"En los Juegos Olímpicos de París también ocurrieron cosas terribles"

BarcelonaEn el relato que suele acompañar a la celebración de unos Juegos Olímpicos –sobre todo desde las instituciones que los organizan– hay tres elementos que se repiten: esfuerzo, éxito y transformación. Como si las ciudades que albergan el evento, al igual que los atletas, tuvieran que experimentar un arco dramático de superación, una carrera épica en la que no parece haber espacio para el error ni el fracaso. En este contexto de grandes expectativas y triunfos transcurre la pequeña historia de Blandine, la discreta protagonista del filme Este verano en París, que viaja sola desde Normandía al París excitado y bullicioso de los últimos Juegos Olímpicos para ver la competición de natación y reencontrarse con su hermana Julie, a la que lleva diez años sin ver. Pero las cosas no salen como ella se espera: primero se queda a las puertas de la piscina olímpica por no tener dónde dejar la mochila, y el día que cumple 30 años la expulsan de un albergue juvenil por superar la edad límite; además, a pesar del interés de Blandine por reconectar con su hermana, ella parece más interesada en rehacer su vida sexual y sentimental, desquiciada por un divorcio reciente, que en revivir antiguos lazos familiares.

Este verano en París, que se estrena este viernes avalada por su triunfo en el Festival Cinema Jove, es la delicada y sensible opera prima de Valentine Cadic, joven actriz y directora francesa que da continuidad a la tradición naturalista de Éric Rohmer en el cine francés con una película luminosa como una mañana de verano. "La historia nace de una propuesta de mi productor: rodar una película en París durante la celebración de los Juegos Olímpicos", explica Cadic, que pasó dos años documentándose sobre lo que supone el evento para una ciudad. "Pero la película no va sobre los Juegos Olímpicos sino su impacto sobre la gente -matiza-. Yo quería hablar sobre la soledad de un personaje, y me parecía interesante ponerlo en un contexto que la gente suele vivir acompañado de sus amigos y familiares".

Soledad agridulce en una ciudad hostil

Efectivamente, Blandine pasa muchos ratos de soledad durante su viaje. A través de sus ojos vemos un París engalanado y deseoso de agradar, pero que también puede resultar frío y hostil si no tienes dinero ni amigos. "Cuando estás solo cualquier ciudad puede ser violenta, no importa lo bonita que sea -señala Cadic, que creció en las afueras de París-. Y es muy fácil sentirse solo en medio de un evento como los Juegos Olímpicos, sobre todo cuando estás un poco perdido en la vida, como Blandine. Pero esa soledad acaba siendo determinante para que se acabe".

La fragilidad vital de Blandine contrasta con el paisaje eufórico de los Juegos Olímpicos y esboza un discurso que el filme completa con apuntes sobre la limpieza social que las autoridades francesas hicieron de okupas y movimientos anticapitalistas en la ciudad. Cadic incorpora a la película imágenes reales de actuaciones violentas de la policía contra manifestantes, un lado oscuro de los Juegos presente en segundo plano. "Unas semanas antes de los Juegos metieron a cerca de 20.000 personas en un autobús y las expulsaron de París –explica Cadic–. Así que contactamos con la asociación Le Revers de la Médaille y nos enviaron vídeos de lo ocurrido. Es importante mostrar que en los Juegos Olímpicos también sucedieron cosas terribles. Dicho esto, no estamos en contra de los a todo el mundo, empezando por las entradas, que son muy caras".

La importancia de una actriz

Para Cadic era esencial que la protagonista deEste verano en París fuera la actriz Blandine Madec, a la que conoció en el 2016 cuando coincidieron como actrices en un corto y al que fichó después para protagonizar su último corto como directora, Las grandes vacaciones (2022). Con su aspecto corriente, casi vulgar, Madec es un alter ego peculiar, una figura tan cercana y sin afectación que borra la barrera entre realidad y ficción. "Ella es muy buena improvisante y en esta película había que improvisar en muchas escenas, porque trabajamos sobre un evento real, lo que provoca cambios en la historia –explica Cadic–. Además, puede ser muy divertida y dos segundos después cambia de tono y sientes mucha empatía por ella. Es una gran actriz".

El gusto por las historias y personajes corrientes y el talento por mostrar lo extraordinario que hay en la gente normal conectan el cine de Cadic con el de un referente del nuevo naturalismo francés, Guillaume Brac, el autor de ese delicioso cuento de verano llamado En el abordaje. "¡Fue mi profesor en la universidad! –revela Cadic–. Nos enseñó mucho sobre cómo escribir una película e imaginar a unos personajes". Tanto ella como Brac suelen integrar eventos reales y gente de a pie en sus ficciones. "Últimamente, he visto un montón de películas que lo hacen, pero no sé si es un nuevo movimiento que está surgiendo o que no tenemos dinero suficiente para hacer las películas de otra manera. En mi caso se trata de una opción: me gusta mucho cruzar la realidad con la ficción".