Cómo hacer un retrato empático del precariado

¿Cuál es el coste humano de la disponibilidad inmediata de bienes de consumo que la tecnología digital nos proporciona? ¿Quién está detrás de los paquetes que cada día inundan los hogares de la sociedad tecnocapitalista en la que vivimos? Sin alzar la voz ni cargar las tintas, la cineasta portuguesa Laura Carreira responde a estas cuestiones trazando un retrato, de un rigor y empatía modélicos, de una de las personas que integran esta nueva clase social que Guy Standing definió como precariado.

Aurora (Joana Santos, austera y conmovedora a partes iguales) es una inmigrante portuguesa en Escocia. Vive en un deprimente piso compartido y trabaja en un almacén enorme, atravesando todos los días sus pasillos con la única compañía del escáner que utiliza para identificar los objetos heterogéneos que otras personas creen que necesitan. Aunque On falling, premiada en San Sebastián, está producida por Ken Loach y comparte con la obra del director un tono humanista y una visión alienadora del trabajo, la propuesta formal de Carreira se sitúa más cercana a los Dardenne. Como ellos, la directora extrae emoción y discurso político a partir de un riguroso naturalismo exento de todo miserabilismo. A Carreira le bastan un par de eventos cotidianos (la rotura de un móvil, una entrevista de trabajo) para mostrar de forma demoledora cómo la violencia económica actúa implacable sobre los cuerpos (debilitados por el aislamiento y la escasez económica y emocional) y las mentes (a punto del colapso) de este nuevo desdichado cada vez más desdichado.