Cine

"Estoy cansado de ver cine LGTBI donde el conflicto es el descubrimiento de la homosexualidad"

Jaume Claret Muxart estrena su 'opera prima' 'Extrany riu', una magnética 'road movie' fluvial

Jan Monter en 'Extraño río'
21/10/2025
4 min

BarcelonaCuando tenía dos años, un día que sus padres estaban en Londres y la abuela le cuidaba, Jaume Claret Muxart (Sant Cugat, 1998) se electrocutó removiendo un enchufe. "Me atravesó la luz –explica el cineasta–. Y es la primera imagen que recuerdo, un círculo como de dibujos animados. Tiene cierta gracia porque he terminado haciendo cine, que es el arte de la luz". Sea o no por aquella punzada eléctrica original, en el cine de Claret Muxart hay inquietud y temblor, pero sobre todo una intensidad plástica que se aprecia en las imágenes rodadas en 16 mm deExtraño río, elopera prima que este joven director (26 años) estrena el viernes.

Estrenada en la sección Orizzonti de la Muestra de Venecia y presentada en el último Festival de San Sebastián, donde Claret Muxart estudió cine en Zine Eskola Elías Querejeta, la película nace de las observaciones del director durante los viajes que hacía con la familia siguiendo en bicicleta el curso de río. Él, sin embargo, insiste en desmarcarse del género autobiográfico. "El punto de partida son experiencias personales, pero a partir de ahí entra la imaginación –explica–. Para mí el cine es la oportunidad de hacer posible lo que no ocurrió, pero que podría haber pasado. Recuerdo andar en bicicleta con mi familia y pensar: «¿Y si me encontrara a una persona en el río?» A partir de esa idea he querido explorar un personaje algo fantasmagórico. En realidad, lo que imaginas puede ser tan real como el que vives".

Jaume Claret Muxart en Vil·la Urània, en Barcelona.

Extraño río acompaña a una familia catalana en sus vacaciones por Alemania, donde Danubio les guía por los bosques de una Selva Negra que contempla indiferente el despertar de la sexualidad del hijo mayor, Dídac (Jan Monter). Quién sabe si serán las "últimas vacaciones" en familia, sea porque a los 16 años empieza a anhelar un espacio propio o por las rendijas que se van abriendo en la relación de sus padres (Nausicaa Bonnín y Jordi Oriol). En la cabeza le hierve la frustración de una atracción no correspondida por otro chico y una pulsión erótica indefinida. Sin embargo, la conversación con un padre comprensivo aunque necesidad de actualización ("Papá, no me gustan los chicos; me gusta Gerard", tiene que contarle el hijo) deja claro que no se trata del coming of age gay que nos vemos a venir. "Estoy cansado de ver películas LGTBI en las que el conflicto y el trauma son el descubrimiento de la homosexualidad, y en el que unos padres no conviven bien con eso, pero al final acaban reconciliándose con ella –dice el director–. Yo quería hacer una película en la que esto ya se hubiera superado, que fuera algo más pansexual".

El James Dean catalán

Para encarnar a este personaje a medio camino entre la infancia y la madurez, Extraño río cuenta con la mirada vulnerable ya la vez magnética del debutante Jan Monter, que transmite la incandescencia y vulnerabilidad de la adolescencia con su ademán ambiguo. "Tiene una presencia de cine atemporal que me recuerda a James Dean; con este cuerpo encorvado está justo en este momento de transición vital", dice Claret Muxart, que vio a más de 800 chicos durante cerca de cuatro meses de castings. Monter fue más o menos el número 600. "Cuando apareció y se sentó en la silla, fue como: ¡uau! Nos cambió la cara", recuerda.

En la importancia que Claret Muxart da a los cuerpos y el movimiento, la huida de la narrativa clásica y la adopción militante del celuloide de 16 mm, hay pistas suficientes para ver a un cineasta más a contracorriente del nuevo cine catalán de lo que podría parecer a primera vista. En este sentido, él reconoce que quería hacer "una película muy expresiva, casi expresionista en los cortes, ritmos y colores" y escapar del naturalismo. "El realismo sí me interesa, al menos el realismo poético, que tiene que ver con encontrar la verdad cinematográfica –reflexiona–. Pero tenía muy claro que no quería perpetuar el naturalismo del cine catalán actual. De hecho, cineastas referentes de ese naturalismo como Mar Coll o Carla Simón también se están abriendo hacia la poesía en las suyas".

Francesco Wenz y Jan Monter en 'Extraño río'.

El interés por el expresionismo de la imagen conecta al director con sus abuelos maternos, que eran pintores. De pequeño, de hecho, pasó muchas horas en el estudio de su abuelo, Jaume Muxart, viéndole pintar. "Me transmitió muchas cosas increíbles sobre el arte, pero también sus peligros –explica–. Él fue de la generación de Tàpies y vivió en París, pero no supo vender su obra y no tuvo a nadie que le acompañara en este proceso". Si la familia es una de las escuelas artísticas del director (su padre es arquitecto, como el deExtraño río), las otras dos son la Zine Eskola Elías Querejeta y el proyecto educativo Cine en Curso, donde llegó después de quedarse fuera de la carrera de comunicación audiovisual de la Pompeu Fabra por media décima y dedicarse a hacer cortos con amigos, ir a festivales ya la Filmoteca, donde conoció a Núria Aidelman y Laia Colell, fundadoras de Cine en Curso. "Me acogieron y fue mi salvación –dice–. Primero fui joven programador, después coordiné el programa de jóvenes programadores y desde hace unos años soy uno de los cineastas de Cine en Curso, en escuelas de Puigverd y del barrio de Sant Andreu".

Trailer de 'Extraño río'
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