Cine

¿Una película que pasa la censura es cómplice de un régimen autoritario?

El iraní Saeed Roustaee estrena entre acusaciones de "propaganda" el filme 'Woman and child' en el Festival de Cannes

23/05/2025

Enviado especial al Festival de CannesTras estrenar el pasado martes la película de un director vetado y perseguido en su país como el iraní Jafar Panahi, la competición del Festival de Cannes ha proyectado este jueves otra película iraní, pero con el sello oficial de aprobación estatal, es decir, el visto bueno de la censura. cineastas iraníes independientes calificó de "propaganda" el filme iraní Woman and child, de Saeed Roustaee. Para los denunciantes, que no han visto el filme, realizar una película que pasa la censura de un régimen autoritario implica un grado de complicidad con el gobierno represor.

Tanto eco ha tenido la denuncia que ha tenido que intervenir en defensa de Roustaee otro cineasta iraní, el exiliado Mohamed Rasoulof, que el año pasado huyó de Irán para evitar la cárcel y presentó en Cannes La semilla de la higuera sagrada. "Existe una gran diferencia entre un filme de propaganda de la República Islámica y un filme hecho bajo las restricciones de la censura", recordaba Rasoulof. Y señaló que ejercer presión para impedir la proyección de una película en un festival "va en contra de la libertad de expresión".

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Roustaee, por su parte, ha recordado a través de un comunicado que su película no tiene ninguna ayuda del gobierno iraní. Y si bien es cierto que todas las actrices adultas llevan hiyab al filme, como exige el régimen islámico, el director recuerda que se trata de una historia "sobre una mujer que hace frente a todos los hombres ya una sociedad patriarcal que trata de arrancarle todos sus derechos, incluso el derecho de ser una madre".

Y así es. En Woman and child, una viuda con dos hijos ya punto de casarse en segundas nupcias recibe un doble golpe mortal: su prometido le abandona por su hermana pequeña, y su hijo mayor, que se estaba con el suegro, cae por una ventana y muere. A partir de ese momento, el dolor se mezcla con la rabia y la necesidad de justicia. La mujer carga contra todos: el maestro que expulsó al hijo de la escuela, el suegro que fue negligente y, finalmente, el exnovio, que ha dejado embarazada a la hermana pequeña. Roustaee envuelve la madeja de mala manera hasta el punto de que la cosa adquiere una dimensión folletoonesca.

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Una vez vista, sin embargo, resulta absurdo tacharla de propaganda; por el contrario, la película retrata de forma suficientemente diáfana las contradicciones de una sociedad en la que una viuda debe esconder a la familia de su prometido que tiene hijos o en la que las madres separadas pierden la tutela de sus hijos cuando cumplen siete años. Y si cualquier película que pasa la censura es cómplice del régimen que limita la libertad de expresión, quizá deberíamos empezar a considerar La caza de Carlos Saura como un ejemplo de cine franquista.

Celebración total del cine.

Curiosamente, la otra película de la jornada en competición oficial tiene también sello de aprobación de la censura, pero en este caso de la china. Resurrección, el regreso de Bi Gan tras la aclamada Largo viaje hacia la noche, es un ejercicio impresionante de cine total y ambición artística. En dos horas y media, la película recorre la historia del siglo XX en cinco segmentos muy distintos siempre protagonizados por Jackson Yee en papeles distintos. El resultado es una celebración del cine abrumadora, un torrente de ideas, texturas y emociones estéticas que van del homenaje al cine mudo al estilo de Guy Maddin, en el neonoir estilizado que tan bien domina el director.