La vida (y la muerte) de Pep

BarcelonaEl día que conocí a Ignasi Guerrero nos hicimos la típica pregunta sobre la familia y él me dijo que tenía tres hijos pero que el segundo había muerto. Me dejó de piedra. Dijo tres directamente, sin dudar ni sortear el tema. Era el primer día que trabajábamos juntos y lo más fácil quizá habría sido decir “tengo dos” y listos. Pero es que tenía tres. ¿Cómo debes restarte un hijo? Me impactó tanto la respuesta que no me atreví a decir nada más, ni preguntar de qué había muerto, ni cómo se llamaba. Ignacio había sido honesto y yo en cambio no supe encararlo y cambié rápido de tema. Cómo nos cuesta hablar de la muerte, qué tabú. Quizás ahora, después de haber visto el documental sobre la vida (y la muerte) del hijo de Ignacio, Pep, la conversación sería diferente. Aprendí mucho durante esos 85 minutos. Salí del cine emocionada, fortalecida y con muchas ganas de hablar de Pep.

Pep sólo vivió cuatro meses y murió en la UCI de San Juan de Dios en el 2014. Que diez años después estemos hablando de él y que su historia nos permita a todos aprender tanto es mucho bestia. ¿Cómo puede alguien que vive tan poco tiempo deje una huella tan enorme? El documental se llama 'Una estrella fugaz' y cuenta la historia de Pep, cómo lo vivió su familia, el personal sanitario y el resto de familias acampadas en la UCI pensando “un día más, un día menos”. Es impresionante ver llorar a las enfermeras. Son brillantes las conversaciones que tienen Ignacio y su mujer, Ágata.

Me quedaron grabadas dos cosas. La abuela de Pep diciendo que el pequeño le había dado una nueva perspectiva de la vida y que "ya no quería ir más de víctima" y una gran reflexión en torno al fracaso. Porque no nos educan para fracasar. No estamos preparados para pasar meses en un hospital, no somos conscientes de que mientras merodeamos porque nuestro hijo vuelve a tener partido, las UCI están llenas de familias que cierran filas para salir adelante.

Un documental necesario

El documental de Pep nos ha permitido a todos vivir un amor de verano. Un niño que se sintió querido por una increíble red familiar. Que dio siestas abrazado a su hermano. Que disfrutaba escuchando las canciones de su madre. Que hizo vacaciones junto al mar. La vida de Pep no tuvo muchos días, pero sus días estuvieron llenos de vida. Y ahora, gracias a su padre, esa historia llega a las pantallas.

Como profesora de secundaria, sólo espero que el documental se vea en todas las escuelas y que hablar de la muerte deje de implicar silencios incómodos. O al menos, que deje de implicar silencios. Lo veo a menudo en las aulas, alumnos que pierden un abuelo o un familiar y el resto de compañeros no dicen nada. Alguien susurra un “lo siento” rápido y para salir del paso, pero después seguimos adelante, seguimos haciendo girar la rueda de hámster y barriendo la muerte debajo de la alfombra. Qué importante es educar en la muerte para poder vivir.