Una película 'feel good' a ritmo de gaitas y panderetas

Las fábula que dan nombre al último film de Daniel Sánchez Arévalo no son cuentos fantasiosos contados a la orilla del fuego, sino formaciones de música tradicional arraigadas en la región de Pontevedra, que participan en competiciones que pueden derivar en coreografías espectaculares que miran más allá del folclore. Así lo descubrió el director deAzuloscurocasinegro al ver la grabación de un grupo que atacaba con gaitas, panderetas y timbales el Thunderstruck de AC/DC. Ésta fue la chispa que inspiró Rondallas, comedia dramática donde la música es la argamasa que vuelve a unir a un pueblo tocado por la tragedia del naufragio de un barco pesquero.

Javier Gutiérrez es el encargado de levantar los ánimos para que sus vecinos desmoralizados vuelvan a tomar los instrumentos, aunque Sánchez Arévalo comprende que el sentimiento de comunidad necesita una coral, y no duda en desplazar el foco para dar relieve y carisma al resto del reparto. Sin embargo, lástima que la idiosincrasia de los espacios y personajes es contemplada desde un cierto tipismo, recreándose en la sonoridad del acento gallego sin siquiera plantearse que los protagonistas puedan expresarse en su lengua. En cualquier caso, hay que reconocerle a la película el mérito de convertir en materia de intriga dramática la elección de la canción que el grupo debe interpretar en su regreso triunfal… y que acaba sonando tan catártica como cuando era coreada en el Camp Nou durante los años en los que Guardiola se sentaba en el banquillo.