El consultorio

Visitas al hospital después de tener un hijo: ¿sí o no?

Cuando hay visitas el bebé va de brazos en brazos y esto a menudo le genera estrés

Fotografía del archivo del ARA, donde se ve a una pareja en el hospital, con su recién nacido
2 min

BarcelonaHabitaciones llenas de familiares justo después de la llegada de un bebé es una situación por la que muchas familias han pasado. "Después del parto, la madre y el bebé necesitan dos cosas fundamentales, recuperarse físicamente y crear vínculo con el recién nacido, y las visitas de familiares al hospital pueden interferir en este proceso", explica Vicky González, psicóloga perinatal.

"Cuando hay visitas y el bebé va de brazos en brazos, va acumulando estrés ya menudo es por la noche cuando todo el mundo se ha marchado que el pequeño lo expresa, llorando, pidiendo pecho constantemente, etc.", añade. Pero también hay familias que quieren compartir la alegría del momento y presentar a la criatura. "Lo ideal sería que recibieran las visitas que les pueden hacer bien y que sobre todo no estén demasiado tiempo", comenta la fundadora del centro NiuMa.

Gestión de las visitas: responsabilidad de la pareja

En cualquier caso, gestionar este momento es difícil, hay muchos sentimientos, cansancio físico y en ocasiones miedos, pero es importante hacerlo. "Hay que recordar a la pareja que su rol es el de preservar el descanso de su mujer, por este motivo, debe gestionar las visitas (quién viene y cuándo) y sobre todo cuánto rato están", comenta la psicóloga. Por ejemplo, si la criatura está haciendo pecho o la madre necesita descansar son situaciones en las que, según la experta, tendrán que detenerse y comunicarlo bien y con antelación.

Presión social versus bienestar familiar

Recibir a toda la familia en pijama, cansada e insegura con el inicio de la lactancia, puede no ser la mejor de las situaciones y eso genera estrés en la nueva familia. esto ha hecho que hoy en día lo habitual sea que sólo los familiares más cercanos visiten a los padres del bebé. que se sentían con la obligación social de realizar la visita de cortesía", explica González.

A veces, la visita posparto se convierte en una obligación para la misma pareja y cuando se prohíbe o limita, se transforma en una situación incómoda que puede llevar a la disputa familiar. "Existe una presión social y familiar para aceptar las visitas, pero es cierto que hoy es más habitual retrasarlas a cuando la rutina esté más establecida. Además la estancia hospitalaria es más corta que años atrás, por lo que lo facilita", comenta González.

Ser transparentes

Para intentar que a la llegada del niño, el encaje de la situación y la recuperación física no se sume el estrés y la fatiga de las visitas, es necesario tener algunos puntos claros. "Ser transparentes, aclarar antes del nacimiento que la prioridad será la madre y el bebé, y en función de cómo vaya todo, acomodar la agenda", explica la psicóloga perinatal. De la misma forma, no comprometerse a nada con antelación es una buena manera de gestionarlo. "Saber decir que no, con educación, es clave, la criatura se puede conocer días o semanas después, hay mucho tiempo para disfrutarla", comenta. Y aceptar que si hay visitas, hay que intentar descansar todo lo posible.

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