Arquitectura

Oscar Tusquets: "Quien debía decir que los cocineros ocuparían veinte veces más de espacio en los periódicos que los arquitectos"

El primer documental sobre el arquitecto aborda su figura con invitados excepcionales como Antonio López, Miquel Barceló y Mario Vargas Llosa

BarcelonaDurante el montaje de la exposición que la Fundació Vila Casas dedicó a Oscar Tusquets en 2022, Àlex Susanna, que entonces era el director artístico de la institución, no veía claro que Tusquets incluyera una pequeña pintura protagonizada por una mujer que besa a un toro. Pero el arquitecto se impone, le toma el cuadro de las manos apasionadamente y busca un sitio dentro de la sala para exponerlo mientras recuerda a Susanna que Villa Casas era un amante de los toros. Este Tusquets gruñón llama la atención, y al mismo tiempo aterriza el personaje en el documental Dios lo viene, dirigido por Àlex Guimerà y Guillem Ventura, que se estrena este jueves en el cine Verdi de Barcelona, ​​y el día 18 en el Verdi de Madrid. Es decir, la figura del Tusquets polifacético, ingenioso y hedonista, que parece haberlo hecho todo sin despeinarse, es fruto del talento, el oficio y la dedicación... y de algún abucheo.

"Ya soy un viejito cascarrabias, y reconozco que soy un cascarrabias", dice socarrón Oscar Tusquets, contento de que el formato del documental rehuya la clásica sucesión de amigos y conocidos que hablan de diferentes aspectos de su vida y su trayectoria. "Estoy bastante cansado de mí mismo —pregunta Tusquets—, pero creo que el trabajo de Àlex está muy bien. Me veo muy reflejado en el documental, que es mucho más sobre mí que sobre mi obra. Eso me distancia mucho de otros documentales de arquitectos, y he tenido la suerte de hacerlo mientras todavía estoy vivo. A veces los documentales se transforman ¡que no hay nadie hablando bien de mí en todo el documental!", explica.

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El documental, una producción de Hic&Nunc, es fruto de cinco años de rodaje y reducir 120 horas de grabación a una hora y media. Los directores trabajaron con unos equipos muy pequeños para poder seguir a Tusquets por todas partes y no alterar las situaciones que vive con algunos otros protagonistas de la película, entre ellos el escritor Mario Vargas Llosa, los pintores Antonio López y Miquel Barceló, su antiguo socio Lluís Clotet, el cineasta Albert Serra y el dibujante Jordi La. De otro lado, un almuerzo en la sede de la editora de diseño BD y la fiesta de cumpleaños de los 80 años recogen su contacto con las generaciones más jóvenes, como los arquitectos Igor Urdampilleta, del estudio Arquitectura-G, Pablo Bofill y Ricardo Bofill, el fotógrafo y editor Nacho Alegre, el escritor actriz Julia de Castro. "Pasa aquello que los hijos te quieren poco, pero los nietos empiezan a valorarte", dice Tusquets. "Oscar nos lo ha puesto muy fácil, porque nos lo ha abierto todo —asegura Àlex Guimerà—. Lo que buscábamos era una narración más de ficción que avanza a través de los personajes, más que entrevistas más clásicas".

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Como arquitecto, Tusquets ha rehuido siempre la especialización y se ha definido como alguien que resuelve "problemas enrevesados". Lamenta que, desde los años 60, los arquitectos han ido perdiendo importancia. "Quién iba a decir que los cocineros ocuparían veinte veces más de espacio en los periódicos que los arquitectos", lamenta. Asimismo, siempre ha tenido un pie en más de una disciplina a la vez. "Cuando escribo pienso que debería estar pintando, y cuando estoy pintando pienso que debería estar proyectando", dice Tusquets, que en muchos momentos del documental es una bomba: en el Museo Arqueológico de Nápoles, cuestiona Picasso ante un pequeño fresco de Pompeya: "Pero ¿cómo podemos defender que hay progreso en el arte? me los han conservado casi todos, me definen muy bien”. Además, discute con Barceló defendiendo la figuración por encima de la abstracción, y también se enfrenta a Antonio López: "Le entrevistan cada vez, pero nunca le discuten nada. Fui a un taller que hizo en la Universidad de Navarra, nos pasamos una semana pintando, y el único alumno que le cuestionaba era yo.

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De la Casa Fullà en el metro de Nápoles

Además de los amigos ilustres, a lo largo del documental Tusquets revisita algunas de sus obras más emblemáticas, desde la Casa Fullà, de su etapa inicial con Lluís Clotet, hasta una emblemática estación del metro de Nápoles evocadora del mundo subacuático, para la que contó con la colaboración del director Robert Wilson. "Lluís Clotet se niega a visitar obras antiguas, porque dice que solo te dan disgustos", advierte Tusquets. "Te da un disgusto porque lo has destrozado —añade—, o porque es menos buena de lo que recordabas, o porque es mejor de lo que recordabas y piensas que hoy no sabría hacerla. Pero yo no soy tan radical, y, por tanto, sí, fuimos a verlas". Mientras que la Casa Fullà, el belvedere Georgina y la casa en la isla de Pantellería están muy bien conservados, la antigua casa Regàs en Llofriu, también de Clotet y Tusquets, ha perdido muchos de sus elementos originales, lo que enoja visiblemente a Tusquets. "También hicimos algunos comercios y plantas bajas del Eixample, y no queda ninguno", lamenta.

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Mientras que Tusquets se emociona al ver que el auditorio Alfredo Kraus en Las Palmas de Gran Canaria está como nuevo después de veinticinco años, el jefe de Carmela de Jaume Plensa le molesta en la esquina del Palau de la Música. "Da un poco de daño al relieve del árbol que hicimos con Natxo Farreres, que tiene bastante interés. La escultura no está muy bien colocada, aunque nunca he protestado públicamente. Eso lo dijo Lluís Permanyer, que era otro amigo muy mayor y lo sabía todo", explica. Así, la ampliación del Palacio de la Música de Tusquets culminó unas tres décadas de trabajo en el edificio de Lluís Domènech i Montaner. "Estoy muy contento. Superada la anécdota del escándalo económico, siempre digo que, sin embargo, fueron un cliente muy fiel, porque nos aguantaron 30 años", dice el arquitecto.