Danza

Bailar con las condenadas por brujería

'Biterna' inaugura la 33ª edición del Dansàneu reivindicando a las víctimas de la persecución

Esterri d'ÀneuEn el libro Ordinaciones de los Valles de Àneu, de 1424, Biterna es el nombre del diablo que preside el aplec de brujas. Y Biterna también es el nombre del espectáculo que el sábado inauguró el 33º festival Dansàneu, que este año recuerda los 600 años de este texto jurídico, considerado el primer documento en Europa en condenar un crimen inexistente: la brujería. Un espectáculo en el que voz y danza formaron una simbiosis prácticamente perfecta, que arrastró al público a los momentos de locura colectiva en los que las masas señalaron a alguien y decidieron que merecía morir.

En los siglos XV, XVI y XVII las víctimas de la locura de los vecinos fueron sobre todo mujeres. Como puede vislumbrarse en el espectáculo de la joven compañía de danza del Institut del Teatre, dirigida por Catherine Allard y con coreografía de Aleix Martínez, la persecución de alguien, normalmente lo más vulnerable, no conoce épocas. Ha ocurrido siempre. En el espectáculo hay momentos de gran intensidad, en los que los cuerpos se mueven frenéticamente mientras se entrelazan las voces del Cor Jove Nacional de Catalunya, liderado por Mireia Barrera y con música de Arnau Obiols, con la música mística y popular de los estonios Veljo Tormis y Arvo Pärt. Hay pocos elementos escenográficos, pero cargados de significado: la manzana que se comió Eva, la caja de Pandora, las cuerdas que inmovilizan a las mujeres y, sobre todo, a las horcas.

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Voces y cuerpo de danza son un todo

La horca es una herramienta de trabajo, pero tiene inquietantes connotaciones. Al principio del espectáculo aparece un labrador prácticamente invisible que no deja de labrar. Hay un momento en que la horca araña el suelo y también se convierte en un arma, cuando quien lo agarra es un colectivo enfurecido convencido de que las mujeres tienen el poder de hacer daño. Todo ello con voces que cantan música tradicional catalana, como una melodía popular de la Segarra que habla de labrar. La brujería puede querer decir muchas cosas y el miedo al enemigo interno es ancestral.

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Biterna es un viaje, sobre todo a la locura que lleva a alguien a creer que la culpa de todos sus males es del vecino o, sobre todo, de la vecina. No es fácil que las voces y el cuerpo de la danza sean un todo, pero Biterna lo consigue y una prueba es cómo, al final del espectáculo, corazón y compañía se jalearon mutuamente.