La nueva bodega de Carme Pinós: un monasterio sostenible dedicado al vino
El edificio, en La Horra, se caracteriza por tener una parte enterrada y otra en diálogo con el paisaje
La Horra (Burgos)La arquitecta Carme Pinós (Barcelona, 1954) habla muy a menudo del peso que la "responsabilidad" tiene en su visión del oficio. Los edificios deben cumplir la función para la que están diseñados y, al mismo tiempo, deben trascenderla poéticamente. También deben hacer ciudad, y cuando están en entornos rurales y naturales, deben construir paisaje. Todo esto se encuentra con creces en el edificio que ha presentado este viernes, una nueva bodega para La Horra, en Burgos. Toda la parte de producción está enterrada, también por una cuestión de eficiencia energética; y la zona de la vendimia y la social sobresalen y están abocadas al paisaje.
"No soy quisquillosa, pero sabía que el protagonismo debían tenerlo el paisaje, el territorio y los viñedos, y que no tenía ganas de entrar en el juego de ver quién la hace más grande", afirma Carme Pinós, desmarcándose de edificios icónicos del mundo del vino de arquitecto. Calatraba. "El paisaje es fruto de cómo ves la naturaleza, de cómo la intelectualizas", explica.
Otro rasgo esencial de la bodega, que tiene una superficie de 4.700 m2, es el vuelo que alcanza, como si fuera un concentrado de los mojones de Pinoso. A lo largo del recorrido uno piensa en obras importantes de su trayectoria, entre ellas el cementerio de Igualada y los edificios olímpicos de tiro con arco, ambos proyectados con Enric Miralles, y otros posteriores como la ampliación del Hotel Son Brull en Mallorca y unos pabellones en una finca mexicana. "El proceso de la bodega no fue difícil, pero sí larga, de ir adelante y atrás, porque los técnicos tenían que descubrir cómo era la bodega que querían hacer, y lo encontramos a lo largo de muchas conversaciones", explica la arquitecta, que en esta obra ha colaborado con la ingeniería Vértice 21 y la constructora Inexo.
La nueva bodega, que ha costado 9,5 millones de euros, supone la consolidación de Bodegas La Horra, cuya actividad se remonta al 2009. Las obras se realizaron por fases. Primero se construyó la nave de elaboración para vinificar las primeras añadas de los vinos Corimbo y Corimbo I, de la DO Ribera de Duero. Luego, en 2015, se construyó la zona de crianza y almacenamiento de las botellas. Y la tercera fase, que es donde entró Pinós, empezó hace dos años. La bodega está diseñada para acoger unas 300.000 botellas y en estos momentos producen unas 130.000 entre Corimbo y Corimbo I. Y a partir de ahora las naves anteriores funcionarán como centros logísticos. "Carme es la maga, el artista, que ha hecho realidad nuestro sueño", afirma el presidente del Grupo Roda, Mario Rotllant, quien destaca que sus proyectos son de "crecimiento autolimitado" para mantener la excelencia que quieren. Y, sin embargo, quiere que la nueva bodega contribuya a potenciar el enoturismo en la zona. Como dice el director general del Grupo Roda, Agustín Santolaya, la bodega debe ser "una máquina perfecta para hacer vinos de alta calidad", y ésta tiene además un aire de "monasterio". Las instalaciones también incluyen medidas para hacerlas más sostenibles como la geotermia y el sistema de ventilación conocido como tubos canadienses.
El recorrido arranca junto a una encina centenaria y una casita de adobe donde se pueden hacer costilladas. Haciendo bajada, se pueden ver los campos en los que sembrarán más viñedos hasta casi tocar la bodega. La fachada tiene una forma sinuosa para integrarla en el paisaje y está hecha de ladrillo, para darle calidez. La cerámica es uno de los materiales nobles, junto con la piedra y la madera, de los que Pinós dice que "envejecen en vez de deteriorarse".
Una de las partes más potentes de la bodega es la entrada de camiones cargados con las cajas de uva. Tiene una gravedad asombrosa. Y poco después se encuentra el elemento más icónico del edificio, un voladizo con forma de teja invertida una parte del cual estará clavada en el terreno. Asimismo, Pinós ha logrado dar un carácter artístico al rigor de las salas de vendimia y de almacenamiento de las botellas adornando las paredes con las marcas del encofrado de carrizo y con las estratégicas y expresivas lucernarios y unas características salidas de ventilación inspiradas en las de las antiguas bodegas locales.
Un momento de mucha actividad
Carme Pinós ha inaugurado la bodega en un momento de mucha actividad: trabaja en la futura ampliación del Teatro Museo Dalí de Figueres, la transformación del complejo Zona Franca de Vigo y la rehabilitación del pazo de Lourizán, ésta última con Carlos Enrich. También tiene en curso la instalación de un hospice pediátrico para la Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia en el pabellón de la Victoria del recinto de Sant Pau, en Barcelona.
Por otra parte, Pinós acaba de inaugurar un espacio cultural en Palma llamado K3, iniciado junto con su gerente, Flora Muñoz, y la arquitecta y antigua colaboradora Sé Duch. Una de las primeras actividades ha sido un debate sobre el cómic de Pere Joan Neocaos (Autosider Cómics).