La película que esperaban muchos adolescentes catalanes
Latifa Drame es una rapera 'freestyle' en 'Ruido', drama musical de la debutante Ingride Santos
BarcelonaA raíz de su cortometraje Beef (2019), que protagonizaba una cantante de trap, la directora Ingride Santos (Barcelona, 1983) entró en contacto con la escena freestyle y quedó totalmente fascinada por la energía y la pureza de esas competiciones de rap en las que jóvenes se enfrentan armados de versos improvisados sobre una base de hip-hop: "Son batallas autogestionadas donde se juntan entre 200 y 300 personas el fin de semana, algo muy efímero que no se puede capitalizar ni grabar". Santos empezó a buscar a una chica para construir a su alrededor su debut en el largometraje y no tardó en descubrir a Latifa Drame (24 años), La Tiniebla para el arte, una de las jóvenes estrellas de aquella escena que quería radiografiar. "Sólo había bajado a un par de batallas y ya tenía 300 personas pendientes de lo que decía y celebrando cada punchline y una recopilación en YouTube con los mejores momentos".
Del encuentro entre Santos y Drame surge el drama musical Ruido, ya en los cines, que parte de las estructuras del cine musical y los dramas deportivos para construir una historia de superación tan deudora del cine de Andrea Arnold como de Rocky,8 millas o Patti Cake$. La protagonista del filme es una chica de Montcada i Reixac que estudia un ciclo profesional mientras sueña con batallas de freestyle a escondidas de la madre, con quien tiene una relación tensa a raíz de la muerte del padre. Tras un intento fallido de participar en una batalla, a regañadientes, contacta con una entrenadora que le ayude a ganar confianza. Cabe decir que, a pesar de decirse igual, la Latifa de Ruido nada tiene que ver con Drame. "Solo ser de Montcada i Reixac, el freestyle y los orígenes en Mali –dice ella–, pero ni he tenido nunca entrenadora ni un conflicto así con mi madre, todo esto es una creación de Ingride”.
"No hay películas para nosotros"
El protagonismo de la música urbana y la naturalidad con la que Drame encarna los sueños y frustraciones de los jóvenes de familias inmigrantes de la periferia barcelonesa hacen de Ruido una película con mucho potencial para conectar con el público joven. De hecho, antes del estreno el filme ya se ha proyectado en institutos con excelentes resultados. "El freestyle interesa mucho a los jóvenes porque es la cultura que ellos consumen –señala Santos–. En el Festival de Gijón, después de la proyección, los estudiantes se pasaron todo el rato rapeando. Y para muchos profesores la película es un caramelo, porque les sirve para hablar con los alumnos sobre rimas y lengua". Por contraste, Ruido pone de manifiesto el desinterés del cine catalán por atraer al público adolescente a las salas. "Yo no recuerdo haber ido al cine a ver una película catalana ni española, sólo americanas", reconoce Drame. "Si lo piensas es triste, porque eso significa que no hay películas para nosotros".
En una de las batallas de gallos un contrincante pincha a Lati con el color de su piel y ella se vuelve haciéndole notar la contradicción de rapear versos racistas sobre un beato del productor dr. Derecho. En la realidad, ella dice que en la comunidad del freestyle no hay racismo: "Lo que ocurre es que hay gente que no tiene capacidad verbal y tira de recursos agresivos. Pero es todo un show, después nos abrazamos. La comunidad del freestyle es espléndida, yo soy una más desde el primer día, y se volcaron con la película".