Libros

"Los bibliotecarios nos hemos implicado en la guerra, luchamos contra la propaganda rusa"

Las bibliotecas se han convertido en refugios donde se puede dormir y recibir ayuda psicológica

Nadie se escapa de una guerra, ni siquiera los libros y las bibliotecas. En Ucrania, que antes de la invasión rusa contaba con una extensa red de 35.000 bibliotecas públicas, los reinos de los libros se han convertido en un cobijo donde se puede dormir y comer, pero también en un espacio donde se puede recibir ayuda psicológica o hacer terapia escuchando cuentos. Aun así, no son espacios neutrales. "La Asociación Ucraniana de Bibliotecarios siempre ha defendido la libertad de pensamiento. Naturalmente, las bibliotecas son un lugar de pluralidad, donde se puede debatir y argumentar, y encontrar acuerdos. Todo esto está muy bien en tiempo de paz, pero cuando se impone la ley marcial todas las instituciones tienen que proteger los intereses nacionales. Por lo tanto, ahora no tenemos tiempo para debatir, porque lo que es importante es hacer llegar la información oficial a todas las comunidades, colaborar con las ONG y con la ciudadanía, y servir de plataforma para diferentes acciones e iniciativas", explica Yaroslava Sowinska, la directora ejecutiva de la Asociación de Bibliotecarios de Ucrania, que responde por correo electrónico a esta entrevista. "Al final he podido encontrar un momento entre los avisos de bombardeos", explica desde Kiev.

La lucha no solo se hace con armas, afirman los bibliotecarios, sino también con información. Desde la invasión rusa, el ministerio de la Transformación Digital ha creado "Las Fuerzas de Internet de Ucrania". "Todo el mundo defiende a Ucrania como puede, también luchando en las redes sociales. Los bibliotecarios nos hemos implicado activamente y coordinamos la lucha contra la propaganda rusa explicando la verdad a los líderes mundiales y a las audiencias en las redes", detalla Sowinska. No es la primera experiencia. En 2014, cuando Rusia ocupó Crimea, las bibliotecas lanzaron una campaña, Filtro, que tenía como objetivo educar para hacer frente a la manipulación informativa.

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Libros, juegos y grupos de lectura

En ciertos aspectos las bibliotecas continúan siendo islas de paz: "Tienen que continuar siendo lugares que ofrezcan un refugio seguro, un espacio de libertad donde todo el mundo pueda acceder libremente a la información, en internet, donde poder recibir asistencia psicológica y ayuda para resolver los problemas diarios", explica la portavoz de los bibliotecarios. Ahora mucha gente viene a dormir, a comer... Algunos leen y otros, con hilo y aguja, preparan ropa para los soldados. También están sirviendo de almacén para las fuerzas militares. Mientras afuera caen las bombas, intentan no abandonar lo que eran antes del estallido del conflicto: "Como en tiempo de paz, continuamos ofreciendo libros, juegos, grupos de lectura, exhibiciones virtuales, juegos en línea y muchas conversaciones y cuentos que quieren quitarles el miedo a los niños y a los adultos", detalla Sowinska.

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Los bibliotecarios temen que su patrimonio sea destruido. "Los invasores rusos quieren destruir Ucrania, su historia, su patrimonio... Y por eso pedimos a la comunidad internacional que nos ayuden a protegerlo", explica Sowinska, que es crítica con instituciones internacionales como la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias. "Lamentamos su falta de respuestas. Estamos convencidos de que esta política de no interferencia no corresponde a la ética de los bibliotecarios, que tienen que hacer lo imposible para que la información objetiva llegue a todo el mundo".