Crítica de danza

La desgarradora ofrenda de Sidi Larbi Cherkaoui en la cultura marroquí

'Ihsane' es el espectáculo más oscuro y duro del coreógrafo belga

'Ishane', de Sidi Larbi Cherkaoui.
14/07/2025
2 min
  • Ballet del Gran Teatro de Ginebra & Eastman
  • Teatro Griego. 11 de julio

Ihsane es una palabra árabe que refleja un ideal espiritual de bondad y altruismo. En árabe las palabras son conceptos vagos, "pensamientos nómadas", nos cuenta una bailarina con traductor al catalán; como lo son las formas sinuosas de su escritura, que se dibuja en las paredes de una escuela coránica donde un maestro hace repetir palabras a los alumnos y al público, seguida de una danza de brazos ondulantes como la caligrafía en una escena hipnótica.

Sidi Larbi Cherkaoui arranca así el viaje emocional de reencuentro con su padre, emigrante marroquí en Bélgica, y con su niñez en Tánger, un díptico que completa el homenaje realizado a la cultura flamenca de su madre en Vlaemsch (chez moi). Cherkaoui nos invita a participar de la comunión que establecen los excelentes bailarines del Ballet del Gran Teatro de Ginebra y de la compañía Eastman, cuatro músicos y dos cantantes que desglosan poemas y canciones tradicionales que versan sobre la pérdida, la identidad y la reconciliación, especialmente en el asombroso paso a dos de reencuentro de padre e hijo. Disfrutamos de un pasado festivo y luminoso entre cortinajes, puertas trabajadas de arabescos, alfombras de dibujos geométricos, teteras plateadas y ornamentos florales con danzas en grupo de movimientos fluidos, delicados, originales y poéticos, que paulatinamente se va oscureciendo hacia un presente cada vez.

La escena de la paliza y asesinato de Ihsane Jarfi, un joven homosexual de origen marroquí muerto en Lieja en el 2012, es impactante y conmovedora, con una coreografía delicada ya la vez brutal que abre la puerta a reflexionar sobre el racismo y el homofó; como brutalmente violenta es la secuencia en la que a un bailarín le cortan la garganta en una alegoría a la matanza del cordero que lo tiñe todo de sangre. Imágenes en vídeo de manos ensangrentadas que derivan hacia la bandera de Palestina ya un mar de sangre en un mundo de guerra y destrucción donde todos los inmigrantes que no han sido tragados por el mar morirán enterrados bajo sus propias alfombras.

Posiblemente, éste es el espectáculo más oscuro y duro de Sidi Larbi, que, con una sensibilidad exquisita, sólo nos redime con una ceremonia funeraria de una belleza impresionante, con mujeres surgidas de cuentos orientales inundando el escenario de lámparas de aceite mientras los bailarines se pasan de aceite de Ihsane, colocado en un enorme cubo de mashrabiya que se eleva hacia el techo y desde donde cae la arena que, como la caligrafía tatuada en el cuerpo de los bailarines, nos hermana a todos.

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