho antes del calentamiento porque la niña quería dormir y no podía. Los árbitros se acercaron para decirme que si durante el partido tenía que salir de la pista se los comentara y no me pondrían ningún problema. Me sorprendió su empatía. Los comentarios de las rivales también fueron muy respetuosos y siempre positivos. No me he encontrado con ninguna situación extraña”, celebra.

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El baloncesto le ha sacado muchas horas, pero su trabajo sigue estando en las pasarelas. “Las modelos siempre nos quejamos de que no tenemos una rutina y que nuestro horario es muy irregular. Te pueden llamar hoy para pedirte que mañana te vayas a París dos noches, pero yo he tenido suerte. Hablé con la agencia y les pedí no viajar durante un tiempo. Estuve todo el 2023 sin viajar, sólo trabajando en Barcelona y, puntualmente, en Madrid. Esto me ha limitado mucho el trabajo, pero tengo la suerte de poder hacerlo. Tenía claro que mi prioridad era pasar mucho tiempo con Neus. He trabajado mucho menos, pero he podido pasar tiempo de calidad con mi hija. Desde hace dos o tres meses que ya me siento cómoda volviendo a viajar”, ​​asegura.

Cuando su hija era muy pequeña, Bermejo se convirtió en el centro de muchas críticas porque compartió un desfile con ella. Nieves quita hierro. “Desde que tenía 18 años yo siempre he desfilado en la Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid. La directora de casting es la misma desde hace muchos años y me conoce mucho. Una vez desfilé embarazada. Dos meses después de dar a luz, me preguntaron si quería desfilar y acepté. Fue algo muy natural. Uno de los desfiles era para L'Oreal, que quería hacer una sesión por tendencias de maquillaje. No era un desfile de ropa típica, sino un evento algo más festivo. Debido a que mi hija estaba todo el día en el backstage, la directora de casting me propuso desfilar con Neus. Todo cuadró y salió conmigo. Fue un momento muy natural, pero se generó un gran revuelo”, recuerda.

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“Esperaba que todo el mundo lo viera como un momento especial entre una madre y una hija, pero no fue así. Fue un momento único que nunca olvidaré. En esa época la niña vivía enganchada a mi pecho y salir con ella fue muy natural. En cambio, me encontré con muchos comentarios negativos”. La noticia apareció en El Mundo y la mayoría de medios de comunicación se hicieron eco. "Me afectó, mucha gente se me echó encima", reconoce.

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El viaje en tren que lo cambió todo

Cuando era una niña, Bermejo nunca se había planteado ser modelo, pero una casualidad le abrió la puerta al mundo de los desfiles. Su padre debía llevarla en coche a un partido de baloncesto en Mataró, pero se le pinchó una rueda y la joven tuvo que desplazarse en tren. Una estilista que viajaba en el mismo vagón se le acercó y, tras quedar perpleja porque la chica de quince años no se dedicaba a la moda, le ofreció realizar una sesión de fotos. Esa oportunidad fue el inicio de una estimulante carrera que le ha permitido desfilar para diseñadores del nivel de Giorgio Armani o Jean-Paul Gaultier.

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Durante años compaginó sus estudios con el baloncesto y la moda, pero una decisión acabó de decantar la balanza. Bermejo tuvo que elegir entre disputar un Mundial con las categorías inferiores de la selección española o participar en la Semana de la Moda de Londres. Escogió la segunda opción.

La vida como modelo le llevó a instalarse durante una temporada en Nueva York. Licenciada en Bellas Artes, los 180 centímetros de Bermejo nunca pasan desapercibidos en las pasarelas, donde ha sido la protagonista de algún diseño icónico, como el traje de novia transparente de Gaultier. Aunque cuelga muchas imágenes de su vida cotidiana en las redes sociales, donde tiene muchos seguidores, no se considera una influencer. Uno de sus últimos desfiles fue en la Barcelona Bridal Fashion Week.