El eco de Goya en las gitanas de Isidre Nonell

BarcelonaEl pintor barcelonés Isidre Nonell (1872-1911) está considerado el primero artista contracultural de Cataluña, porque se desmarcó de las corrientes con sus característicos retratos de gitanas. En lugar de dejarse llevar por el folclorismo dominante, los retratos de Nonell tienen un carácter profundamente humanista y de crítica social. Los coleccionistas se lo hicieron pagar, y en 1901 su primera exposición de pintura en la Sala Parès fue un fracaso comercial rotundo. Sin embargo, una de las críticas de esa exposición recogía como Nonell bebe de la tradición de grandes pintores como Goya y Rubens.

El diálogo de Nonell con Goya se recupera hasta el 18 de enero con la exposición Nonell mirando Goya del Museo Lázaro Galdiano, frutode la alianza del museo madrileño con la prestigiosa Colección Casacuberta Marsans, que hay aporta siete pinturas, entre las que destacan dos retratos tempranos de gitanos, Gitana y Busto de gitano, ambos de 1901. Así, los personajes marginales de Nonell están cara a cara con las figuras monstruosas de las pinturas de Goya El aquelarre y Las brujas, que reflejan su crítica a las supersticiones y tradiciones que lastran el desarrollo de las personas. "Tanto la obra de Nonell como la de Goya dan testimonio de una conciencia crítica ante la hipocresía social: ambos poseen una concepción moral y ética del arte basada en la idea de que la misión de la pintura no es únicamente la de embellecer la realidad, sino también la de dar forma visible al sufrimiento humano ya la soledad moderna", afirma Bear Galdiano y la comisaria de la muestra junto a la conservadora de colecciones Nadia Hernández. "Ambos artistas entienden la pintura como una forma de resistencia estética ante la indiferencia, y esto se refleja en la voluntad de representar lo que los demás no se atreven o no quieren ver", subraya Torres. Para Hernández, la dignidad es una de las claves de los retratos de Nonell, aunque hoy la relación que estableció con las gitanas puede resultar problemática: "Nonell creó un universo pictórico protagonizado por personajes desarraigados y marginales a los que dotó de una gran dignidad y belleza".

El impacto de la muerte de Consuelo Jiménez

Nonell mirando Goya es la primera presentación de la Colección Casacuberta Marsans en Madrid y la primera exposición de Nonell en la ciudad en más de veinte años. Entre las obras de Nonell hay también Melancolía (1903), de su segunda exposición en Barcelona;Busto de gitana(1904), un óleo sobre mesa experimental que llama la atención porque Nonell no aplicó la preparación tradicional. En cuanto a las posteriores Gitana y Angustias, son más coloristas y luminosos. Los críticos los sitúan en momento de transición influenciado por el novecentismo. "Quizás esta evolución se puede relacionar con la muerte, en 1905, de su modelo preferida, la gitana Consuelo Jiménez, con quien había mantenido una relación sentimental y que murió al hundirse la barraca donde vivía", añade Hernández.

En la muestra también hay dibujos de Nonell, como Mendigos y Velatorio o Chapelle ardiente de un crétin, marcados por los meses que el artista pasó en el Valle de Boí en 1896, donde se encontró con una comunidad de los entonces llamados cretinos, es decir, personas afectadas de bocio y con graves malformaciones físicas y trastornos psíquicos. "Fue un hecho trascendente en su trayectoria vital –explica Hernández–. El contacto con la miseria y la degeneración activó un interés por el submundo de la marginalidad que acabaría vertebrando toda su creación".

Tradicionalmente, estos dibujos han recibido el nombre de "fritos" por su acabado "aceitoso", apunta Hernández. Según la leyenda, estaban pasados ​​por dentro aceite hirviendo. No era así: el procedimiento que se inventó Nonell incluía técnicas tradicionales como el carboncillo, el pastel, la vaporización de tintas y un acabado final con resinas.