El artista que quiso permanecer oculta hasta veinte años después de muerta
El Guggenheim de Bilbao acoge el estallido legado de Hilma af Klint, la pintora médium pionera de la abstracción
BilbaoLas historias de muchas artistas mediums están marcadas por hechos traumáticos: pobreza extrema, enfermedades, depresiones, la pérdida de hijos... Ellas, con sus obras, parecen evadirse del dolor y, al mismo tiempo, nos abren las puertas al más allá. Convierten su oscuridad en luz, una claridad tan radiante que desborda las etiquetas del mundo del arte, y lo que no es el arte. La pintora sueca Hilma af Klint (Estocolmo, 1862-1944), una de las grandes sorpresas del mundo del arte de las últimas décadas, no fue una excepción.
Su interés por la religión y las cuestiones espirituales creció tras la muerte de su hermana menor, Hermina, en 1880. Dos años más tarde, Hilma af Klint ingresó en la prestigiosa Academia Real de Bellas Artes de Suecia , donde se graduó cum laudoen 1887. Pronto se convirtió en una paisajista y una reconocida retratista. El espiritismo volvió a estar presente en su vida a finales de la década de 1890, cuando empezó a celebrar sesiones con cuatro amigas artistas conocidas como Las Cinco. Fue desde entonces, como puede verse en la gran exposición que el Guggenheim de Bilbao le dedica hasta el 2 de febrero, que Hilma af Klint empezó la producción más fabulosa, más de 1.300 dibujos y pinturas abstractas, y 124 cuadernos con 26.000 páginas manuscritas o mecanografiadas. Prácticamente todas las obras expuestas en Bilbao provienen de la Fundación Hilma af Klint, y la muestra cuenta con el patrocinio de Iberdrola.
"Son obras de su tiempo y al mismo tiempo avanzadas", afirma Tracey R. Bashkoff, directora senior de colecciones y conservadora senior del Museo Guggenheim de Nueva York, que también es la comisaria de la muestra junto con la conservadora del Guggenheim de Bilbao Lucía Agirre. "La rotura de Af Klint con los estilos dominantes bebió del espiritismo y la teosofía, que eran habituales en Europa y Estados Unidos de la época, y de diversos acontecimientos modernos como el descubrimiento del electrón y la teoría de la evolución", explica Bashkoff. El impacto que han tenido estas pinturas, llenas de elementos como soles, pétalos, espirales, palomas, cisnes y textos, han hecho que a veces se la presente como la pionera de la abstracción, por delante de Kandinski, Mondrian , Malevič y Kupka. Sin embargo, hay formas abstractas en el arte popular desde mucho antes, y entre las artistas médium, la artista británica Georgina Houghton ya hizo trabajos con formas abstractas en la década de 1860.
Hilma af Klint dejó por escrito que emprendió ese camino artístico por orden de un ángel llamado Amaliel. Ella misma fue consciente de que estas abren eran demasiado transgresoras para su tiempo, así que sólo las enseñó a personas que tenían una sensibilidad similar, y dejó instrucciones para que no se expusieran hasta veinte años después de su muerte, que va tuvo lugar después de que le embistiera un tranvía en 1944, cuando tenía 81 años. "Para nosotros como historiadoras del arte, Hilma af Klint es aire fresco, todavía queda mucho por estudiar", afirma Lucía Agirre. "Estamos convencidas de que mucho de lo que hemos escrito quizás haya quedado obsoleto dentro de veinte años", subraya.
Un legado que estuvo a punto de ser tomada del fuego
El legado de Hilma af Klint ha tenido una historia rocambolesca: las obras estuvieron encerradas dentro de cajas durante décadas, y sobrevivieron al incendio de su casa y su estudio. Los herederos intentaron exponerlas, sin éxito, en los años sesenta. Corrían en tiempos del minimalismo y el arte conceptual, y ella no encajaba. Quisieron dar la obra al Moderna Museet de Estocolmo, pero el museo la rechazó. Su sobrino Erik las heredó y creó una fundación en 1972, pero aún tuvieron que pasar cerca de quince años para que la fortuna del artista empezara a cambiar en los años ochenta con una exposición en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles en 1986. Más adelante llegaron una retrospectiva al Moderna Museet en 2013 y otra en el Museu Picasso de Málaga. Y el entusiasmo estalló aún con mayor fuerza en el Guggenheim de Nueva York en el 2018: la de Hilma af Klint es la exposición temporal más vista de la historia del museo, con 600.000 visitantes.
El grosor más importante de la obra de Hilma af Klint, y de la exposición, lo forman las llamadasLas pinturas para el templo. Se trata del proyecto de un templo de alabastro con una torre helicoidal que no llegó a construirse. Hilma af Klint era una mujer pequeña, pero no empleó esfuerzos para hacer pinturas gigantescas para su templo como Los diez mayores, evocadoras de los retablos de las iglesias florentinas del Renacimiento. "Sus obras son como grandes mapas y en sus cuadernos dejó escritas las leyendas de estos mapas, pero podía ser que a una sola letra le diera tres significados", dice Agirre.