La nueva película de Wes Anderson toca las estrellas
Con un reparto repleto de nombres conocidos, 'Asteroid City' recrea la pasión por la astronomía en los Estados Unidos de los años cincuenta
Canes (Francia)Dos años después de presentar La crónica francesa (2021), Wes Anderson vuelve este martes en la competición de Cannes con su undécimo largometraje, Asteroid City, una película que no lleva su estética tanto al paroxismo como la anterior y se decanta por un tono más suave, en consonancia con la gama de cromatismo pastel que domina las imágenes. El título hace referencia a una ciudad imaginaria en los Estados Unidos de los años cincuenta (y, en un juego metanarrativo, al show de televisión que relata la historia) en la que se organiza la Junior Stargazer, una convención astronómica que reúne a una pandilla de jóvenes con sus familias. A pesar de evocar la fascinación por la carrera espacial propia de la época, Asteroid City no llega a viajar al espacio exterior del mismo modo que Life Aquatic (2004) nos sumergía en el océano o FantasticMr. Fox (2009) bajo tierra. Rodada en las afueras de la localidad madrileña de Chinchón, la nueva película de Anderson se acerca sobre todo a Moonrise kingdom (2012) por el protagonismo que otorga a un grupo de adolescentes con altas capacidades y a sus familias.
La trama principal del film sigue la atracción que surge entre el fotógrafo de guerra a quien da vida Jason Schwartzmann y la actriz famosa que encarna Scarlett Johansson, así como la de sus respectivos hijos. La relación entre los dos adultos se muestra a través de una de las grandes ideas de puesta en escena de la película. Como conviven en cabañas contiguas, se comunican a través de las ventanas, y así aparecen encuadrados como si estuvieran dentro de una fotografía. La aparición de un alienígena trastoca los acontecimientos, y Anderson convierte a los jóvenes en la resistencia ante el autoritarismo desplegado por el gobierno norteamericano ante la posible presencia de extraterrestres.
Anderson se acompaña de un reparto repleto de más estrellas que un film de catástrofes de los años setenta. Entre las ausencias de sus habituales, Bill Murray. Y destacan como nuevas incorporaciones Tom Hanks, Maya Hawke, Steve Carrell y Margot Robbie. El director se toma el lujo de contar con figuras de primera fila que a veces solo aparecen pocos minutos, hasta el punto de que Hanks o Robbie resultan desaprovechados.
La secta de la alimentación consciente
Sátira sobre la nueva moda de la nutrición saludable, Jessica Hausner aplica a ClubZero, también en competición, aquella mirada quirúrgica típica de cierto cine austríaco que contribuye a leer entre líneas el autoritarismo latente en un contexto concreto. Aquí nos situamos en un instituto de élite dentro de un edificio de inflexibles líneas racionalistas y con todos los alumnos uniformados. La directora convierte la alimentación consciente en la nueva pseudofilosofía que, de la mano de una maestra con la capacidad de manipulación de la líder de una secta, arrastra a los jóvenes protagonistas a comportamientos extremos.
Hausner ya había contemplado desde una perspectiva similar la fe en los milagros a su segundo largometraje, Lourdes (2009). Pero Club Zero resulta en exceso obvia y previsible tanto en la realización como en el tratamiento del tema, y ni siquiera puede presumir de ser tan negramente cómica como otras obras de la cineasta. Estamos frente a uno de aquellos films de autor que han encontrado una fórmula para vender una supuesta radicalidad en el fondo muy digerible.