El peligro mortal de no querer quedar mal con los demás
James McAvoy protagoniza 'No hables con extraños', un 'remake' anglosajón de la sensación de Sitges 'Speak no evil'
'No hables con extraños'
- Dirección: James Watkins. Guión: James Watkins a partir de la historia de Christian Tafdrup y Mads Tafdrup
- 110 minutos
- Estados Unidos (2024)
- Con James McAvoy, Mackenzie Davis y Scoot McNairy
En 2022, uno thriller danés negrísimo dividió al público del Festival de Sitges como pocas películas lo han hecho en los últimos años. En Speak no evil, de Christian Tafdrup, una familia danesa entabla amistad con una neerlandesa durante unas vacaciones en la Toscana y, poco después, acepta la oferta de pasar un fin de semana con ellos en los Países Bajos. El encuentro entre las dos familias (hijos incluidos) se plantea en clave de comedia de costumbres corrosiva: el matrimonio danés, que no atraviesa un buen momento, se siente inicialmente atraído por la franqueza y la espontaneidad de sus nuevos amigos, pero la simpatía se transforma en incomodidad y la incomodidad en angustia a medida que Tafdrup introduce –no muy sutilmente– elementos inquietantes para abrir rendijas de sospecha y oscuridad en el talante bondadoso de los neerlandeses.
Dos años ha tardado sólo en hacerse el remake anglosajón del filme danés: No hables con extraños la dirige el británico James Watkins, que también causó sensación en Sitges con la terrorífica Eden lake (2008). En la nueva versión de Speak no evil, la pareja danesa es ahora estadounidense (Mackenzie Davis y Scoot McNairy, colegas en la crónica de los inicios de la industria informática de la serie Halt and catch fire) y la otra pareja es inglesa, un pequeño cambio que acentúa la lectura de la historia como parábola sobre la falta de carácter de las sociedades progresistas, incapaces de frenar el avance de la extrema derecha. Salvo este detalle, las primeras tres cuartas partes del filme siguen punto por punto el hábil guión original, que multiplica su eficacia y tensión gracias a la competente dirección de Watkins y, sobre todo, a la interpretación explosiva y carismática de James McAvoy , que emana una masculinidad asilvestrada –o directamente tóxica– que fascina al personaje de McNairy, emasculado por la pérdida del trabajo y una infidelidad de la mujer.
El aspecto más insidioso del filme es el papel que juegan las convenciones sociales en todo ello, o como el carácter civilizado y el miedo a quedar mal del matrimonio estadounidense les arrastra a una espiral de situaciones cada vez más perturbadora. Pero esa sátira despiadada, que en el filme original culminaba en una explosión de crueldad y oscuridad, en este nuevo remake tiene un desenlace absolutamente distinto, un giro de 180 grados que resignifica toda la historia. En lugar de conectar con la tradición británica del folk horror, como se apunta en varios momentos, No hables con extraños renuncia a explorar la naturaleza del mal y se limita a cerrar el cuento moral con un refrito de recursos del cine de terror más previsible. Cambiar el final que muchos espectadores de No speak evil odiaron profundamente no hace que la película de Watkins sea mejor. Por el contrario, deja un regusto de oportunidad perdida y delimita claramente las líneas rojas de Blumhouse, la mayor productora de cine de terror de los últimos años.