El nuevo filme de acción de Netflix vacía el cargador
Gareth Evans despliega en 'Estragos' una coreografía de plomo, sangre y huesos rotos tan improbable como vertiginosa
- Dirección y guión: Gareth Evans
- 105 minutos
- Estados Unidos y Reino Unido (2025)
- Con Tom Hardy, Jessie Mei Li y Justin Cornwell
Gareth Evans es uno de los cineastas occidentales que mejor han entendido los códigos del cine asiático de acción. No en vano, el galés trabajó sobre el terreno, instalándose en Indonesia para realizar documentales sobre artes marciales y crear odas al genio estomacador de Iko Uwais en Merantau y las dos partes de The raid, convertidas en ultraviolento éxito global. Después de crear la serie Gangs of London, Evans vuelve a las coordenadas donde se forjó con Estragos, producción de Netflix que ha recorrido un camino tortuoso de cuatro años hasta llegar a las pantallas.
Quizás intoxicado por las narrativas seriales que lo han ocupado en los últimos tiempos, Evans parece haber planteado Estragos como el capítulo final de un relato de largo recorrido, donde todos los personajes cargan mochilas pesadas (empezando por el antihéroe que encarna Tom Hardy, un policía que se afana por la redención de sus pecados), las relaciones están ya establecidas y la inminencia del desenlace impone una sensación de clímax permanente. En la práctica, esto erradica los tiempos muertos de una peripecia neonoir en la que una venta de droga que termina en masacre detona una guerra que implica a un grupo de bergantes, las tríadas de la mafia china, agentes de la ley corruptos (y alguno noble) y un magnate inmobiliario. cuerpo a cuerpo con el ballet de balas patentado a finales de la década de los ochenta por cineastas como John Woo, desplegando una coreografía de plomo, sangre y huesos rotos tan improbable y vertiginosa que en más de una ocasión lleva a rebobinar el metraje para verificar lo que hemos visto en este 's'. hábitat natural de esta descarga de adrenalina fílmica.