Arnau Solaní: "No queremos que la carta a los Reyes sea sólo una lista de la compra larguísima"
Tramoísta, actor, director amateur de 'Els Pastorets' y padre de Martina y Carlota, de 12 y 6 años, que también participan en la obra de Folch y Torres. Es miembro del Centro Sant Pere 1892, de la calle Sant Pere Més Alt de Barcelona. Los días 20 y 21 de diciembre y 3 y 4 de enero se representan 'Els Pastorets', en una versión que incluye canciones.
BarcelonaEste año no actúo, hago de tramoísta y colaboro haciendo de técnico de luces y de sonido. Los dos años anteriores sí los dirigí y también había interpretado los papeles de Lluquet y de Satanás.
¿Y qué papeles desempeñan tus hijas?
— Carlota hace de fogainera y Martina hace de pastora. La hija mayor es muy abierta y desde el año 2021 que no ha parado de actuar. La pequeña, durante la función, algunas veces iba bailando por la platea. También siguió la tradición y un año hizo de niño a Jesús. Muchos años atrás, mis padres también actuaban y mi tío Antonio.
¿Qué recuerdas, entonces, cuando eras un niño?
— Recuerdo pasar miedo cuando salían los demonios. Y también reír a corazón qué quieres con Jeremías y Rovelló. Mil anécdotas que los padres habían vivido entre bambalinas. Y sobre todo, recuerdo haber visto a mi padre haciendo de rey negro muchos años.
Qué crees que es el momento más entrañable deLos Pastorcillos?
— Hay varios. Quizás lo más emotivo para los niños que vienen a vernos es la entrada de los Reyes por la platea. Es el final de la obra, cuando van a hacer la adoración y pasan por la platea saludando a los niños y tirando caramelos. Ves esos ojos abiertos de los niños, esas caras llenas de emoción... Es impagable, un momento que hay que vivir.
Qué peculiaridad tienen Los Pastorcillos que montáis en el Centro San Pedro 1892?
— Todos Los Pastorcillos que se montan en Cataluña son peculiares, tanto los que hacen una versión entera con todos los eres y uts, como los que hacen una versión libre. En nuestro caso, los hacemos pensando mucho en los niños, con mucho ritmo, lo que hace que no haya tiempo para despistarse, y el hecho de que sea musical también hace que sea muy potente. Este año recuperamos la versión musical. Introducimos canciones de otros musicales y temas conocidos, con la letra cambiada para ayudar a contar la historia.
Si te pregunto cómo lo hacen tus hijas, me dirás que muy bien, claro.
— El año pasado Martina hacía de San Gabriel y, como hace ballet, en la escena de la anunciación aprovechamos esta disciplina para hacerla bailar mientras se oía el texto con su voz grabada. Fue una escena muy emotiva.
¿Y Carlota?
— Tenía que hacer de fogainera le explicamos que era un personaje malo y, por tanto, tenía que poner cara de enfadada y con las manos como si quisiera arañar. Y pese a tener cinco años, supo mantener muy bien al personaje en todas las escenas, con una disciplina espectacular. Todo el mundo la miraba a ella porque era muy divertida.
¿Cómo es Navidad en casa? ¿Ha cambiado mucho desde que eras pequeño?
— En referencia a lo que celebramos, no ha variado mucho, porque tanto mi pareja como yo compartimos el mismo imaginario. Hemos añadido por su parte la costumbre del árbol de Navidad, que en mi casa no se hacía, y la figura del Olentzero, ya que ella es de Navarra. Por lo que respecta a la vivencia, no creo que haya cambiado mucho. Todo es como siempre, con la magia de los Reyes. Quizá la mayor diferencia sea la influencia americana, con pelis y series.
Y los regalos. Cada año hay más.
— Estoy totalmente de acuerdo. Si eres una familia pequeña, todo el mundo quiere regalar algo y alguna vez ha pasado en casa que los regalos más grandes no son los que hacemos en casa, sino los familiares.
¿Tienen ya las cartas escritas tus hijas?
— En casa hacemos la carta a los Reyes con mucha calma. Ya empezamos a escribirla a principios de noviembre. Vamos añadiendo todo lo que podría ser un regalo. Si en verano tenemos alguna idea, también la apuntamos.
Carai, qué previsión.
— Ahora, cuando se ponen a redactar la carta, también dicen todo lo que les ha ido ocurriendo durante el año, las cosas importantes que han aprendido. No queremos que la carta sea sólo una lista de la compra larguísima. Tienen claro que los Reyes no les traerán todo y los Reyes siempre traen algo que no han pedido.
Como cada año, en la sobremesa de la comida de Navidad, volverá a recordar anécdotas. Cuéntame una.
— Un año, saliendo de casa de unos amigos cargados con bolsas llenas de regalos y también otras bolsas llenas de papeles de envolver, nos acercamos a un contenedor y lanzamos las bolsas de regalos. Cuando nos dimos cuenta, tuvimos que recular para ir a sacarlas y tirar las bolsas con papel. ¡Un buen susto!