Una precuela romántica sobre los orígenes del dictador de 'Los juegos del hambre'
'Balada de pájaros cantores y serpientes' plantea si se puede prosperar en un sistema injusto sin ser un sociópata
'Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes'
Dirección: Francis Lawrence
Guion: Michael Arndt y Michael Lesslie, a partir de la novela de Suzanne Collins
157 minutos. Estados Unidos (2023)
Con Tom Blyth, Rachel Zegler, Josh Andrés Rivera, Viola Davis y Peter Dinklage
La franquicia Los juegos del hambre se expande con una precuela sobre los orígenes del dictador que reinaba en los filmes originales. El temible Coriolanus Snow es aquí un joven, hijo de una familia plutócrata en quiebra, que puede rehabilitarse económicamente si se implica en el cruel espectáculo de los Juegos del Hambre. Entre dilemas éticos en contextos distópicos, entre advertencias sobre las políticas de la venganza convertidas en espectáculo, emerge una trama romántica salpicada de las entrañables inseguridades y timideces del amor juvenil. Y brotan las canciones de folk-pop en escenarios hipster futuristas de regreso a la naturaleza.
Parece que los responsables de la saga han intentado que el nuevo filme fuera (o pareciera) más maduro. El respeto a las convenciones previas imposibilita que lo logren, pero el monumental resultado puede alcanzar una especie de épica íntima, con ecos shakespearianos, para el público adolescente más entregado. Hay sentimientos desquiciantes y política pop. Y también hay enfrentamientos letales al estilo de Battle royale, porque este tipo de drama moral sobre un viaje interior anunciado también incluye acción. La coprotagonista femenina afirma que las personas pueden ser buenas, sí, pero el núcleo de la propuesta es la conversión de Snow en un supermalvado. Quizás una parte de la audiencia resignificará esta crítica como un embrutecimiento y preferirá admirar a este arribista que hace lo que hace falta para conseguir sus objetivos.