Así hace de madre

Andrea Ros : "Me parece peligrosa la idea de que una madre siempre debe ser dulce y tierna"

Actriz, divulgadora perinatal y madre de dos chicos de 7 y 5 años. Publica 'Comadres. El secreto era estar juntas' (Destino), donde habla de la necesidad de compartir la maternidad y encarar con otras madres tanto las experiencias difíciles como las gratificantes. En el barrio de Gracia de Barcelona ha creado El Refugio de las Madres, el primer 'coworking' para trabajar con bebés. Con la psicóloga Paola Roig realiza el podcast 'La vida secreta de las madres'

BarcelonaCuando me quedé embarazada la primera vez tenía mucha ilusión y nada de miedo, me sentía conectada conmigo misma y con mi bebé. Sentía mucha confianza en mí misma y quería genuinamente pasar mucho tiempo con mi bebé cuando naciera. Cuando hablaba de lo que sentía, la gente en general me miraba de forma extraña, como si estuviera loca. Veía a algunas mujeres de mi entorno que actuaban de una manera que no resonaba en mí, con distancia, con fatiga. No me imaginaba siendo ese tipo de madre.

¿Y cómo imaginabas?

— Siempre piensas que vas a ser mejor madre de la que acabas siendo porque ser madre es mucho más complejo, tiene muchos matices. Sobre todo, eres madre 24 horas al día y, por tanto, no puedes ser académica. Con el tiempo me he convertido en una madre más flexible, más amiga de mis defectos, y entiendo que a veces la cago y esto es normal. Ser perfecta no es mi objetivo. Me parece peligrosa la idea de que una madre siempre debe ser dulce y tierna. Las madres también tenemos límites y furia y necesitamos poder atravesarla. No podemos acompañar las emociones de nuestros hijos sin sentir las nuestras.

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¿Cómo has aprendido a ser madre?

— Sabemos ser madres, al igual que sabemos ser amigas. La maternidad es una relación entre tú y tu hijo y se construye con el tiempo. Sin embargo, diría que aprendo a ser madre con mis amigas, hablando y viéndolas ser madres. En este sentido, la maternidad tiene algo de adolescente: hablas con las demás a todas horas, compastes confidencias. Somos grandes aliadas y aprendemos entre todas. Dedicarme a escucharlas en estos años ha sido lo mejor que podía hacer.

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¿Qué te cuesta?

— La mayor dificultad que encuentro es la de aprender a soltarlos, tener que aceptar que se harán daño, que no podré protegerlos siempre, que debo ir dando autonomía.

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¿Qué te sorprende de tus hijos?

— Una vez pregunté a mis seguidoras por Instagram que, si sólo pudieran relacionarse con los hijos a través de uno de los cinco sentidos, cuál sería las respuestas. La mayoría hacían referencia al tacto. Contemplo cómo son cuando están sin mí y me maravilla.

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Hay un tema tabú, querer de diferente manera a cada hijo. 

— El amor hacia los hijos es distinto en su forma, pero no en su profundidad. No es un amor romántico o dulcificado. Para ambos hijos siento un amor feroz, que me mueve y me activa. La intensidad es la misma, pero no se expresa igual porque son personas distintas. Con uno me entiendo de una manera y con el otro, de otra. Y es hermoso esto también, cada vínculo es único.

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¿Qué crees que necesita saber a una madre que se encuentra en los primeros meses de la maternidad?

— La maternidad comporta muchos cambios. De la misma forma que somos conscientes de la importancia de acompañar a un adolescente, es importante también cuidar a las mujeres en este proceso y atender sus angustias. Las principales que observo en El Refugi son: desde la soledad, la vuelta al trabajo, la falta de corresponsabilidad y la dificultad para encontrar espacio y comprensión de los demás, para redescubrir a la nueva mujer en la que se están convirtiendo.

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¿Cómo nace el proyecto de El Refugio de las Madres?

— Nace hace cuatro años. Construí lo que a mí me hubiera gustado tener, un sitio para descansar. Cuando estaba embarazada empecé a compartir mis experiencias y me di cuenta de que todas las mujeres sentían las mismas cosas, pero resulta que nadie nos había hablado de todo esto: del dolor, el vértigo, esa bomba que se siente. Un día pensé en todas aquellas mujeres sin parejas corresponsables y que transitaban estas experiencias solas. Desde ese día decidí poner mi cuerpo y mi alma en este propósito: que ninguna madre esté sola en la maternidad.

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¿Qué te hace reír?

— La maternidad me ha llevado a reír mucho. lio gestionando rabietas y amenazo con cosas que sé que no cumpliré nunca, o cuando como chocolate a escondidas.

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