Cine

Tiburones cocainómanos, prehistóricos, con seis cabezas... Los escualos infestan el cine

A raíz del estreno de 'Megalodón 2: La fosa' revisamos la historia cinematográfica del devorador marino

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Fotograma de 'Megalodón 2: La fundición'

BarcelonaPara los tiburones del cine, el verano es temporada de caza. Las playas llenas de bañistas son un señuelo irresistible para el devorador marino más temido –inmerecidamente, según los expertos–, que desde el estreno de Tiburón (1975) ha frecuentado la cartelera veraniega. Este viernes llega Megalodón 2: La fundición, secuela del éxito sorpresa del 2018 que vuelve a enfrentar a Jason Statham con tiburones gigantes prehistóricos y otros monstruos marinos, esta vez bajo la inesperada batuta del cineasta de culto Ben Wheatley, el del thriller esotérico Kill list, la comedia homicida Turistas o la adaptación de JG Ballard High-rise. Aprovechamos para recordar las 10 clases de tiburones que han hecho del cine su territorio.

El tiburón por excelencia

El Tiburón de Steven Spielberg es el patrón de oro del cine de tiburones, una extraordinaria película de aventuras y suspense que, además, recaudó una burrada de dinero convirtiéndose en el primer blockbuster veraniego de la historia. Lo copiaron hasta el aburrimiento, empezando por Universal, que produjo tres secuelas: la segunda es bastante decente, y la cuarta, famosa por lo que decía uno de sus actores, Michael Caine: "No he visto la película, pero se ve que es terrible; en cambio, sí he visto la casa que compré con lo que me pagaron, y es magnífica".

Escena de 'Tauró' (1975)

Tiburones de serie B

El éxito de Tiburón vino acompañado de tres secuelas y una legión de subproductos de serie B: El cazador de tiburones, ¡Tintorera!, Orca: la ballena asesina... La mejor fue L'ultimo squalo (1982), del maestro del exploit italiano Enzo G. Castellari, que calca la trama del film de Spielberg y, a pesar de unos efectos modestos, factura una película bastante entretenida y de espíritu festivo y trash. Con un morro que se lo pisaba, el distribuidor José Frade la estrenó en España como Tiburón 3, haciéndola pasar por secuela oficial del film de Spielberg.

'L'ultimo squalo', de Enzo G. Castellari

Tiburones de serie Z

Si Tiburón 3 es el gran exploit de tiburones de serie B, Sharknado (2013) sería su equivalente de serie Z, un despropósito del género tan malo que es bueno sobre un tornado de tiburones que arrasa Los Angeles. El éxito inesperado dio pie a otras cinco entregas y a una fiebre de sharksploitation que se tradujo en docenas de subproductos con conceptos maravillosamente delirantes. Basta con ver los títulos: Megashark vs. Crocosaur, Sharktopus, Attack of the headed shark y las secuelas con tiburones de tres, cinco y seis cabezas –pero no de cuatro. ¿Por qué? Misterios de la serie Z–, Zombie shark y, en la línea del oso cocainómano de Cocaine bear, no podía faltar Cocaine shark.

Póster de 'Cocaine shark'

Tiburones gigantes

Lo último que te esperas de una película sobre tiburones gigantes prehistóricos es que sea una adaptación literaria, pero así es: Megalodón (2018) traslada al cine la novela Meg, de Steve Alten. El protagonista es un especialista en rescates subacuáticos (Statham) enfrentado al gigantesco tiburón descubierto por un grupo de científicos que exploraban una fosa marina. De tan desvergonzada, esta mezcla de Tiburón, Jurassic Park y Fast & Furious acaba resultando simpática.

Trailer de 'Megalodón'

Tiburones basados en hechos reales

La escena más recordada del Tiburón de Spielberg es aquella en la que Quint cuenta a Brody y Hooper que fue uno de los marineros del USS Indianápolis que, tras el naufragio del barco durante la Segunda Guerra Mundial, quedaron a la deriva varios días mientras los tiburones se los iban zampando. Hombres de valor (2016), con Nicolas Cage de protagonista, recrea esa tragedia real.

Monólogo de Robert Shaw en 'Tauró'

Tiburones con sello catalán

Una de las mejores películas de tiburones de la última década tiene director catalán: Jaume Collet-Serra dirige con nervio Infierno azul (2016), un thriller extremo de supervivencia casi con dos únicos personajes: una Blake Lively en busca de olas en una playa solitaria de México y el tiburón asesino que se zampa surfistas como si fueran las aceitunas del vermut. Absorbente, tensa y eficaz.

Trailer de 'Infierno azul'

Tiburones pioneros

Steven Spielberg no había nacido aún cuando Howard Hawks dirigió Pasto de tiburones (1932), un cóctel de aventuras, tensión y melodrama romántico con Edward G. Robinson haciendo de atunero portugués al que los tiburones arrancaron una mano. Las escenas de acción, rodadas con tiburones reales, tienen un extraordinario nervio.

Escena de 'Pasto de tiburones', de Howard Hawks

Tiburones transgénicos

Sólo por atreverse a despachar a uno de los protagonistas durante su típico discurso motivacional, Deep blue sea (1999) ya merece estar en la lista. Fue una de las primeras películas con tiburones digitales e introdujo la idea de los tiburones modificados genéticamente para ser más rápidos e inteligentes (y curar el Alzheimer, ahí es nada). La ambientación en un laboratorio subacuático añade un toque de Alien en la cinta.

Trailer de 'Depp blue sea'

Tiburones minimalistas

Open water (2003) se produjo con menos dinero que un exploit de The Asylum, pero con mucho más ingenio e imaginación. En esta historia de un matrimonio de submarinistas abandonados por error en alta mar, los tiburones apenas aparecen, pero no te los puedes quitar de la cabeza. Rodada con cámaras digitales de la época, la definieron como el The Blair witch project de los tiburones.

Trailer de 'Open water'

Tiburones desubicados

Antes de Sharknado, un filme más serio (no es difícil) ya jugó a trasladar las dinámicas del cine de tiburones a un escenario urbano. La australiana Bait (2012) cierra en los bajos de un supermercado inundado a los supervivientes de un tsunami con un gran tiburón blanco arrastrado por el agua. La diversión y la sangre están garantizadas.

Trailer de 'Bait'
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