Viaje sensual y tormentoso a Córcega

Planteada como un cuento de verano sensual y tormentoso, Regreso a Córcega perfila un relato apretado de elementos que invitan a la reflexión de alcance social. Khédidja (Aïssatou Diallo Sagna), una mujer de origen africano, es invitada por la familia parisina para la que trabaja en acompañarles durante las vacaciones de verano en Córcega. A los factores raciales, de clase y geográficos –el filme estudia el rechazo de los nativos de la isla a los visitantes en un contexto de explotación urbanística–, se añade un drama familiar e identitario que acabará capitalizando el interés de la directora Catherine Corsini, que perdió a su padre, de origen corso, cuando tenía doce años. Y es que Khédidja llega a Córcega, de donde se marchó hace años en trágicas circunstancias, acompañada de sus dos hijas adolescentes (Esther Gohourou y Suzy Bemba, vista a Pobres criaturas), que se preguntan por sus orígenes familiares mientras luchan contra el desarraigo.

Aunque Regreso a Córcega puede despertar una sensación de déjà-vu por el previsible desarrollo de los dramas maternofilial y fraternal –ambas hermanas, de caracteres opuestos, tienen conflictos permanentes–, Corsini, la autora de La fractura, logra avivar la película gracias a su talento para orquestar situaciones aparentemente caóticas ya su capacidad para revelar las contradicciones de sus personajes sin juzgarlos de forma categórica.