Arte

Jordi Colomer en el Macba: ¡la imaginación al poder!

El museo abre 'Fachada Foto Fiesta Futuro Fideus', la exposición más ambiciosa del artista con más de 50 trabajos desde finales de los 80

Jordi Colomer con su obra 'No? ¡Future!' en el Macba
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BarcelonaEl artista Jordi Colomer (Barcelona, ​​1962) vivió durante muchos años muy cerca del Macba. Le parecía un lugar familiar, y desde el balcón de casa podía ser testigo privilegiado de celebraciones que acontecen en la plaza dels Àngels, como las victorias del Barça o los aniversarios de la independencia de Filipinas. También veía el edificio de Richard Meier, que consideraba "un ovni" y le generaba "rechazo", porque su arquitectura le parece "antipática". "El edificio estaba pasado de moda incluso cuando lo construyeron", advierte Jordi Colomer con motivo de la gran exposición que el propio Macba le dedica a partir de este jueves, Jordi Colomer. Fachada Foto Fiesta Futuro Fideos, la más ambiciosa de su trayectoria.

A lo largo de los años el Macba ha cambiado, y en vez de la rigidez que se puede atribuir al edificio, en el corazón de la institución, la directora del museo, Elvira Dyangani Ose, y sus equipos, han demostrado que tienen “mucha cintura” para adaptarse a los “proyectos vivos” de Colomer y convertirlos en una exposición, como dice el comisario, el profesor Martí Peran. Así que este miércoles por la tarde se ha podido ver, dentro del museo y en la plaza, un baile, a ritmo de gralla, con los dos gigantes del Raval que Colomer ha creado con los niños del Casal dels Infants del Raval.

“La dimensión escénica de Jordi Colomer se apodera del Macba”, afirma Elvira Dyangani Ose. “Cuando hablamos de lo escénico, hablamos de una acepción muy generosa de la condición escénica, que podemos llegar a resumir como aquella en la que la potencia de imaginación, en vez de canalizarse para generar espacios de fantasía y receso, se proyecta sobre el espacio real, el tiempo real y genera evento real”, dice Peran. Y esto ya se encuentra en las esculturas hechas con materiales intervenidos de la primera etapa de Colomer, y más adelante sale a la calle de ciudades de todo el mundo con unos desfiles que recuerdan el poder catártico del carnaval y unas manifestaciones en las que se mezclan la reivindicación y la fiesta. Muy a menudo en sitios periféricos y con materiales precarios, todos ellos versátiles y llenos de posibilidades. Colomer se cuela por las grietas de las dinámicas arrolladoras que marcan las ciudades para devolverlas a la gente, creando "unas utopías posibles" que se pueden cumplir durante un tiempo determinado.

"En contraste de la política ordinaria, la obra de Jordi permite pensar una experiencia política extraordinaria que dispone de instrumentos para poder desarrollarse que no son otros que poner en acto la potencia de la imaginación –explica Peran–. Todo esto Jordi lo hace jugando libremente con palabras y las imágenes, con las vicisitudes de los diferentes territorios, conjugando libremente el pasado, el presente y el futuro, y todo esto tiene una dimensión política, porque nos permite otras formas de estar juntos , otras formas de ocupar territorios, de producir experiencia colectiva...". Pero también advierte que Colomer no hace un arte explícitamente político.

Una muestra de esto es Módeno puesto, un desfile en la ciudad italiana en la que todo el mundo podía participar siempre que interpretara o representara la muerte, con el objetivo de visibilizar la muerte de una manera más humana y celebrativa que la frialdad de las cifras de muertes que llegaban durante la pandemia de la cóvido. “Los políticos deberían aprender mucho del teatro. Se quedan muy cortos, deberían escenificar mucho más todo lo que son los anhelos, los conflictos”, dice Colomer.

Más de 50 trabajos desde finales de los años 80

La semilla de la exposición se remonta a la etapa de Ferran Barenblit al frente del Macba, y se dio la coincidencia de que Dyangani Ose también le tenía en cartera cuando llegó al museo. Después de que centros importantes de todo el mundo hayan dedicado grandes exposiciones a Colomer, como el Museo Reina Sofía y el Jeu de Paume de París, es un gran acierto que su exposición más potente la haya organizado el Macba, aunque éste el miércoles el artista bromeaba que quería que le dedicaran una antológica cuando estuviera muerto.

Jordi Colomer. Fachada Foto Fiesta Futuro Fideos, que puede visitarse hasta el 24 de septiembre, incluye más de una cincuentena de trabajos desde finales de los años 80, tres de las cuales son de nueva producción. Entre ellas hay tan emblemáticas como el coche coronado con un letrero confuso que pregunta y al mismo tiempo responde ¿No? ¡Future!, que se pudo ver en la Manifiesta de San Petersburgo y en El Havre. Y otros como Anarchitekton, con los estandartes con maquetas de edificios famosos como la antigua Torre Agbar, y la videoinstalación Prohibido cantar, en la que trasladó la Mahagonny de Bertolt Brecht en los terrenos de los Monegros donde debía levantarse EuroVegas.

El recorrido de la exposición no está organizado cronológicamente, sino que las obras están puestas como “un conjunto ambiental”. Así que el público puede decidir por dónde entra y por dónde sale de la sala y cómo se aproxima a cada uno de los trabajos. “La mejor forma de ver esta exposición es con un poco de confusión, y perdiéndose. Es como una ciudad en pequeño, con sus plazas, sus callejuelas”, dice Colomer. Y, fuera del Macba, la muestra tiene continuidad en el espacio artístico que el artista y la productora y agitadora cultural Carolina Olivares tienen en Hospitalet, La Infinita.

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