Danza

Dos gigantes de la improvisación para cerrar el Flash de Otoño

William Forsythe y Thomas Hauert presentan un doble programa con la Dresde Frankfurt Dance Company en el Mercat de les Flors

BarcelonaLa primera edición del Flash de Otoño, el festival impulsado por Temporada Alta que lleva piezas de artes escénicas internacionales en Barcelona, ​​pondrá punto y final esta semana con un doble programa de danza de primera línea. El coreógrafo estadounidense William Forsythe y el suizo Thomas Hauert presentan en el Mercat de les Flors Double Bill, de la mano de la Dresde Frankfurt Dance Company, una de las formaciones más prestigiosas de danza de la escena actual. Forsythe ha coreografiado Undertainment, una pieza basada en la libertad escénica, mientras que Hauert ha creado Playing with Sergei, Martha and thethers a partir del Concierto para piano número 3 de Rajmáninov. Ambas obras, construidas a partir de la improvisación y con catorce bailarines en el escenario, se representarán seguidas este jueves, viernes y sábado en Barcelona.

En el caso de Forsythe, que durante muchos años dirigió la Dresde Frankfurt Dance Company, en esta ocasión ha trabajado sobre todo con el objetivo de reconectar una nueva generación de bailarines con su manera de relacionarse con el cuerpo y con los conocimientos que ha aportado a la danza. "Muchos estudiantes de danza no saben de dónde vienen algunos movimientos, o una manera de bailar y estar en el escenario. Hemos trabajado improvisando desde unas bases muy sencillas que ponía Forsythe, hasta que se han convertido en una composición", explica el director artístico de Dresde Frankfurt Dance Company, Ioannis Mandafounis. La creación se mueve a partir de la búsqueda del placer estético y conecta el ballet clásico con las nuevas formas de danza contemporáneas. "El conocimiento base es el origen y la chispa de todo, pero una vez logrado intentamos que los bailarines se olviden y tengan sensaciones diferentes cada vez. Esto se refleja en el escenario", destaca Mandafounis.

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Por su parte, Thomas Hauert ha basado su composición en la música de Rajmáninov. "Es una obra muy compleja, pero a la vez muy accesible. La armonía es intrincada y, a la vez, es fácil de escuchar", define el coreógrafo. A partir de ahí, buscó que los bailarines "se suelten" y "reaccionen" a la música para transmitir, a través del movimiento, las emociones que les genera. "Hemos cogido esta obra magistral y hemos jugado hasta el punto de que los intérpretes conocen a la perfección cada nota de la pieza. En el escenario ya no solo reaccionan, sino que se pueden anticipar. Esto era lo más importante", explica Hauert. Para él, improvisar es volver a la infancia, una etapa "de absoluta libertad en la que gozaba plenamente de la danza". Trabajar de esta forma, añade, "da pie a mucha más complejidad, porque permite alejarse de la mente más analítica y abrirse a la creatividad".