Arte

15 tesoros del Renacimiento en Cataluña

El historiador del arte Joan Bellsolell Martínez publica un libro sobre el arte del siglo XVI en Cataluña, y el 15 de diciembre se inaugura el Museo del Renacimiento en Molins de Rei

BarcelonaEl arte de la época del Renacimiento en Cataluña a menudo queda eclipsado por el esplendor del Gòtic. Para ponerlo más al alcance del público, el historiador del arte Joan Bellsolell Martínez publica el libro Renacimiento y renacimientos. El arte en la Cataluña del siglo XVI (Farell Editores). "El espíritu de la Renaixença hizo mucho daño –afirma Bellsolell–. "Entre el siglo XV y el Modernismo ocurrieron cuatro siglos, y los hechos históricos tampoco ayudan. En el siglo XV tienes una Guerra Civil que destruye el país, y la recuperación se produjo a lo largo del XVI, pero fue muy lenta, y coincidió con la pérdida del autogobierno". Y otro problema es la destrucción de arte de época moderna durante la Guerra Civil española. "Casi se quemó todo. Se destruyó el 90%", lamenta el autor. "El Renacimiento es italiano, lo que tenemos aquí son episodios renacentistas que pueden ser excelentes", asegura el autor.

La publicación del libro llega el mismo año de la apertura del Museo del Renacimiento de Molins de Rei, que se inaugurará el 15 de diciembre, y donde se podrán ver obras destacadas como el tapiz de mediados del siglo XVI Triunfo del Tiempo sobre la Fama, y una caja de novia del segundo cuarto del siglo XVI, que es uno de los 15 tesoros que proponemos de la arquitectura, la escultura, la pintura y las artes decorativas de la época del Renacimiento en Cataluña.

1.
Fachada del Palacio de la Generalitat y capilla de Sant Jordi

La fachada del Palacio de la Generalitat (1597-1619), obra del arquitecto Pere Blai, es la primera fachada que puede definirse como "monumento renacentista lleno", como dice Bellsolell. "Con su finalización también suele cerrarse, cronológicamente hablando, la época del Renacimiento", precisa. El proyecto se inició en 1596 y la construcción se adjudicó a Blai después de un concurso público "lleno de irregularidades" para que fuera él el ganador, ya que era considerado como el mejor arquitecto catalán de ese momento. El encargo que recibió Blai incluía la construcción de un cuerpo nuevo añadido al edificio gótico existente que en realidad era una nueva capilla en la planta noble, ahora conocida como Saló de Sant Jordi, y el remate de la fachada tal y como la vemos ahora. "El punto más curioso de la reforma sería la fachada de cierre por la plaza de Sant Jaume, hecha sin que se intuya que lo que tiene el espectador delante es una capilla", explica. Por otro lado, Bellsolell recuerda que la visión actual de la fachada del palacio está totalmente descontextualizada, porque en el siglo XVI la plaza de enfrente no existía, así que el palacio se veía desde más cerca, potenciando su carácter monumental. "Sin embargo, y pese a su importancia, no parece que este capítulo sea capaz de competir con los grandes referentes arquitectónicos de la época medieval catalana. Y hay que recordar que la fachada de la Generalitat cierra un edificio que en su mayor parte es gótico", dice.

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2.
Patio de la Casa Grande del Santuario del Milagro

Riner (Solsonès)

La llamada Casa Gran de Riner, construida entre los siglos XVI y XVIII, surgió como un albergue para peregrinos y viajeros que llegaban al Santuario del Miracle. El patio, adornado con columnas corintias y relieves de regusto clasicista, es un reflejo del papel público que tenían los patios y cómo los propietarios los utilizaban para mostrar su "bonanza", como dice Bellsolell, u otros mensajes mediante inscripciones latinas en lugares como los zócalos de los portales. En el caso de Riner, la Casa Gran estaba vinculada a la familia Cardona, posiblemente al obispo Pere de Cardona. Actualmente, el edificio alberga instalaciones municipales de Riner, salas de exposiciones, una tienda, una cafetería, un restaurante y la Oficina de Turismo.

3.
Patio de la Casa Gralla

Sede de la empresa Prosegur (Hospitalet de Llobregat)

La Casa Gralla, ubicada en la calle Portaferrissa de Barcelona, ​​fue el edificio más famoso de la época del Renacimiento en Cataluña. Pero aun así, fue derribada a mediados del siglo XIX en plena reforma urbanística para abrir la actual calle Duc. La casa era "un edificio monumental levantado a partir de la compra y anexión de las casas vecinas —explica Bellsollel—. Esto nos lleva a hablar de uno de los elementos más innovadores de esta residencia, que es la articulación de la fachada principal a partir de la disposición de las ventanas, que eran una quincena, enmarcadas con molduras y detalles a la romana y coronadas con relieves, algunos insertos en marcos circulares donde se representan figuras mitológicas". Además, el acceso a la casa se hacía a través de "un portal monumental coronado de guirnaldas, elementos heráldicos y relieves dedicados al héroe mítico y fundador legendario de Barcelona: Heracles". De todo ello queda el patio en el interior de la sede de la empresa Prosegur en L'Hospitalet de Llobregat, y algunos otros elementos como el dintel de la puerta principal en el Museo de la Alicatada de Martorell y otros en la Torre Pallaresa, en Santa Coloma de Gramenet. Por otro lado, Bellsolell reclama que la casa se llame Desplà-Gralla, porque la casa existía desde el siglo XIV como propiedad de la familia Desplà. El nombre de la vivienda cambió cuando Miquel Joan Gralla se casó con Anna Desplà, y fue a raíz de la boda que reformamos la fachada en clave renacentista.

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4.
Reales Colegios de Tortosa

Conjunto histórico-artístico de Tortosa

Los Reales Colegios de Tortosa eran la institución pedagógica encargada de formar conversos y "nuevos cristianos" –como explica Bellsollel citando a Cristóbal Despuig– en la cultura, hábitos y tradiciones cristianos. La fundación se remonta a la época de Carlos V. Se trata de un conjunto formado por dos instituciones: el colegio de Sant Jordi y Sant Domènech y el colegio de Sant Jaume y Sant Maties. El elemento más destacado es el patio del segundo colegio, "un patio monumental que quiere seguir las normas establecidas desde los tratados de arquitectura llegados de Italia", pero cuyas soluciones no acaban de ser bien definidas. Y en este patio monumental, llama la atención la galería de personajes reales del escultor Francisco de Montermoso.

5.
Sepulcro de Ramon Folch de Cardona

Iglesia de San Nicolás de Bellpuig

El mausoleo de Ramon Folch de Cardona (1467-1522), virrey de Nápoles, es "el monumento sepulcral más colosal de toda la producción renacentista en Cataluña", asegura Bellsolell. "Es un sepulcro absolutamente abrumador, monumental y moderno. Está hecho en total sintonía con la cultura humanística preponderante en la Italia del Renacimiento. Es un sepulcro lujoso", subraya. Obra de un prestigioso escultor napolitano, Giovanni Merliano da Nola, cuyas imágenes contiene evocan las virtudes y las glorias del difunto. En el pedestal se encuentra la representación excepcional en toda Europa de una batalla naval, concretamente la derrota de los bereberes en Massalquivir. Y hay otra en el friso, la batalla terrestre de Vicenza, donde puede verse la victoria contra los venecianos. Pero no todas las imágenes son profanas: en la cima hay una Virgen con un niño Jesús en su regazo, y en el arcosóleo hay una escena de un lamento sobre Cristo muerto. El mausoleo lo encargó la viuda de Cardona, Isabel de Requesens, y primero fue instalado en el convento franciscano, también en Bellpuig.

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6.
Sepulcro de Juan de Aragón

Monasterio de Montserrat

El virrey de Nápoles Juan de Aragón (1457-1528) fue previsor y encargó el sepulcro en 1509, 19 años antes de su muerte. Fue enterrado en la antigua iglesia románica de Montserrat en 1529. Tras la desaparición de esta iglesia a raíz de las reformas impulsadas por el abad Garriga en 1560, el monumento fue trasladado al atrio de la basílica. El autor es desconocido, pero existe consenso en que se trata de una obra importada de Italia. Uno de los rasgos destacados es que esta tumba es "un monumento arquitectónico", tal y como dice Bellsolell, basado en conceptos y premisas propias de un edificio, concretamente de un arco de triunfo.

7.
Retablo mayor del monasterio de Santa Maria de Poblet

Monasterio de Santa María de Poblet

Damià Forment es considerado uno de los mejores escultores de la Corona de Aragón en el siglo XV, y el retablo del monasterio de Poblet fue pionero en la escultura renacentista en Cataluña. Se trata de un conjunto monumental en alabastro dedicado a la Madre de Dios, las imágenes de seis santos y cinco escenas de la Pasión. También hay, en la parte superior, los siete gozos de la Madre de Dios, los apóstoles con la imagen de Cristo Salvador bendiciendo y, en la cima, el Calvario. La ejecución fue accidentada porque provocó un pleito entre la comunidad y el escultor. de todo el conjunto y en la calidad del alabastro". Por su parte, Forment, aducía que le habían hecho introducir cambios "cuando los trabajos ya se encontraban en curso". A esto se añadió la destitución del abad Caixal, en 1531, por asuntos de corrupción. Al final, encargaron el retablo otro escultor ilustre, Martín Díez de Liatzasolo, y el pintor Pere Nunyes, que declararon en contra de Forment, lo que hizo que desde entonces los dos escultores fueran enemigos irreconciliables.

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8.
Conjunto de la 'Dormición de la Virgen María'

Museo Nacional de Arte de Cataluña

Según Bellsolell, se trata de uno de los trabajos "más prestigiosos" de Damià Forment, y uno de los iconos de la colección de Renacimiento del MNAC. El conjunto de la Dormición de Nuestra Señora sobresale por cómo Forment supo representar las expresiones removidas de los apóstoles que asisten al tránsito de la Virgen. Forment consiguió el mismo efecto conmovedor de un vídeo de Bill Viola quinientos años antes. Este grupo escultórico lo forman una docena de piezas de alabastro, la mayor parte de las cuales está expuesta. Formaba parte de la decoración de la capilla de Sant Martí y el Sant Crist de la iglesia de Sant Miquel de Barcelona, ​​que estaba bajo protección de la familia Descoll, que lo encargó.

9.
Portal de acceso a los estudios del casal Centelles de Barcelona

Actual sede del Consejo de Garantías Estatutarias de la Generalitat

Una de las curiosidades arquitectónicas de los edificios más distinguidos de la época del Renacimiento son "los estudios de media escalera", lo que hoy sería un despacho. Eran espacios reservados para una o pocas personas a los que se accedía a través de un portal que se encontraba en el rellano de la escalera, subiendo desde el patio, o bajando desde el primer piso. Algunos de los repertorios escultóricos más interesantes se encuentran en los encuadramientos de las puertas de estos espacios. Entre ellos destaca el del casal Centelles de Barcelona (bajada de Sant Miquel), la actual sede del Consejo de Garantías Estatutarias de la Generalitat, obra del escultor francés Rene Ducloux, protagonizado por dos atlantes que sostienen un escudo de la familia Centelles .

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10.
Relieves del corazón y trascoro de la catedral de Barcelona

Catedral de Barcelona

Se trata del "proyecto escultórico monumental más importante de todo el siglo XVI en Cataluña", dice Bellsolell. Fue fruto de la decisión de 1517 de un comité de monjes de la catedral, entre los que se encontraba el arcediano mayor, Lluís Desplà, de terminar las obras del corazón de madera y del trascoro de mármol. El artista elegido fue el escultor burgalés Bartolomé Ordóñez (1480-1520), uno de los más importantes del momento. "Ordóñez era un autor plenamente italianizado, afincado en Nápoles, donde realizaba encargos de los más selectos e importantes –explica Bellsolell–. Estaba influenciado por los trabajos de los primeros maestros del Renacimiento italiano: Donatello y Miquel Àngel. Esto explica por qué llegó a niveles de virtuosismo superiores a la media".

La obra consistió en la construcción de veinte mamparas de roble, conocidas como potencias, y hacer los relieves de mármol del trascoro con escenas de la historia de la Veracreu y de Santa Eulàlia, y cuatro esculturas de santos, de las cuales sólo se conocen las de san Severo y san Paciano. Asimismo, los relieves decorativos y algunas figuras angelicales y elementos estructurales. Los trabajos empezaron con el imprevisto de que el barco que transportaba los bloques de mármol naufragó frente a la costa de Provença y sólo se recuperaron después de algunas gestiones. De todo ello, se nos conservan cuatro relieves dedicados a santa Eulalia, de los que sólo dos son de Ordóñez, porque murió prematuramente. Los otros dos fueron terminados por sus ayudantes.

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11.
Silla del corazón de la catedral de Barcelona

Catedral de Barcelona

El corazón de la catedral de Barcelona acogió entre el 5 y el 8 de marzo de 1519 el único capítulo de la orden de caballería del Toisón de Oro fuera de Borgoña y Flandes. Por eso, Joan de Borgonya (1465-1525) recibió el encargo de decorar la sillería del corazón, es decir, el mismo trabajo en el que trabajaba el escultor Bartolomé Ordóñez. El trabajo de Borgoña consistió en pintar los paneles superiores de los escaños donde se sentarían los miembros de la orden de Toisó, una cincuentena de escudos heráldicos con las señales de cada integrante, entre los que destacan los del futuro emperador Carlos V y los del su abuelo, Maximiliano de Austria. Las pinturas fueron muy retocadas en el siglo XVIII. "Este encargo situaba a Joan de Borgonya en otro nivel, ya que sólo se le conoce por obra religiosa y aquí nos encontramos con un proyecto del poder civil", dice Bellsolell. "Estamos ante una producción anclada en el mundo medieval. Las pinturas del Toisón contrastan entre la tradición flamenca, lujosa, y las nuevas tendencias renacentistas que Borgoña demostraba, por ejemplo, en pinturas como la Virgen del mono, conservada en el MNAC", explica.

12.
Retablo de Santa Helena

Catedral de Gerona

La estructura de este retablo obra del pintor Pere Fernández, el dorador Antoni Norri y el carpintero Antoni Mateu tiene la singularidad de que los laterales y la parte superior se pliegan adelante, para adaptarlo al espacio para el que fue concebido , sobre un altar detrás del altar mayor de la catedral de Gerona. Lo encargó el canónigo Narcís Simon. La imagen central, dedicada a santa Helena, es el doble de mayor que las seis pinturas con imágenes de su vida que la flanquean. En cuanto al estilo, Bellsolell destaca su influencia lombarda, porque había estado en contacto con la obra de Bartolomeo Suardi, más conocido como Bramantino, y el hecho de que adapta las figuras para crear una perspectiva visual. Esto último es "un elemento muy vinculado al taller de Leonardo", dice Bellsolell.

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13.
'Martirio de Sant Cugat', de Aine Bru

Museo Nacional de Arte de Cataluña

Como explica Bellsolell, el ritmo artístico de la Cataluña del siglo XVI lo marcan pintores que llegaron de fuera "buscando un mercado que se encontraba, en parte, huérfano de talleres potentes, después de la muerte de Jaume Huguet". Entre ellos destaca Aine Bru, conocido sobre todo en Cataluña y por todas partes por dos pinturas conservadas en el MNAC: una imagen de san Cándido y un aterrador Martirio de Sant Cugat, ambas provenientes del desaparecido retablo mayor del monasterio de Sant Cugat. "Aine Bru fue un oasis en medio de la cotidianidad gótica —dice el autor—. Era un pintor extremadamente virtuoso e intenso, dotado de recursos compositivos y técnicos extraordinarios. En él se combinó lo mejor de la pintura naturalista flamenca, con un detallismo y un verismo extremos, con el esplendor y volumen plástico renacentista".

14.
Retablo de Sant Feliu de Girona

Museo de Arte de Girona

El retablo de Sant Feliu (1518-1520), conservado en gran parte en el Museo de Arte de Girona, es uno de los exponentes más importantes de la pintura catalana de la época del Renacimiento. Comenzó la parte pictórica el francés Perris de Fontaines y le cogió el relevo Joan de Borgonya, uno de los grandes protagonistas de la pintura catalana del siglo XVI. Representa la evolución en el peso de la tradición gótica. "Borgoña era un pintor con enorme personalidad y un estilo particular bien definido: era consciente de las novedades procedentes desde Italia y de la cultura renacentista", dice Bellsolell. En el retablo de Sant Feliu, Borgoña hizo seis grandes compartimentos con episodios de la vida del santo, donde se puede observar su gusto por el lujo y la exuberancia de las vestiduras y los escenarios: Prédica de san Félix a las mujeres, La amenaza de Rufí, Sant Feliu arrastrado por los caballos (el primer martirio), La visita de las mujeres de Girona, Sant Feliu lanzado al mar (el segundo martirio) y Sant Feliu en el eculi sufriendo su pasión (el tercer martirio).

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15.
Caja con el Nacimiento y la Epifanía

Museo del Renacimiento de Molins de Rei (propiedad del Museo del Diseño)

Esta caja, fechada en el segundo cuarto del siglo XVI, era un producto de lujo que formaba parte del ajuar de una casa acomodada. Suelían mostrarse abiertas para que se pudieran ver las pinturas de la parte inferior de la tapa, y se podía hacer una segunda tapa más sencilla para ocultar el contenido. "No hay ningún otro mueble catalán con tanta o más fama que las cajas nuviales producidas entre los siglos XV y XVII. Éstas siempre despiertan cierta fascinación, no sólo por el tipo de objeto material que eran, sino también por su significado y su trascendencia", afirma Bellsolell. "Las cajas no sólo eran un mueble, sino también un símbolo, porque iban asociadas a una nueva etapa vital: el matrimonio", añade. Además, el contenido también reflejaba el estatus de los propietarios, ya que solía curarse, ropas, joyas y piezas de platería.