La exposición más ambiciosa del maestro barroco Frans Hals
La National Gallery de Londres organiza una muestra sobre el pintor neerlandés
LondresAl maestro barroco Frans Hals (1582/1583 - 1666) lo situaron al mismo nivel que Rembrandt y Velázquez. En el siglo XIX compartió descubridor con Vermeer, y su estilo fascinó a los realistas y los impresionistas. De sus retratos, Van Gogh dijo que eran tan buenos como el Paraíso de Dante, las obras de Miguel Ángel y Rafael y el arte griego. "Los cuadros de Frans Hals son una experiencia visual. Es como encontrarte por la calle con alguien que no conocías", afirma Bart Cornelis, conservador de la National Gallery de Londres y comisario de la gran exposición que este museo dedica a Hals del 30 de septiembre al 24 de enero. Es la muestra más ambiciosa del artista en más de treinta años.
"Lo que hace que Hals sea interesante es lo que le distingue de los demás pintores", dice el director de la National Gallery, Gabriele Finaldi. "Hals no es Rembrandt ni Vermeer, sino que da un aspecto diferente a la pintura del siglo XVII, la libertad de expresión y la pincelada suelta. Su obra atraviesa los siglos y sus personajes y sus historias nos hablan hoy con mucha claridad y de una forma muy directa", añade Finaldi, que cree que Hals tuvo conocimiento de la obra de Velázquez, por cómo utilizó los distintos tonos de negro y la "vivacidad" de sus personajes.
Algunas obras de la exposición y los textos que la acompañan hablan de debates feministas, raciales y relacionados con la salud mental muy actuales. El propio Hals tuvo un hijo con una discapacidad psíquica y una hija que fue condenada por conducta inmoral. Ambos estuvieron en el asilo de Haarlem (Países Bajos), del que se puede ver el retrato de los regentes. Hals también retrató a las regentes del asilo, y para el filósofo Michel Foucault, este otro retrato, que no está expuesto en Londres, era "la expresión de la racionalización de nuestra sociedad que segrega la locura". Asimismo, la expresión de Mujer joven (La bohemia) –también conocida como La gitana– eraconsiderada poco decorosa para el siglo XVII. Los expertos creen que ese retrato estaba en un burdel y que puede representar a una prostituta.
El hecho de que el protagonista de El alegre bebedor lleve la cara maquillada de un color más oscuro ha hecho que en la cartela se explique críticamente que en el siglo XVII la negritud y la necedad estaban asociadas. Y sobre el niño negro que aparece en el retrato Grupo familiar en un paisaje, propiedad del Museo Thyssen de Madrid, el museo explica que la servidumbre forzada estaba prohibida en los Países Bajos, pero que el chico podría haber llegado a Europa porque la República Holandesa estuvo involucrada en el comercio de esclavos. También se detalla que, en vez de unos rasgos genéricos, Hals lo representó con su propia "dignidad y humanidad". Y todavía hay un retrato que fusiona un arquetipo y un personaje real, Malle Babbe: corresponde a una mujer real, conocida, según el título, como Bárbara la Loca.
La muestra, que tiene el patrocinio del Credit Suisse, incluye unas cincuenta obras de las más de 220 que Hals pintó, representativas de cómo inmortalizó a todas las capas de la sociedad de su entorno, desde los poderosos y los mercaderes hasta los hijos de los pescadores y los más desfavorecidos. Entre ellos hay algunos hitos imperdibles como El hombre que ríe, el retrato de un caballero anónimo que sale por primera vez y excepcionalmente de otro museo londinense, la Wallace Collection. "No sabemos quién es, pero no es necesario para apreciar más el cuadro porque es tan directo", dice el comisario. Asimismo, el Museo Frans Hals de Haarlem ha cedido por primera vez un retrato de grupo excepcional, Banquete de los oficiales de la Guardia de San Jorge. "Nadie antes que Hals había logrado dar tanta vida y tanto dinamismo a los retratos de grupo", subraya Cornelis.
Curiosamente, al otro lado de la sala se encuentra el retrato del personaje principal del grupo, Michiel de Wael, y otro de su esposa, Cunera van Baersdorp, reunidos expresamente para la exposición. En la misma sala hay otro retrato de grupo, Milicia del Distrito XI bajo el mando del capitán Reynier Reael, conocido como La Magra Compañía, que esconde una historia curiosa: Hals se negó a regresar a Amsterdam argumentando que tenía mucho trabajo y la asociación encargó a otro pintor, Pieter Codde, que terminara la parte izquierda. "Hals no era un pintor barato, y los retratos de grupo se cobraban por cabezas", apunta Cornelis.
Un gran pintor desde el primer momento
Frans Hals era de origen flamenco y emigró con su familia a Haarlem cuando era un niño, después de la caída de Amberes en 1585 en manos de los tercios españoles. A menudo se ha dicho de él que fue un alcohólico, afirmación que parece tener poco fundamento. "No se puede ser un borracho y pintar de esta forma", dice Finaldi. Como puede verse en la primera sala, donde se impone el Retrato de Catharina Hooft con su nodriza, fue un pintor con personalidad desde el primer momento. "Enseguida se concentró en la caracterización de los personajes", dice Cornelis. Hals pintó alla prima, es decir, directamente sobre la tela, superponiendo pinceladas de aceite fresco. Los retratos los hacía rápidamente en una sola sesión. Ninguno de sus discípulos siguió su técnica. Aunque el retrato era un género considerado menor con respecto a la pintura religiosa y mitológica, él lo llevó a otra dimensión.
Sin embargo, Hals acabó en la indigencia. "En cuanto al oficio, a Hals se le puede comparar con Velázquez. Pero Hals es un pintor no tan psicológico, sino más de la presencia de los personajes y la vivacidad; no representó la profunda espiritualidad de las personas", concluye Finale. Después de la National Gallery de Londres, la exposición podrá verse en el Rijksmuseum de Ámsterdam y la Gemäldegalerie de Berlín.