Las cosas pasan sin motivo y no hace falta preocuparse en exceso

El realizador surcoreano Hong Sang-soo, autor de joyas como La novelista y su película, sigue siendo el más productivo maestro del cine actual con sus películas de logística y narrativa mínima. Nuestro día trata de dos artistas consagrados: un poeta veterano y una actriz de mediana edad reciben a cada uno un aspirante a artista que les pide consejo. Las preguntas de los visitantes les obligan a afrontar sus respectivos dilemas vitales. Ella piensa en dejar la actuación; él está abatido por un problema cardíaco que le empuja a dejar el tabaco y el alcohol.

Las obras de Hong, como las del fallecido Éric Rohmer (Pauline en la playa), se centran en conversaciones sobre la vida, las artes y el amor. Las charlatanes criaturas de Rohmer sufrían con intensidad, mientras que los personajes de Hong parecen tomarse los problemas cada vez con más filosofía (a menos que afecten a sus gatos). Esta vez, el autor parece poco proclive a mostrar picos de dramatismo o momentos muy significativos. Quizás debemos entender unas palabras del poeta como un resumen: las cosas pasan sin motivo y no hace falta prepararse o preocuparse en exceso. En cualquier caso, Nuestro día no es un equivalente fílmico de la música ambiente más estática: podemos encontrar pequeñas evoluciones a lo largo de la película y algunos hilos de tramas posibles (pero que nunca continuarán, porque esto no es una película de Marvel).

El día 17 de julio se estrenará otro filme de Hong: In water, una miniatura de una hora sobre un joven que convoca a dos amigos para filmar un cortometraje. Las imágenes suelen estar desenfocadas, dicen, por reflejar el bloqueo creativo del protagonista. Asumiendo esta característica, el resultado es esbelto y gratificante: una calmosa sucesión de momentos a la espera de una idea, de un descubrimiento. Hasta que surge, esta vez sí, un relámpago de emotividad (contenida).

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